Halo ||Draco Malfoy||

||Capitulo Catorce||

 →𝐇𝐨𝐠𝐰𝐚𝐫𝐭𝐬, 𝟏𝟗𝟗𝟑.

—Aún no entiendo qué hacemos aquí.

—Nos están intentando proteger.

—¿Durmiendo todos juntos en el Gran Comedor? ¿Me lo estás diciendo en serio?

—Sí, y ahora cállate, que los demás están durmiendo —Kiara se acomodó en su saco de dormir, que estaba justo al lado del de Draco.

—Oye, Sanderson —dijo en un susurro para no molestar a sus compañeros.

—¿Uhm?

—Nunca me has contado nada de ti —la morena abrió sus ojos y le miró.

—¿Qué?

—Pues eso, que somos amigos y prácticamente no sé nada de ti.

—Oh... Pues... No sé, ¿qué quieres saber?

—De todo un poco, ¿no?

—Bueno... Ya conoces a mis hermanos, o eso creo. Ashley e Ian, ellos son mellizos, y yo fui la última en llegar.

—Les quieres mucho, ¿verdad?

—La verdad es que sí. Siempre se han preocupado por mi bienestar, al igual que mis padres. Me han visto mal por cualquier cosa y han hecho hasta lo imposible por poder sacarme una sonrisa —en ese momento, Malfoy notó una pequeña punzada en el corazón—. ¿Y tú?

—¿Yo qué?

—Cuéntame algo de ti.

—¿Te importa?

—Claro que me importa, somos amigos, ¿no? —la chica le regaló una cálida sonrisa—. Venga, no seas tímido.

—Yo soy hijo único —comenzó a decir—. No he tenido esa... Conexión que tienes tú con tus hermanos con nadie. Mis padres me han consentido toda mi vida, y... ¿Recuerdas el elfo doméstico que vino un día con mi padre el año pasado? —Kiara asintió con su cabeza— Cuando era pequeño, jugaba con él.

—Qué mono.

—Ya... —dejó ver una sonrisa triste sin mostrar sus dientes—, Me juntaba con los hijos de los amigos de mi padre, porque...

—Porque tú nunca te juntarías con alguien que no fuese sangre pura.

—Exactamente —Draco giró su cabeza, y la miró. Realmente le estaba escuchando atentamente. Se había dado cuenta de que ella siempre lo hacía—. Me dijiste que a ti no te habían educado así.

—Bueno... Mi padre sí piensa un poco como tú, pero mi madre no. Y como mi padre estaba casi todo el día trabajando... Mi madre fue la que nos inculcó que la sangre no importa, que lo que importa es la persona. Y si yo tengo hijos algún día, les inculcaré lo mismo que me inculcaron a mi.

—Me sorprende mucho tu manera de pensar. Es... Es raro.

—¿Por qué? ¿Porque es la primera vez que conoces a alguien que no piensa como tú en ese aspecto? Seguro que si yo fuese mestiza, no estarías hablando conmigo en este momento.

—Pues... No sabría decirte.

—Yo creo que me habrías tirado por las escaleras —ambos rieron levemente.

—No, no creo. A ti no.

—¿Y eso? —Malfoy se puso de lado para poder mirarla.

—Porque tú tienes algo que lo evita.

—¿Yo tengo algo que evita que tengas ganas de tirarme por unas escaleras? Vaya, muy amable por tu parte, rubio.

—No es eso, me refiero a que tú tienes algo que me impide tratarte como trato a los demás.