→𝐇𝐨𝐠𝐰𝐚𝐫𝐭𝐬, 𝟏𝟗𝟗𝟑.
—Contigo quería yo hablar —Nott la agarró del brazo suavemente, y se la llevó con él hacia un pasillo con menos afluencia de gente.
—¿Qué te pasa?
—No, ¿qué te pasa a ti?
—¿A qué te refieres?
—Te voy a preguntar una cosa, y quiero que seas completamente sincera, ¿de acuerdo?
—Eh... ¿Vale?
—Prométemelo.
—Te lo prometo.
—Vale, bien. Sé que los chicos y yo te picamos muchísimo con Draco últimamente, pero esto va completamente en serio. ¿Te gusta?
—¿Qué? Claro que no. ¿Cómo me va a gustar?
—Ki, me has prometido que serías sincera. Por favor, nos estamos dando cuenta todos menos vosotros.
—Pero es que no tengo que darme cuenta de nada. ¿Por ser cercana a él y que me de un vuelco el...? —en ese momento, dejó de hablar al ver la expresión que había adoptado el rostro de Theodore.
—¿Vas a seguir negándolo?
—Oh Dios, me gusta Malfoy.
—Vaya, ha sido más rápido de lo que yo pensaba.
—¿Y ahora qué se supone que tengo que hacer?
—¿Decírselo?
—¿Para que me rechace, dejemos de ser amigos y para rematar subirle el ego? Ni de puta coña, Nott —el chico se encogió de hombros.
—Yo lo único que puedo decirte es eso. Su actitud ha cambiado contigo, Ki, y se nota. ¿No se lo quieres decir? No lo hagas, eres libre de hacer lo que quieras con tu vida, pero piensa que si no lo haces, nunca sabrás lo que él siente.
—Pero...
—¿Qué hacéis aquí? —Malfoy apareció en aquel pasillo—. La clase está por otro lado.
—Ya, es que...
—Kiara me estaba pidiendo ayuda para una cosa de pociones —el moreno la miró, y le guiñó el ojo—. ¿Por qué mejor no te lo sigo explicando en mi habitación esta noche?
—Claro, sí.
—Y piensa en lo que te he dicho —Nott metió sus manos en sus bolsillos, y comenzó a andar dejando atrás a sus amigos.
—¿En su habitación? ¿Tú estás bien de la cabeza? —el rubio se acercó a ella.
—¿Qué más te da? Solo vamos a hablar. Además, no tengo que darte explicaciones de nada. Tú mismo lo dijiste, somos amigos.
—¿Esto es una especie de venganza? ¿O una broma? Porque déjame decirte que me parece penoso, Sanderson.
—Tengo cosas mejores que hacer que intentar tomarte el pelo, Malfoy. Te lo puedo asegurar —al igual que Theodore, continuó con su camino de regreso para la clase.
—¿Dónde te habías metido? —preguntó Maxine al verla entrar.
—Me he encontrado con mi hermano por el pasillo, y me ha entretenido. Nada nuevo —mintió—. ¿Qué hay en ese armario? —en ese momento, el mueble se movió.
—Intrigante, ¿verdad? —dijo el profesor Lupin. De nuevo, se movió—. ¿Hay alguien que se aventure a adivinar qué es lo que hay dentro?
—Es un boggart, profesor.
—Muy bien, señorita Sanderson. ¿Podría decirme alguien qué aspecto tiene un boggart?
—Nadie lo sabe —respondió Granger.
—¿Pero cuándo has llegado? —preguntó Ron.
—Los boggarts cambian de forma. Adoptan la forma de lo que una persona en particular más teme. Eso los convierte en seres...
—Seres aterradores, sí señor. Por suerte, contaremos con un sencillo encantamiento para repeler a un boggart. Pongámoslo en práctica. Sin varita, por favor —especificó—. Decid conmigo. Riddikulus.
—Riddikulus.
—Muy bien, algo más alto, y con más claridad. ¡Riddikulus!
—¡Riddikulus!
—Esta clase sí que es ridícula —murmuró Malfoy. Automáticamente, Kiara le miró, e hicieron contacto visual. Uno que él rompió a los pocos segundos.
—Muy bien, pero esto es solo la parte fácil. El encantamiento por sí solo no basta. Lo que realmente acaba con un boggart es la risa. Tenéis que obligarle a que adopte una forma que vosotros consideréis graciosa. Me explicaré, eh... ¡Neville! ¿Serías tan amable, por favor? Vamos, no seas tímido.
Tras ver como Snape salía de aquel armario, Longbottom le lanzó el encantamiento, y pudieron verlo con el atuendo usual de la abuela del chico. Acto seguido, Max dejaría ver el suyo, que fue una araña gigante. Notó sus manos temblar, pero cogió aire y repitió la acción de su compañero, al igual que Kiara, salvo que el suyo eran sus padres y sus hermanos diciendo que ella les había defraudado. Turno de Potter, que su boggart se transformó en un dementor.
El profesor Lupin se puso delante de él, y volvió a cambiar de forma. Dio por terminada la clase, por lo que todos abandonaron el aula.
—Eh, espera —con delicadeza, Draco agarró su mano—. ¿Qué ha sido eso?
—Lo que has visto.
—Ese... ¿Ese es tu mayor miedo en esta vida?
—¿Fallarles a las personas que más quiero? Sí, sin dudarlo. Y como se te ocurra reírte o burlarte de esto te juro que...
—No voy a hacerlo, Sanderson —le interrumpió el chico—. Es... Tierno, dice mucho de ti.
—¿Quién eres tú, y qué has hecho con Malfoy?
—Te lo digo en serio. No creo que sea un motivo para burlarme, e incluso me atrevería a decir que me parece... Adorable —Kiara frunció su ceño—. ¿Qué?
—Estás... ¿Estás bien? ¿Tienes fiebre o algo? Si quieres puedo llevarte a la enfermería —la chica hizo el amago de ponerle una mano en la frente, pero Malfoy la apartó, y esta sonrió—. Eso ya me cuadra más contigo, borde.
—¿Te puedo hacer una pregunta?
—Claro, dime.
—¿Qué estabas hablando con Nott?
—Ya te lo he dicho. Es muy bueno en Pociones y quiero que me explique un par de cosas, nada más.
—¿Te gusta?
—Me has dicho una pregunta, no dos.
—Va en serio, Sanderson. ¿Te gusta Theodore? —realmente dudó por un segundo qué responderle.
—Es guapo, no te voy a decir que no. Pero no, no me gusta Theo.
—Bien, bien.
—¿Me vas a decir por qué querías saber eso, Malfoy?
—Simple curiosidad, Sanderson, no te vengas arriba —la chica rió ligeramente.
—Ki, ¿vienes? —la morena miró a su mejor amiga. No se había percatado de que, en ningún momento, Draco había soltado su muñeca. Su agarre era tan suave y delicado que ni siquiera se había dado cuenta de ello.
—Si, claro —de nuevo, sus ojos se clavaron en los del rubio—. Te veo luego, rubio.
—Hasta luego, morena.
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Halo ||Draco Malfoy||
RandomI found a way to let you in But I never really had a doubt Standin' in the light of your halo I got my angel now