—¡Cuando dijiste que querías vivir por tu cuenta pensé que al fin habías abierto los ojos y estabas madurando! Pero... ¡Un hijo! ¿¡Enserio un hijo a esta edad Katsuki!? —el rubio quiso decir algo, pero antes de poder articular algo un zape fue encestado en su cabeza, tanto Ochako y él se encontraban sobre la alfombra, sentados por sobre sus piernas y mientras la joven ángel cargaba a Izuku él seguía con los brazos en el aire, Mitsuki en cambio caminaba de un lado al otro cual león enjaulado.
—Cariño... —trato de llamar Masaru, su esposo, pasando algo de saliva extendió su mano hacia el hombro de la mujer, sin embargo desistió al ver su fiera mirada reconociendo que realmente estaba muy enojada en ese momento.
Llevando una mano a su cabeza Mitsuki miró el blanco techo del departamento. Al menos el lugar estaba bien cuidado, llegó a esa conclusión al notar que no había ni una mota de polvo. Pero realmente no esperó que en su primera visita -desde hace un largo tiempo sin ver a su hijo- le llevase tal sorpresa.
Y es que, efectivamente, Mitsuki Bakugo soñaba con algún día ser abuela. Pero no a esa edad dónde su hijo ni siquiera se había graduado.
Largando un poco de aire, trato de mantener la cabeza fría. Su mirada bajo y se colocó en el pequeño bebé que veía con curiosidad la situación.
Sus ojos eran grandes y brillaban con intensidad. Su mirada inocente y pura enterneció el corazón de la mujer quien por casi cedía ante el retoño. Más manteniéndose firme endureció su corazón.
—¿Y bien como paso? —esta vez miro fijamente a Ochako, quien tardo unos segundos en procesar lo que la mujer le había preguntado.
—¿Se... Señora? —Ochako trato de negar con ambas manos, mientras sus mejillas empezaban a arder cada vez más.
—Está bien, puedes decirme Mitsuki ya que ahora somos familia —colocó su mano en el hombro de Ochako— Ahora vamos, no tengas pena, y dime como te liaste con el zopenco de mi hijo.
—¡¿Eh?! ¡Pe...! ¡Pero!
—¿¡Quieres dejar de molestar por una vez!? —intervino Bakugo— ¡Además de ser una vieja bruja eres estúpida!
—¡¿Qué dijiste?! —Mitsuki arremetió con otro zape, más esta vez Bakugo no se calló.
—Que ella no es la madre.
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—¿Así que la madre te dejo al niño? —recapituló Mistuki tras escuchar a su grosero hijo— ¿Y esa chica te está ayudando a cuidar de él?
—Tch, como si alguien le hubiera pedido ayu...
—Muchas gracias por cuidar a mi tonto hijo —hizo una reverencia Mitsuki, apoyando su mano sobre la cabeza de su hijo para que también lo hiciera— Una chica tan joven cuidado de mi tonto, tonto hijo ¿Debió causarte problemas no?
—Bueno yo... —el nerviosismo de Ochako creció, después de todo no era inherente de ella mentir, pero entendía que Bakugo le hubiese dicho que era una compañera del trabajo a un ángel lo cual dudaba que la madre del chico creyera.
—Ya te dije que nadie le pidió su ayu... —Katsuki se detuvo al sentir la mirada penetrante de su madre, esta vez no había sido un golpe suyo sino esa sensación de respeto que le generaba al verle.
—Estoy muy decepcionada de ti Katsuki —articulo Mistuki, su voz sonó severa, a pesar de que por primera vez la mujer no hablara a gritos, Bakugo bajo la mirada, por unos segundos quiso encontrar apoyó en su padre, pero no se atrevió a mirarle a los ojos después de todo Masaru siempre había sido dulce, amable y gentil con su familia. A pesar del carácter de su madre nunca le dejo de lado ni quiso imponerse para salvar su hombría de la mierda que solían hablar otros hombres al denominarlo como un "mandilon", sin embargo Bakugo muy a su forma a pesar de haber heredado el carácter de su madre sentía respeto por la serenidad inamovible de su padre. Por ello comprendía que al igual que su madre se sintiera herido por lo que había hecho, así que siguió mirando el piso en silencio— No pensé que había criado a un hijo de este tipo —continuo Mitsuki, Bakugo apretó sus manos en forma de puño, sabía que se merecía el sermón de su madre y por supuesto desprecio, Ochako en cambio sintió invadirse por las emociones del lugar, tristeza, congoja, enojo, culpa, cada una mezclándose con el sentimiento de querer llorar, sin entender porque sus pies se movieron hacía adelante, quería poder hacer algo, sin embargo entendía que interceder demasiado podía causar más problemas que soluciones— Pensé que nos tenías confianza —La voz de Mitsuki se escuchó herida, Bakugo en ese instante levanto la mirada— Si te encontrabas en esta situación ¿Por qué no nos pediste ayuda?
—¿¡Qué!? —de un salto se puso de pie Bakugo— ¡No me jodas! ¡Si te hubiera dicho estoy seguro que me hubieras cargado a palos!
—¡En efecto! ¡Te hubiera dado tu merecido para colocarte las neuronas en su lugar! ¡¿Embarazar a una chica a esta edad?! ¡Claro que estoy enojada y decepcionada! ¡Pero es más la decepción de saber que nuestro propio hijo no puede confiar en sus padres lo que me irrita y duele! ¿Acaso creíste que te echaríamos de la familia? ¡Por supuesto que no! Es más ahora mismo solo puedo pensar en cómo todo debió de ser demasiado duro para ti y el bebé, por suerte conociste buena gente que te ayudo, pero... ¿Qué harás cuando crezca? ¿Y la escuela? ¿Acaso crees que podrás hacer todo tu solo? —Bakugo la miro en silencio, por primera vez veía a su madre en ese estado, vulnerable y dolida.
—Yo... Lo siento mamá —murmuro el rubio. En ese instante Mitsuki fue a él y le abrazo con fuerza. Pronto Bakugo sintió la mano de su padre sobre su hombro. Girando la vista hacia él, el abrazo de su madre y la mirada de su padre le dijeron que "todo estaría bien".
—Está bien, ya todo está bien.
—No... Es solo, es verdad lo que dijiste, no pude hacerlo todo yo solo, así que para poder mantenernos, deje la escuela.
—¡¡¡¡¿Qué hiciste que?!!!!
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Fall in Love 【Kacchako】
Fiksi Penggemar¿Qué pasa cuando mueres? Uraraka Ochako vivió una vida humilde desde que tuvo razón de ser, trabajo arduamente día a día, sin embargo fue tan avara consigo misma que un día su forma de ser le cobro una mala jugada, todo debido a que no quiso encende...