—¡Quiero vivir! —declaro Ochako sin duda alguna. En medio del enorme recinto que fungía como sala celestial. Al tener la forma de una flama siendo que solo era una alma sin forma le parecía han más grande.
A un lado tenía a su antiguo maestro Aizawa, y por el otro lado tenia al arcangel Mic. De entre las nubes una enorme luz resplandeció y la ilumino.
Pronto la sonora voz de Dios se escuchó en una enorme carcajada.
Dios había sido claro con Ochako de las repercusiones de su deseo.
—Vivir conlleva una gran responsabilidad— comenzó— No puedo asegurarte que tendrás una buena vida en donde vayas a nacer, aun menos que tendrás un cuerpo sano como el que tuviste alguna vez —Ochako escuchó atenta— Y si renaces, nadie asegura que lo hagas en ahora, o en este siglo, todas esas personas que conociste puede que no las vuelvas a ver ya sea porque hayan muerto, o porque tal vez nazcas al otro lado del mundo —declaro, Ochako seguía asintiendo— Podrás tener experiencias muy malas en tu nueva vida, también conocerás el dolor y la tristeza, la pérdida ante la ganancia, derramaras muchas lágrimas, también podrías maldecir tu existencia ante la suerte que te toco, podrías conocer a gente muy mala y conocer el desazón del desamor ¿Aun así quieres vivir?
Ochako seguía firme en su lugar, a pesar de ser una minúscula llama que parecía se apagaría con el simple soplido de alguien, Dios pudo sentir emanar de ella una gran fuerza.
No era el mismo espíritu que alguna vez conoció, aquel perdido entre la decepción y desesperación. Aun menos aquel monstruo en el que pudo convertirse. Era el alma de alguien decidido sin importar que.
Ochako nuevamente asintió —Yo realmente quiero vivir, no importa lo doloroso o frustrante que puede ser, porque no me daré por vencida ¡Daré lo mejor y viviré mi vida con mi mayor potencial, así que por favor!
Dios nuevamente soltó una enorme carcajada. Aizawa suspiro, mientras Mic miraba la escena en silencio.
Sabía lo frustrante que podía ser la situación para "Mamá" Aizawa al ver a uno más de sus polluelos irse. Aún más de esa forma y muy a pesar de que hubiera tratado de evitarlo sin lograrlo.
De apoco la luz empezó a hacerse cada vez más grande, iluminándola por completo.
Aizawa lo sabía, el libro de los registros contenía el historial de cada evento que había pasado en el mundo, que estaba pasando en ese instante y que pasaría. Cuando alguien es borrado de ese libro, confería que su existencia había sido borrada.
Uraraka Ochako, una existencia que había sido borrada por segunda vez, primero dejando de ser humana para ser un ángel. Y ahora dejando de ser un ángel para volver a ser humana.
Los seres celestiales no contenían ningún misterio, de ahí que sus hojas siempre se mantuvieran detenidas por el tiempo. Pero el alma de un ángel las había hecho mover solo para renacer.
Porque después de la muerte solo quedaba eso.
Aizawa la vio, con han enorme sonrisa en el rostro, a pesar de haberla tratado de detener parecía segura de su decisión y antes de partir pudo escuchar su meliflua voz.
—Maestro, muchas gracias por cuidar de mí.
Fueron las últimas palabras que compartieron cuando al fin su alma fue llevada a la rueda de reencarnación Mic quien había roto en llanto amargo por la despedida estrecha en brazos a Aizawa.
—Supongo que al fin encontró su camino de vuelta —escucharon la voz de Dios, que parado frente ellos había perdido su forma, al menos aquella imponente que solía mostrar volvía a ser la de un escuálido mortal.
—¿Mi señor? ¿Acaso usted...?
—¿Sería triste si no se volvieran a ver no es así? —rio antes de desaparecer otra vez en las nubes.
-20 años después-
Bakugo al fin había alcanzado su sueño. Tras mucho trabajo y esfuerzo duro se había convertido en el dueño de una exitosa firma de abogados. Eran apenas las dos de la tarde. La primera reunión había terminado y había decidió salir a comer.
Yendo hacia afuera, tomó su móvil. En el encontró un par de mensajes de Izuku, quien le había enviado un par de fotos de él y su novia Melissa.
Si bien había sido una gran travesía criar a un bebé a su edad, todo había valido la pena cuando este se graduó y entro en una de las mejores s universidades de EE.UU.
Debajo de este había un mensaje para ir a comer con Inko el fin de semana como solían acostumbrar a veces verse.
En sus labios se dibujó una sonrisa sincera.
—Ese maldito mocoso —soltó a la nada, y por unos momentos pensó si así se habían sentido sus padres cuando lo vieron crecer.
Ese mismo pensamiento solo le dio escalofríos.
¿Él volviéndose como sus viejos? ¡Ni de coña!
Fue tras dirigirse al pasillo de la izquierda que chocó. Pronto los papales cayeron al suelo y segundos después escucho la singular voz de la chica disculpándose.
—¡Lo siento! ¡Debí fijarme más en el camino! —dijo antes de recoger las hojas desparramadas y seguir su camino de prisa.
—¿Una pasante? —murmuro, por alguna razón se le había hecho familiar. Ya había escuchado por su secretaria que una nueva pasante de la universidad T en leyes iba a venir. Sin embargo poca importancia le dio y siguió su camino.
Mientras tanto un chillido de frustración se escuchó, aunque claro ningún humano pudo oírlo.
—¡Maldición! ¡Esto no puede terminar así! —chillo el arcángel Mic al ver que al fin ambos se habían encontrado— ¡Aizawa! —volvió a chillar.
Aizawa de mala gana sobrevoló hacia ellos y llevando una mano a su bolsillo saco el polvo dorado que alguna vez fueron los recuerdos de la chica cuando era un ángel y había recolectado para el momento de usarlos.
Soplando en ambas direcciones. La primera en reaccionar fue la chica de larga cabellera castaña quien detuvo su andar y regreso por donde había venido.
—Disculpe pero... ¿De casualidad usted es Bakugo Katsuki? —su voz empezó a romperse, un par de lágrimas se estacionaron en las comisuras de sus orbes.
El rubio se había detenido su paso.
Aun dándole la espalda, con una en el bolsillo declaró.
—Tardaste mucho, cara redonda —volteó a verla con una sonrisa de lado. Ochako corrió hacia él con lágrimas en los ojos. Él la abrazo con fuerza.—Te lo había dicho, que tal vez en un par de años.
Ochako asintió, las lágrimas aún no se detenían. Aun así trato de recobrar la compostura y se apartó de su pecho más se topó con los firmes brazos de Bakugo aferrándola.
—¿Katsuki?
—Yo... Lo siento, pero la última vez que te solté te desapareciste por 20 años así que...
La joven rio.
—No has cambiado en nada —limpio sus lágrimas con el dorso de su mano
—Por si no lo sabes ahora soy dueño de mi propia firma de abogados.
—¡Oh! ¡Pues supongo que volvemos a trabajar juntos! —sonrió amable.
—¿Eh?
—Pero antes debo dejar este papeleo para hacerlo oficial —se deshizo de su agarre para retomar camino.
—¡Espera!
—¡Es verdad! Detuvo su andar Ochako antes de perderse en la intersección— Katsuki —asomo su rostro— Te amo ¡Hagamos un buen trabajo juntos!
Y por primera vez desde hace años Bakugo otra vez caía en el amor. Su primer amor.
Fall in Love
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Fall in Love 【Kacchako】
Fanfiction¿Qué pasa cuando mueres? Uraraka Ochako vivió una vida humilde desde que tuvo razón de ser, trabajo arduamente día a día, sin embargo fue tan avara consigo misma que un día su forma de ser le cobro una mala jugada, todo debido a que no quiso encende...