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Sentí el fuerte tirón al rededor de mi garganta y como acto de reflejo lleve ambas manos a soltar la apretada cuerda de mi cuello.

Con desespero agarré la cuerda, hasta que esta quedó más floja al rededor de mi cuello. Entonces respiré con normalidad y algo aliviada sentí como nuevamente volvía a respirar.

Cuando caí de vuelta en la realidad, escuché los comentarios divertidos y las risas descaradas de los idiotas que me molestaban.

Esto me molesto de sobremanera pero nada fue peor que sentir las lágrimas de la impotencia que sentía por no poder hacer nada.

Entonces voltee la mirada molesta hacia uno de los chicos de cabello oscuro y dientes de conejo

- ¿¡Cual es tu maldito problema!?

Sentía la euforia de mi molestia a flor de piel, si estuviera suelta no tendría ningún problema con romperle la nariz.

- Cállate

Qué de perpleja ante su cortante respuesta

¿Que me callara? 

¿Acaso escuche bien?

¿Callarme?

¡Yo le daré la satisfacción de Callarme cuando le haya dicho lo que tengo que decir!

Con toda la fuerza y resistencia que encontré, me detuve en seco abruptamente.

- ¡Me vas a escuchar maldito hijo de puta! ¡No puedes esperar ahorcarme como si fuera un maldito juego y que yo estalle en carcajadas!  ¿¡ACASO ERES IMBÉCIL!? -

Quise continuar con mis gritos, pero el relincho de uno de los caballos me hizo callar. Era el caballo del líder. Ahora se encontraba frente a nosotros y nos miraba con burla.

- Todo estaba bien, hasta que decidieron comenzar a jugar ¿Es que no pueden dejarla en paz al menos para que haga silencio? - Suspiró mientras pasaba una mano por su cara en una clara expresión de frustración. - Dame la cuerda JiMin.

Estaba claro que eso había sido una orden.

Sin rechistar, JiMin arrojó el extremo de la cuerda a la que estaban atadas mis manos. El líder la tomó con seguridad y sin decir nada más, se adelantó y siguió dirigiendo al grupo.

¡Genial! Ahora estaba persiguiendo al caballo del líder, si es que antes estaba pérdida ahora ya solo podía resignarme

A medida que avanzábamos, los demás nos seguían, el chico de porcelana y HoSeok habían dejado de charlar y solo se limitaban a cabalgar.

Podría afirmar que ahora estaba más tranquila, pero la verdad es que no era cierto, sentía la mirada de reojo de Hoseok así como del chico de porcelana.

Por el contrario el líder caminaba sin prestarme mayor atención y al menos no tiraba de mi cuerda, llevaba un paso constante y tranquilo. Lo único que escuchaba además de los animales del bosque o de vez en cuando aún los perros, eran las escandalosas risas de los chicos de atrás.

Me había detenido a analizar la situación y cuanto más tiempo pensaba, más sentía que algo faltaba.

¿Jin...?

Suspire intentando recordar el nombre de aquel chico que ahora no encontraba junto al lider.

- ¡Aquí estoy linda! ¿Me extrañaste?

Con una mirada extrañada y desconcertada voltee a mirar el lugar de donde venía la voz. El caballo del chico alto aceleró un poco el paso hasta que quedó junto a mi.

¿Acaso lo había dicho en voz alta?

Le vi acercarse con una sonrrisa socarrona y en sus ojos reflejado un brillo bondadoso, pero no pude evitar dejar de mirarlo para concentrarme en la hermosa belleza que estaba montando.

Su crin negra se dejaba llevar por el viento, y su color marrón intenso hizo aparecer un brillo inusual en mis ojos.

Una suave risa se escuchó por su parte.

- Aún queda como una hora de trayecto ¿Quieres venir aquí conmigo? Júpiter puede llevarnos a ambos.

Su sugerencia sonó demasiado amistosa a mi parecer, sentía que podría haber una trampa o algún intercambio, quizás me condicionaria para que hiciera algo por él.

- No necesito nada de ti imbécil.

Nuevamente escuche una risa, pero esta vez de parte del chico de porcelana

- Si que eres tozuda ¿No?

Su apreciación en lugar de hacerme reír, me molesto, viniendo de un maldito como cualquiera de ellos. Para mi no tendría significado ningún gesto de amabilidad viniendo de su parte.

- ¡Y eso a ti que te importa!

Con una sonrisa nuevamente, Jin me invitó a subirme junto con él a su caballo.

Me mordí el labio con indecisión, llevábamos caminando al menos unas dos horas y aún quedaba otra.

Sin querer admitirlo en voz alta sólo asentí.

- Nam, ¡Pasame la cuerda!

NamJoon, volteó a mirarme con una sonrisa burlesca y sin pensarlo dos veces le paso la cuerda a Jin. Este no tuvo que tirarla, pues SeokJin se acercó lo suficiente para recibir la en las manos.

Con cautela, me acerqué a él y en cuando estuve muy cerca, su brazo se extendió para levantarme, me dejó sentada de lado sobre el lomo del caballo en frente suyo y ató la cuerda de mis manos a una de las argollas que traía su silla de montar como decoración.

Me sentía algo cohibida, debía aceptar que sentía sus fuentes brazos aprisionandome contra su pecho. Además que el calor que emitía, me recordaba el cansancio que sentía y el suave paso del caballo sentía que me mecía.

De a poco, el sueño iba ganandome,  hasta que no pude pelear más y deje apoyar mi cabeza con cuidado sobre la fuerte musculatura de su pecho.

Quede acurrucada contra suave cuerpo calentito y esboze una pequeña sonrisa cuando sentí como su brazo derecho me abrazaba por la espalda para atraerme más junto a sí.

El sueño me llevó en perfecta paz y no podía negarme a esto...

ɴᴜᴇꜱᴛʀᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora