Mal. Muy mal, todo iba rotundamente mal. Al menos a esa conclusión llegó Bakugo al escuchar las risas de su retoño quien retozaba de alegría entre los brazos y mimos de Ochako.
Su sonrisa ancha había desaparecido al ver que sus planes se habían esfumado. Porque mentiría si no hubiera imaginado como la chica de cabellera castaña salía por la puerta al fracasar al cuidarlo.
Apretando los dientes con fuerza un chirrido se escuchó y sin querer impartió un poco de más fuerza sobre la punta del lápiz que se encontraba encima del papel.
—¡Maldición! —se quejó bajito, aun así Ochako le escuchó.
—¿Pasa algo? —preguntó el ángel quien jugueteaba con los pequeños pies de Izuku, sin embargo Katsuki se limitó a no responder— Si hacemos mucho ruido nosotros podremos ir a otro lado para dejarte estudiar a gusto —sugirió.
Bakugo largo un poco de aire tras estirar sus brazos hacia arriba.
—No seas estúpida, podría hacer estos ejercicios sin importar lo que haya a mi alrededor —respondió sin animo alguno de seguir la conversación.
—¡Hum! ¡Pero que grosero! —hizo un mohín con la nariz antes de continuar— Si no puedes concentrarte solo dilo y ya, tal vez yo...
Ochako tuvo que guardar silencio tras ver a Bakugo a un par de centímetros de ella.
—Ya te lo dije, eso no es nada para mí —respondió mientras tomaba a Izuku en brazos.
—¡Oye espera! ¡¿A dónde van!?
Ochako se levantó enseguida de su lugar para ir tras ellos, notando así la hoja con los problemas de álgebra y aritmética terminados.
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Ochako trago saliva tras salir del pequeño departamento, entender la mente de Bakugo era sin lugar a dudas un gran reto.
Era, en cierta forma, inesperado lo que definía a ese joven en su actuar.
Como en ese momento en el que sin querer se encontraban en medio del parque central de la ciudad dando un paseo que para cualquier persona seria normal.
—Hey Bakugo ¿Qué se supone que es esto? —preguntó Uraraka aun extrañada por su inesperado actuar.
Bakugo, quien se encontraba a un par de pasos adelante de ella mantenía la mirada al frente.
Izuku en cambio seguía en la cangurera, a veces miraba hacia arriba para ver a Bakugo, otras más se apoyaba de su pecho y miraba a su alrededor.
Las hojas otoñales caían por el viento y como si de un acto de magia se tratara al volver la imagen verde olivo en el otoñal y nostálgico naranja llamaron su atención.
—Un paseo ¿No es obvio? —Ochako frunció el entrecejo, pero antes de poder decir algo Bakugo continuo— Todas las tardes los fines de semana suelo traer a Izuku aquí. Pensé que sería agradable que él también se tomara un respiro del trabajo.
Uraraka guardo silencio. Sintió un vuelco en el corazón cuando escuchó su respuesta.
Y sin querer las palabras se le fueron de la boca en ese momento donde caía en cuenta de la realidad de la situación.
Que la monótona vida de Izuku y Bakugo no cambiaría en nada si no lograba su objetivo.
—Bakugo yo... —quiso decir algo sin embargo guardó silencio.
—¿Oh vaya ya lo viste? ¡Pero qué joven! —murmuro una señora pasando a un lado de ellos, su vientre se encontraba algo abultado por debajo de la camisa holgada. Al parecer estaba embarazada.
—¡No puedo creer que a tan temprana edad y con un hijo! —respondió otra mujer.
—¡Pero que pésima educación debió de tener en casa!
Uraraka miro a Bakugo, este siguió como si nada, parecía acostumbrado de escuchar aquellas palabras.
Palabras no tan diferentes de las cuales alguna vez ella soltó sin premura alguna.
—Hablando de educación —alzo la voz con suma molestia— No puedo creer que haya gente tan descortés en esta era que habla como si lo supiera todo —miro al par— Hablando de un menor de edad ¡Que descortesía la suya!
—Pero que jovencita tan maleducada —respondió una de las señoras.
—¿Acaso será la madre? —interrogo la otra.
Ochako sin querer se sonrojo.
—¿Y que si lo es señora? —respondió Bakugo sin inmutarse—No creo que sus opiniones ayuden en algo a la crianza de este bebé. Tampoco creó que ayuden a la del suyo, así que si no tiene nada mejor que decir nosotros seguiremos nuestro camino —y sin más se llevó a Ochako consigo.
—Bakugo yo... —le llamó Ochako, Katsuki aun sostenía su mano, mientras andaban por el lugar.
—Si vas a decir algo como gracias mejor guárdatelo —respondió sin verle. Ochako bufo indignada— Por otro lado si vas a tratar de defendernos procura no ponerte en su nivel, la gente siempre habla mierda ¿Y qué? La mierda que dicen de ti no te define. —se detuvo cuando al fin llego a los antiguos juegos del parque.
Cuando el parque central había sido remodelado por la nueva alcaldía varios de los viejos juegos antiguos quedaron en desuso, aprovechándose de ello, así el rubio podía tener un lugar exclusivo para llevar a Izuku a jugar sin que nadie les molestara— Vamos que haces ahí cara redonda ¿No vienes?
Ochako había guardado silencio, aun podía sentir el tacto que alguna vez su mano abrazo. Las manos de Bakugo eran rasposas, era de esperarse por los tipo de trabajos que efectuaba, aun así el calor que desprendía era ameno.
Y a pesar de que su entrecejo se frunció cuando escuchó llamarle "cara redonda", en sus labios se formó una sonrisa honesta antes de responderle con ahínco —¡Sí!
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Fall in Love 【Kacchako】
Fanfiction¿Qué pasa cuando mueres? Uraraka Ochako vivió una vida humilde desde que tuvo razón de ser, trabajo arduamente día a día, sin embargo fue tan avara consigo misma que un día su forma de ser le cobro una mala jugada, todo debido a que no quiso encende...