Capítulo 70: "Sorpresa"

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CRÉDITOS A LA EDITORA: @Natalia_Ballesteros

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CRÉDITOS A LA EDITORA: @Natalia_Ballesteros


Prov's Lía

 
¡Ploc! ¡Ploc ploc!  
 
Suelto mi taza de té sobre la encimera cuando siento un liquido bajar por mi pierna. Cierro los ojos largando lentamente un gran suspiro.  
 
Debo estar calmada.  
 
Tomo mi teléfono y marco el número de Matt, llevándolo a mi oreja en cuanto termino. Suena el primer pitido.  
 
Llamada:  
 
—Hola, Cielo. —Contesta Matt del otro lado de la línea, parecía muy animado.  
 
—Hola, cariño —Digo respirando hondo — ¿Estás en camino? —Pregunto tranquilamente. Mi pie golpetea el piso queriéndome alterar.  
 
Pero no, tranquila.  
 
—Cielo, estoy entrando en el ascensor, ya llego.— Dice mi hombre. Asiento a pesar de que él no me vea. Comienzo caminar, salgo de la cocina para dirigirme lentamente hacia mi habitación —¿Sucede algo? —Pregunta, seguramente al notarme más callada de lo normal.  
 
—No, nada, solo curiosidad. Nos vemos. — Corto la llamada y entro al baño tomando un pequeño bolsito de viaje con cosas de higiene; mi cepillo de dientes, la pasta dental y un peine.  
 
—¡Cielo, llegué! —Habla Matt desde la sala.  
 
—Estoy en la habitación. —Salgo del baño dejando el pequeño bolso en mi cama y abro mi armario sacando un vestido, ya que solo tenia una remera larga que le pertenecía a Matt y aunque estaba manchada no saldría así.  
 
—Hola, Cielo. —La voz de mi hombre se escucha proveniente de la puerta. Lo miro por encima de mí hombro y le trato de sonreír. Me mira extrañado cuando ve que me estoy poniendo ropa —Traje helado para ustedes. — Dice levantando la bolsa con el pote adentro.  
 
Ahg, helado.  
 
No hay tiempo para helado.  
 
—Qué bueno, ponlo en la heladera.— Digo terminado de bajar el vestido por mi cuerpo. Agarré uno de los más viejitos que tengo. Tomo mis chatitas y hago equilibrio mientras intento ponerlas en mis pies.  
 
—¿No quieres comerlo ahora? —Pregunta ahora si confundifisímo. Baja el pote de helado mirándome como si me hubieran salido tres cabezas. Hace un intento de entrar a la habitación pero algo parece llamarle la atención  —¿Qué es todo este liquido? —Pregunta ahora mirando el piso terminando de entrar mientras señala el lugar manchado.  
 
—Acabo de romper fuente.— Digo terminando de colocarme las chatitas, no me colocaría un short, como siempre no tendría caso.  
 
—¡¿Qué?! —Grita Matt casi a la mitad de la habitación.  
 
—Debemos ir al hospital, nacerá cielito. — Mi corazón tiembla un poco cuando el miedo quiere invadirme, pero no, debo estar calmada.  
 
—¡Oh dios, oh dios! — Se da vuelta y sale de la habitación casi corriendo, temo que se resbale. Lo veo entrar a la habitación de cielito —¡Carajo, carajo! —Lo escucho decir desde la otra habitación, tomo mi pequeño bolso y salgo de la nuestra —Tranquila, Cielo, cielo todo estará bien. — Dice tomando mi cara entre sus manos cuando nos encontramos en el pasillo, parece alterado. Asiento sonriéndole. — Vamos —Me quejo cuando me toma como bebé entre sus brazos y camina dispuesto a abandonar el departamento.  
 
—Espera, el bolso de cielito —Le recuerdo cuando el abre la puerta principal.  
 
—Ya lo tengo. — Dice rápidamente y salimos sin cerrar la puerta del apartamento. Entramos al ascensor. — No te alteres, recuerda lo que dijo mi madre, es mejor que estés relajada.— Dice mi hombre mirándome, sus ojos parecían perdidos y preocupados.  
 
—Estamos bien —Digo tratando de calmarlo a él que era el más alterado.— Todo saldrá saldra bien —Le sonrío tomando su cara para dejar un beso en su boca. El ascensora se abre y apoyo mi cabeza en su pecho resignada al saber que no me bajará.  
 
—Andrés, por favor cierra la puerta del apartamento, Lía rompió fuente —Dice Matt lo más rápido que puede dejando las llaves del apartamento sobre el escritorio de nuestro portero sin parar de caminar. Salimos del edificio sin poder escuchar lo que contestó Andrés y en cuanto me di cuenta ya estaba dentro del auto con el cinturón puesto.  
 
Matt entra rápidamente al auto, se pone el cinturón comenzando a conducir. El hospital donde trabajaba la Doctora Alice no quedaba tan lejos de casa, pero siempre preferí ir a su consultorio privado ya que había menos gente.  
 
—Auh... —Me quejo bajito cuando siento una contracción.  
 
—¿Contracción? —Pregunta Matt colocando su mano sobre mi vientre, asiento —Hija tranquila, ya llegamos. — Lo acaricia lentamente sin dejar de mirar el camino.  
 
—Préstame tu teléfono.— Le pido acariciando también mi panza.  
 
—Está en mi bolsillo —Dice mientras dobla con el auto. Meto mi mano en su bolsillo y lo saco llamando al primer contacto que veo.  
 
Llamada:  
 
—Hola, hijo —Dice Lilian del otro lado de la línea.  
 
—Hola, Lilian, soy Lía —Ella me saluda para y luego pregunta si necesitaba algo —Solo quería avisarles que estamos yendo al hospital, Alina está por nacer. — Hablo, quería avisarles ahora para que no tarden tanto en llegar ya que había un largo viaje desde allí. Escucho su grito y separo un poco el teléfono de mi oreja.  
 
—Ya salimos para allá, mantén la calma — Dice desesperada —Federico, va a nacer nuestra nieta.— Vuelve a gritar.  
 
—¿Puedes avisarle a mis padres? Ya estamos llegando. — Le pregunto cuando veo que estamos estacionando frente al hospital.  
 
Corto la llamada cuando ella me dice que si, tomo el bolso de cielito mientras Matt baja rápidamente del auto rodeándolo, abre mi puerta y me ayuda a bajar.  
 
Él cruza la calle llevándome todavía en sus brazos. En cuanto entramos al hospital una enfermera se acerca a nosotros y me sientan en una silla de ruedas. Matt habla con otra de las enfermeras y ella con otra más, nos dicen que debemos esperar un segundo y así lo hacemos, luego de unos minutos me llevan a una sala compartida, habían dos camillas.  
 
—Hola, buenos días —Habla una señora entrando a la habitación, la otra cama estaba desocupada.  
 
—Buenos días. — Responde Matt y yo sonrío de lado cuando vuelvo a sentir una contracción.  
 
—Vamos a ver cuánto tienes de dilatación. —Habla un poco malhumorada, miro a Matt de reojo un poco incomoda. La doctora hace lo que tiene  que hacer, informándonos que tengo tres de dilatación, se va sin decirnos nada más.  
 
—¿Ella me atenderá? —Le pregunto a mi hombre mirándolo extrañada. No tenía nada en contra de esa mujer pero yo quería que la Doctora Alice asista mi parto.  
 
—Pediré que nos atienda Alice, pero tengo que salir.— Dice Matt acariciando mi mano. Asiento, me da un beso y sale por la puerta de la habitación. Seguramente deberíamos pagar aparte, pero no me importaba.  
 
—Cálmate, cariño —Habla un chico entrando por la puerta mientras empuja una silla de ruedas, en ella está sentada una chica de su edad, ambos parecían más grandes que yo.  
 
—No puedo, me duele, Leon —Contesta ella histérica. Él la ayuda a bajarse de la silla de ruedas y la sube a la camilla.  
 
—Buenos días.— Dice educadamente él hacia mí.  
 
—Buenos dias días —Me dice ella agitada — ¡Ahg, Leon! —Se queja asustándome un poco.  
 
—Buenos día —Contesto. Un Doctor bastante grande en edad, entra a la habitación y saluda, parece más amable con ellos a diferencia de la que me atendió a mí. Por lo que oigo ella ya tiene nueve de dilatación ¿Así me iba a doler a mí?  
 
Entro en pánico mientras escucho las quejas de la chica que ahora se que se llama Leila. Todas las respiraciones que había hecho en el camino las había mandado a la mierda.  
 
—Cielo. — Salgo de mis pensamientos cuando mi hombre me habla. Está parado a mi lado, parecía más calmado que cuando se fue.  
 
Todas las charlas y planificaciones que habíamos tenido anteriormente, se habían ido al carajo. Ya me había olvidado hasta de cómo respirar.  
 
—Tengo miedo, se adelantó una semana. — Susurro sintiendo mis ojos llenarse de lagrimas —Me va a doler —Digo comenzando a entrar en pánico.  
 
—Cielo, Cielo... —Matt se sienta a mi lado en la camilla, frente a mí, tomando mis manos. — Debes estar tranquila, ya hablé con la Doctora Alice —Acaricia mi mejilla limpiando mis lagrimas —Respira, mi amor.— Sus ojos no dejan los míos, por un segundo me parece raro escuchar ese apodo, no me desagrada ser su amor — Vamos, respira. — Asiento imitando sus respiraciones, calmándome un poquito.  
 
Miro hacia la camilla de al lado cuando una enfermera entra y se lleva a Leila que parece ya estar lista para dar a luz.  
 
—Dios, no quiero que me duela... — Murmuro perdiendo mi mirada en el techo, volviendo a entrar en crisis en cuestión de segundos.  
 

Cuando el corazón habla +18 (Aprender a Amar #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora