𝒟𝒾𝑒𝓏

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ℒ𝑜𝓋𝑒

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ℒ𝑜𝓋𝑒

Omnisciente

El mes de la cosecha había llegado, las clases se habían suspendido para que los jóvenes pudieran ayudar a sus padres. Aunque la verdad era que la mayoría de ellos solamente buscaban el momento adecuado para escaparse de sus padres y librarse de sus tareas, y así, poder disfrutar del buen clima.

Luna y Sol habían cambiado un poco, el cabello de ambas se había esponjado notoriamente (gif), por lo que ahora todos sus amigos tenían prohibido tocarles el cabello y llevaban una relación de amor-odio con la lluvia.

Aveces recibían cartas de George, no lo habían vuelto a ver desde aquel invierno.

Gilbert todavía no regresaba

Los Cuthbert tenían dos inquilinos. Nate y el Sr. Dunlop. Sin embargo, ninguna de las gemelas los conocían. Además, la situación económica de los Cuthbert mejoraba cada vez más, y ahora con el mes de la cosecha, estarían aún más cerca de recuperarse

—¿Porque es necesario hacer esto? —preguntó Luna mientras tenía el pie adentro de una cubeta con yeso

—Porque necesitamos el molde de tu pie para hacerte zapatos —le dijo Andromeda obvia

—Nosotras deberíamos de estar afuera con Charlie o con Anne y Diana, no aquí —dijo Sol

—Pues se aguantan —les dijo Cassiopeia—. Hazlo bien —le dijo a Sol que se encontraba cosiendo un cojín de la sala que recientemente se había roto

Luna miraba el reloj mientras resoplaba

—¿Y tu libro? —le pregunto Andromeda a Cassiopeia

La rubia se encogió de hombros

—¿Todavía no lo terminas? —le preguntó Sol atónita

Luna sonrió cuando vio que ya podía sacar su pie, así que empezó a tirar levemente de su pierna

—No he podido continuar —explicó Cassiopeia—. No he escrito nada desde hace un mes, pero cada vez estoy más cerca de...

—¡No! ¡Se me atoró el pie, y no sale de ahí! —lloriqueo Luna, interrumpiendo a su hermana mayor

Las tres hermanas se empezaron a carcajear. La risa de Cassie era la que más se escuchaba

—¡Basta, Cassiopeia! —lloriqueo Luna mientras caminaba con su pie atorado en la cubeta, para demostrarles que no lo podía sacar—. ¡No lo puedo sacar, voy a perder el pie! —lloriqueo

Las tres hermanas se siguieron riendo de la chica de rizos

—¡Soy muy joven para morir! —lloriqueo—. ¡Ayúdenme! —dijo mientras se sentaba en una silla

ℒ𝓊𝓃𝒶//𝒢𝒾𝓁𝒷𝑒𝓇𝓉 ℬ𝓁𝓎𝓉𝒽𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora