XXIII

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—¡Sera idiota! —pensó al instante cuando tomo al chiquillo que tenía al frente de la chaqueta. Era de noche y el cielo seguía oculto tras los nubarrones ante el clima invernal, ambos esperaban a que la luz del semáforo cambiara de color para cruzar la calle.

Pronto un grupo de chicos llego hacia ellos, jugando entre si no habían prestado atención sobre que la luz aún se hallaba en rojo.

—¡Ustedes! ¡¿Acaso quieren morir?! —farfullo Katsuki.

Ochako frunció el entrecejo, dirigiéndose hacia la escena le dio un puntapié en la pierna.

—¿Quieres parar? —escuchó la queja de la chica— ¿Acaso no los ves? Le has asustado —le miró mal, regresando al frente trato de calmar a los chiquillos que tenía al frente. Lo más seguro es que cursaran la escuela media— Lo lamento es solo que esta de mal humor, ha sido una noche larga —se disculpó Ochako, el grupo de niños se miró entre si y al final corrieron sin decir nada.

Ochako tuvo un tic en el ojo derecho, lo único que pudo pensar es que eran unos chiquillos maleducados.

Sin embargo se encontraba cansada. El sábado por la mañana se vio en medio de un viaje a Osaka con Bakugo e Izuku. Un viaje que resulto ser más agotador de lo que pensó, hablando con los padres del rubio y siendo aconsejada por ambos.

—Me ignoraron —dijo más para sí misma Ochako que para su interlocutor.

—Ja, ¿Ves lo que pasa con esa clase de mocosos? Entre más accesible eres con ellos menos entenderán cara redonda.

La joven ángel suspiro, entonces se dio cuenta de que otra vez estaba usando ese apelativo.

—Ochako, ya te he dicho que es Ochako, O-C-H-A-K-O —declaro frustrada.

—Como sea, sigamos —camino por delante el chico, colocando la pañalera por detrás de su hombro. Izuku se había dormido a mitad del viaje de regreso. Uraraka le vio mal, aun así le siguió por detrás— Por cierto —detuvo su andar Bakugo— ¿Qué tanta mierda te dijo esa vieja bruja? —le miro por el rabillo.

Claro que Bakugo se había dado cuenta que su madre había hablado a solas con la chica todo por ese terrible malentendido de que ella era su novia.

Ochako detuvo sus pasos, sin querer llevo la palma de su mano abierta a la altura de su boca, la cual se había abierto ante la sorpresiva pregunta y al recordar la conversación.

"—Una relación no se basa de los momentos buenos. Porque hasta los momentos malos suelen ser maravillosos cuando aprendemos de ellos. Estar con mi hijo no será fácil. Tiene un mal carácter, no tiene paciencia, además es mal hablado, tiene tantos puntos en su contra —hablo Mitsuki— Sumando a ello, tiene un hijo, y ahora mismo trata de entablar de una relación amistosa con la madre biológica de este, para colmo tendrá que verse con su ex, ¿Sabes a qué quiero llegar Ochako? —preguntó la mujer— Supongo que el que yo te lo diga te pondrá en una mala situación. Pero quisiera que no te rindieras con él, porque después de todo mi hijo no es mala persona" recordó, —Nada en especial— respondió tras largar un poco de aire y seguir su camino. Su vista se fijó en los árboles del parque, estaban completamente cubiertos de nieve por las nevadas.

—¡Vamos no me mientas!

—No miento —respondió como si nada— No es como si lo que hable con tu madre fuera algo que no supiera ya —confeso sin verle, ahora ella se encontraba adelante.

—¡Tu...!

—Sí, yo —se giró a verle Ochako con una sonrisa.

Sin querer Bakugo aparto la vista.

—Como sea —balbuceo— Sobre lo de este fin de semana... Tú... Sobre ella ¿Qué opinas de eso?

Ochako abrió los ojos bien grande. La voz tímida del rubio le sorprendió aún más al verle en ese estado. Su sonrisa se ancho aún más.

—¿Hablas de Inko? —tanteó, obvio Ochako no esperaba una respuesta— Parece ser una buena persona.

—¿Eso crees? ¿A pesar de lo que paso...? ¿De lo que hizo?

—Creo que es normal tener miedo ante un futuro incierto. Cuando estaba viva solía tener miedo de muchas cosas, a pesar de que nunca mostraba duda con los demás cada decisión que tomaba parecía de vida o muerte. No intento justificarla. Pero si algo estoy segura es que todos pueden cambiar, aprender de sus errores y ser mejores personas. Por eso confió en que has tomado la mejor decisión, Bakugo —el rubio seguía viéndola, entre el frío invernal parecía una pequeña niña jugueteando con su alrededor a pesar de su pálida silueta. —Aunque —llamo la atención la chica— Aun pienso que hubieras aceptado la invitación de tus padres de pagarnos el taxi de regreso. Si lo hubieras aceptado ya estaríamos cómodos y calientitos en casa —rio.

—Como si alguien con un hijo aceptase ayuda de sus padres —bufo— ¿Qué clase de ejemplo seria para Izuku?

—Uno menos orgulloso por supuesto —volvió a reír.

—Además ¿Qué es eso de "estaríamos cómodos y calientitos en casa"?

—¿Qué? ¿No te lo dije? —parpadeo un par de veces— Ahora que no tengo poderes no tengo forma de sobrevivir allá fuera sola. Volverme invisible o diminuta, regresar al propio cielo consumiría toda mi energía. Es por eso que me quedare con ustedes claro está.

—¿¡Qué!?

—Vamos no pongas esa cara, o es que el gran Bakugo Katsuki ¿Le teme a estar cerca de una chica?

—¡Ja! No me hagas reír. Ya quisieras cara redonda —se dirigió hacia ella— Ya te lo dije tal vez en un par de años —Y sin más siguió su camino.

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Era de noche. Ochako seguía con una amplia sonrisa, mientras miraba la lámpara del techo.

Girándose observó la hermosa carita de Izuku dormir, traía la piyama verde que sus abuelos le habían regalado y aferraba con fuerza su jirafa de peluche. A un lado Bakugo parecía dormir plácidamente y por un momento pensó que tener una familia no era tan malo.

En vida había llegado a la conclusión que el hecho de tener una confería no sólo responsabilidad sino también tiempo, tiempo que podía usar en otras cosas más importantes. Además por experiencia personal sabía que no todas las familias eran como se les planteaba en los viejos cuentos o realityshows.

Sin embargo el dormir junto a ellos, era tan cálido como la primera vez que nado entre las nubes del cielo y se quedó dormida en ellas.

Entonces todas aquellas pequeñas acciones que observo como innecesarias le empezaron a parecer insoportablemente llamativas.

—Bakugo —susurro en medio de la oscuridad, girándose a su dirección por completo pensó en extender su mano para despertarle, ya que no aguantaba la emoción— Bakugo ¿Estas despierto? —volvió a llamar.

—¿Mmm? —se removió Bakugo— ¿Qué? ¿Qué pasa?

—Bakugo —volvió a llamarle— Mañana hagamos muchas cosas con Izuku ¿Si?

—¿Eh? Pero que tonterías dices, claro que haremos muchas cosas, ahora duérmete —dijo entre sueños antes de volverse a dormir.

Ochako sonrió aún más, la emoción crecía en su ser. Mañana al fin podría saber lo que se siente ser una familia de verdad. Obligándose a dormir ya que si no lo hacía no despertaría temprano en sus labios siguió dibujada una sonrisa que parecía le duraría para siempre.

Fall in Love 【Kacchako】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora