Luna es una chica de clase casi baja. Pero el hecho de que no se puedan permitir comprarse regalos en navidad, no es el mayor de sus problemas, tiene cosas más importantes con las cuales lidiar, como su padre en la guerra o repentinos sentimientos h...
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𝒢𝒾𝓁𝒷𝑒𝓇𝓉
Omnisciente
A la mañana siguiente, todos yacían en sus respectivos lugares. Hablaban con sus respectivos compañeros de mesa, cuando la voz del Sr. Phillips, interrumpió sus conversaciones
—No debes fraternizar ni ejercer influencia indebida —le dijo el profesor a Anne—. Ruby, cambia de lugar con Anne.
Todos ahogaron gritos y exclamaciones de sorpresa. Antes de que Anne se sentara en su lugar, las gemelas le dedicaron una sonrisa triste. Al la hora del descanso, Anne, Luna, Sol y Diana entraron a la bodega, se sentaron y las cuatro se tomaron de las manos
—¿Tu madre nunca cederá? —le pregunto Anne a Diana
—Llore y llore, y le asegure que no fue tu culpa —dijo Diana—. No sirvió de nada
—¿Y ustedes? —les pregunto Anne a las gemelas
—Nuestra madre no se lo tomó mal —dijo Luna—. De hecho, hasta se burló de nosotras
—Comprendió que fue un accidente
—Entonces este adiós es para siempre; quiero evitarles futuros problemas —les dijo a las gemelas con pesar—. Así que será un adiós para las tres. Las cuatro debemos hablar el idioma más penoso que se nos ocurra.
—¿Con usted y vosotros? —pregunto Luna
—Así nunca olvidaremos este momento tan penoso —dijo Anne
Las cuatro entrelazaron sus meñiques
—Diana, Luna, Sol...¿prometen fielmente nunca olvidar a la amiga de su juventud?
—Nunca tendré a otras amigas del alma que no sean vosotras —les dijo Diana—. No quiero. Nunca querré a nadie como a ustedes
—Esperen ¿me aman? —les pregunto Anne
—Claro que si —dijo Sol
—¿Acaso no lo sabes? —le pregunto Luna
—Pensé que les agradaba, desde luego, pero nunca espere que me quisieran.
—Te queremos con devoción Anne —le dijo Diana
—Entonces siempre os querré —les dijo Anne—. En los años por venir, vuestro recuerdo brillara como una estrella sobre mi solitaria vida. Ofrezcámonos mechones de nuestro cabello... —dijo mientras sacaba unas tijeras de su delantal—...para atesorarlos eternamente
Anne se cortó tres pequeños mechones de su cabello, después hizo lo mismo con el de las gemelas, y finalmente con el de Diana
—Os ofrezco este símbolo de mi amor duradero —dijo Anne