Prólogo

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"Deseos. Sin importar qué; los seres humanos tienen deseos que quieren cumplir, los que afirman no tenerlos es porque no se conocen realmente. Pero para lograr el fin que se plantean solo basta sinceridad, mucha fuerza de voluntad, fe nacida desde el fondo del corazón y una pizca de... magia"

Repasó las sabias palabras que su superior; el arcángel Mic le había dicho cuando apenas solo era una aprendiz, mientras, aferraba con fuerza el bloque de concreto que tenía al frente parte de lo que conformaba a la arquitectura del mundo humano. Dejando de lado los nubarrones que se estacionaron en el cielo con la llegada del clima otoñal en pleno centro de Tokio, Japón simplemente dejo escapar tras fruncir el entrecejo.

—¡Sera idiota!

Ya antes lo había dejado en claro a sus superiores, que Katsuki Bakugo era un caso perdido, con ambas manos formando una enorme "X" enfatizo que no podía entender porque ese humano necesitaba de su ayuda cuando él mismo se buscaba los problemas.

Como en ese instante, en el cual, Katsuki con el pequeño Izuku en el porta bebé extendía su mano y la movía de adelante hacia atrás.

—¡Vamos! ¿Acaso creen que no puedo con ustedes? —se mofo con una sonrisa en el rostro, mientras veía de reojo como la pandilla le empezaban a rodear.

—No me hagas reír, ¡Así que era verdad! ¡Que ahora tienes un niño! —se burló un chico de cabellera rubia y gran musculatura, traía una camisa sin mangas, color roja y en su rostro se hallaba una horrible marca, que estaba segura Ochako, había sido hecha por alguna pelea callejera.

—¿Acaso esto es una reunión social? No pensé que me extrañaran tanto —fanfarroneo— Sin embargo no tengo tiempo. A esta hora es la cena de Izuku, ¡Así que listos o no allá voy! —se dirigió sin miedo alguno hacia el chico que tenía en frente, Ochako cerró por inercia los ojos, detestaba la violencia, no entendía a los humanos y ese arraigado habito de resolver todo de forma violenta.

Siendo que; como ángel de la guardia siempre le había tocado cuidar las almas de los niños por nacer, almas sin rastro de mal alguno, pero esta misión especial era totalmente diferente, debía de cuidar de un adolescente que ya era padre de un niño de 1 año.

Pasando saliva se armó de valor para salir afuera, debía hacer algo, pero ¿Qué? Tomando forma corpórea a sabiendas que no podía usar sus poderes contra los humanos, busco algo que pudiera usar, encontrándose así una rama caída, la cual agarro con ambas manos.

Dirigiéndose hacia la escena, solo pudo ver a la decena de chicos y su líder en el suelo, quien dejaba caer la barra de metal al suelo, está, sin querer género un ruido estridente en medio del solitario parque.

—Llegas tarde —pronuncio Katsuki antes de dejar la escena. Ochako frunció el entrecejo aun con la rama en las manos.

Bakugo en cambio tomo la correa de la pañalera y colocándola al frente se apoyó de su rodilla para abrir el cierre de la bolsa.

—Debiste llamar a la policía —le regaño Ochako, sin embargo el chico le ignoro, largando un poco de aire, inflo los mofletes— ¡Oye no me ignores! —le alcanzo.

—Sí, sí, cara redonda, toma —extendió al pequeño bebé hacia ella.

—Espera, ¿Qué crees que estás haciendo?

—Son las 7:00 p.m. es la hora de comer de Izuku.

Las mejillas de Ochako se arrebolaron, mientras el pequeño bebé jugueteaba entre sus brazos.

—No me digas que...

—¿Dijiste algo? —alzo la vista tras al fin encontrar el biberón con su leche— Toma —paso la botella— Aliméntalo.

—¡¿Qué?! ¡¿Por qué yo?!

—Porque me duelen los brazos —masajeo sus hombros— Tch, estoy perdiendo condición —se quejó.

La chica en cambio se dedicó a alimentar al pequeño Izuku. Los ricitos verdes sobresalían de la capucha del piyama amarrillo con largas orejas.

—Tú padre sí que es un idiota ¿No? —soltó, el pequeño simplemente rio.

—¿Dijiste algo cara redonda?

—Ochako, ya te he dicho que es Ochako, O-C-H-A-K-O.

—Como sea, vámonos —camino por delante el chico, colocando la pañalera por detrás de su hombro.

—Si sabes, ¿Qué este no es mi trabajo verdad?

—Vamos no te quejes, ¿Acaso no habías dicho que eras mi ángel guardián?

—Sí, ¡Pero!

—Ahora que lo pienso eres como ¿Pepe el grillo?

—¿Me estas comparando con un insecto?

—Bueno, ambos tienen alas ¿No? —la castaña inflo los mofletes— Pero los insectos no están tan relle... —antes de que finalizara la oración Bakugo se tropezó con un anuncio en el parque que salió casi por "arte de magia". Ochako en cambio siguió su camino, sin lugar a dudas le había tocado un humano de lo peor— ¡Oe! ¡Maldita! ¡Deja de usar tus trucos en mí! —grito Bakugo, en un simple día normal para los dos.

Fall in Love 【Kacchako】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora