Capítulo 58: "Juegos y bromas "

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Pov's Lía 

Mi pie se mueve de forma nerviosa, mientras mis ojos no se despegan de la puerta de la cocina. Había dado tantas vueltas en círculos que me dolían los pies. Podía sentir como mi vientre se había endurecido de lo tensa que me sentía. Decidí sentarme porque lo último que quería era afectar a cielito. 

También estaba algo molesta, porque me llevó toda la tarde hacer que Matt se sintiera bien, se distrajera, y que todo ese esfuerzo se fuera a la basura por una maldita llamada me frustraba, quería que se olvidara del problema, por lo menos por esta noche.

Escucho unos pasos acercarse por el pasillo y giro rápido en mi asiento chocando con mi brazo un vaso, dejándolo estrellado contra el piso.

—Mierda —Cubro mis ojos. Los pasos se acercan más rápidos hacia la cocina.

—¿Qué pasó? ¿Están bien? —Él entra corriendo pero se queda quieto a varios pasos de nosotras.

—Solo se me cayo un vaso —No le doy importancia, por que en realidad poco me importa. Trato de descifrar sus expresiones luego de la llamada, se veía preocupado pero lo atribuía a que se había roto un vaso cerca de nosotras.

—No te muevas, estás descalza —Deja el teléfono sobre la encimera para luego traer la escoba y barrer los pedazos de cristales rotos en el piso.

—¿Y...? —Le miró ansiosa oyendo suspirar. 

—Quiere que mañana vayamos a casa para la cena, quieren ver a cielito —Levanta los vidrios mientras asiento un poco sorprendida.

—¿Qué le dijiste? —Pregunto siguiéndolo con la mirada cuando camina hacia el cesto de basura donde tira los pedazos.

—Que si, dijo que quería que hablemos —Se gira y camina hacia mí —Cualquier cosa que pase… quiero tu apoyo, te necesito a mi lado —Se arrodilla frente a mí, mirándome en busca de mi aprobación.

—Siempre mi amor —Me inclino para besar  suavemente sus labios, mientras mis manos acarician sus mejillas. Siento sus caricias en cielito cuando nos separamos.

—Tienes el vientre muy duro —Me mira preocupado —Oye… no quiero que te pongas nerviosa por mis problemas cielo, no tienes de qué preocuparte, yo estoy bien —Lo acaricia lentamente, dándome una sonrisa que pretendía tranquilizarme. Era mentira, yo más que nadie sabía que no estaba bien.

—Tus problemas son los míos, no puedo evitarlo —Paso mis dedos por su cabello, peinandolo hacia atrás —Sabes, hace mucho no siento que patee —Era una preocupación real pero también me servía para cambiar el tema  —A veces se mueve y todo, pero no volvió a patear —Dolía que lo hiciera pero era algo bonito a la vez, cómo saber que te escuchaba.

—Cuando llegue del trabajo y tú estabas durmiendo le hable y pateo  —Se encoge de hombros. 

—Conmigo no… y encima me lo enrostras —Lo separo de mi cuerpo para cruzar mis brazos, él se ríe y niega.

Cuando el corazón habla +18 (Aprender a Amar #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora