XXI

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Bakugo observo la escena. Su pequeño retozaba de alegría ante los mimos de la joven ángel.

Era una noche fría y ambos se encontraban alrededor de la mesa viendo un programa de televisión.

Las noches en Japón habían sido más frías de lo normal ante las constantes nevadas.

Por suerte para Bakugo aquello no había afectado su trabajo, aunque si había notado los pequeños "cambios" de sus empleadores. Como el hecho de la constante preocupación de que no pescará un terrible resfriado en esas épocas.

A pesar de ello se sentía algo intranquilo. Estaba a mitad de la semana y pronto tendría que viajar a Osaka otra vez para ver a la madre de su bebé y eso le causaba -aunque no quisiera admitirlo- miedo.

Hasta ese entonces ninguna prueba sorpresa le había causado la misma impaciencia para ese tipo de reto ya que había una infinidad de posibilidades ante su carácter tosco y rostro de pocos amigos que le habían generado un sin fin de malentendidos en el pasado y aun en ese entonces, lo que le hizo ganarse el miedo como el repudio de más de la mitad de su colegio. Cuestión que poco le importo. Porque ¿Qué importaba lo que los demás pensaran de él mientras supiera quien era realmente?

Un pensamiento que empezó a transformarse cuando consiguió si primer empleo y contemplo la veracidad de la opinión ajena. Al menos en el área laboral. Aun podía recordar con recelo a la anciana Chiyo dándole una palmada a su viejo yo y tratándole de animar cuando perdió a sus primeros clientes por su inexperiencia; "Vamos, no pongas esa cara, estoy segura que te verías mejor con una sonrisa en ella"

Y sin saber cómo, había funcionado.

Pero "aquello" no era sobre su trabajo o notas escolares. Las cuales podría sacar adelante sin ningún problema.

Era sobre el futuro de su hijo. Él había escuchado con atención las palabras de Inko. Pudo sentir la profunda tristeza en ellas como el arrepentimiento. Pero aún seguía la duda dentro de él.

"¿Era lo mejor para Izuku saber de ella?"

Cerrando los ojos, exhalo un poco de aire por la nariz.

Su mano derecha empezó a tamborilear por sobre la madera. Mientras las risitas de ambos empezaban otra vez.

Ochako había levantado a Izuku en el aire para luego hacerle cosquillas en la barriguita. Era un momento de paz y tranquilidad, sin embargo Bakugo no podía sentirse calmado.

Era más la idea martillando en medio de su cabeza y entonces al fin lo saco de su pecho.

—¿Qué demonios te pasa? —exclamo en un arrebató.

Ochako aparto la vista de enfrente y la dirigió hacia la dirección del rubio, Izuku hizo lo mismo al imitar al ángel.

—¿Sucede algo?

Katsuki desvío la mirada ante la frustración —Eso mismo digo —soltó de mala gana— Tu forma de actuar, te comportas de forma extraña.

—¿Extraña?

—Sí, extraña —aseveró Bakugo— Ahora mismo, riendo y estando así —le apuntó con el dedo— Desde esa vez tú... Ya no te quejas ni nada y eso es escalofriante ¿A qué demonios juegas conmigo?

Ochako le miro por unos segundos y parpadeo un par de veces antes de contestar.

—Tal vez es porque no hay ninguna razón para hacerlo.

—¿Eh?

—No me mal intérpretes, soy tu ángel guardián. Y aunque aun no comprendo del todo algunas de tus formas de hacer las cosas con el tiempo he aprendido que no debería juzgarlos sin antes darles una oportunidad —confeso con una sonrisa en el rostro, sin querer el rubor apareció en sus mejillas— Digo, ahora que lo pienso no es tan malo seguir el "modo" de Bakugo Katsuki.

Fall in Love 【Kacchako】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora