♥ Episodio trece. ♥

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Ambos estaban desnudos sobre la cama, sus labios se devoraban con desesperó, el beta estaba entre las piernas del Omega, quién podía sentir ese enorme miembro junto al suyo.

La boca del beta comenzó a descender hasta esos hermosos botones rosados, los cuales succionó y mordió con suavidad, por primera vez el Omega disfrutaba de las caricias sobre su piel.

-Blanka...-el beta sonrió complacido ante ese gemido suave, sujeto las piernas del Omega por detrás de las rodillas, las levantó y comenzó a lamer el orificio rosado del Omega.

Yut apretó las sábanas en cuanto sintió como esa hábil lengua lo penetraba, su cuerpo se estremecía y su cabeza daba vueltas. El beta sabía perfectamente como hacer ese tipo de cosas.

-ngh... Blanka... Por~por favor.-

El kazajo sonrió divertido. Se reincorporo sobre el Omega y le rozó la entrada rozada con su sexo.-¿Qué quieres?-preguntó con su voz ronca en su oído.-dímelo. ¿Que deseas?-le mordió el lóbulo de la oreja y tiro de esta con suavidad.

-ahh... Entra.-pidió perdido y segado en el deseo.-por favor... ¡Te necesito!-

Blanka sonrió, le beso el cuello y el Omega se aferro a él.-lo que la reina pida.-

El Omega fue penetrado por completo con una sola embestida.-¡NGH!-soltó un fuerte gemido, mismo que el beta silencio con un suave beso.

-nos puede escuchar tu padre. ¿Deseas que el correcto y poderoso señor Lee nos descubra?-

El beta comenzó a mover sus caderas y las estocadas comenzaban a ser rápidas y certeras.

En un ágil movimiento, el beta pudo encontrar el punto G del pelinegro, quien tuvo que morder su propio brazo para silenciar sus gemidos.-ngh... Ahhh... Ahí...-

-¿Aquí?-lo embistió en ese mismo sitio de placer.-¿Te gusta?-

La cara y cuerpo del Omega lo volvía loco, esos ojos entreabiertos, esas mejillas rosadas, sus labios finos y delgados. Su piel lechosa y suave, su cuerpo delgado pero seductor.

Lo quería todo para él.

-¡Ngh!-las embestidas aumentaron mientras que sus botones rosados eran mordidos y succionados.

El beta se movió con más fuerza, el Omega sentía una exitación que jamás antes le habían echo sentir.

Sin necesidad de masturbarlo, el Omega se corrió manchando su abdomen, el beta lo embistió más fuerte y se corrió en su interior.

Se dejó caer sobre el Omega. Sus pieles sudorosas estaba calientes.-eres mío, y no te entregaré a nadie más.-susurro en el oído del Omega.

Yut sonrió, amaba los celos y lo posesivo que el beta llegaba a ser. Lo abrazo con fuerza y rodó en la cama, Blanka quedó debajo y el Omega sobre de él, con las piernas a cada lado del beta.

El sexo del beta seguía un poco despierto, Yut sonrió y comenzó a moverse en un delicioso vaivén sobre el sexo ajeno.

Blanka le miro encantado. El Omega se dedicó a observar al moreno. Era muy guapo y sexy.

Sus cabellos un poco largos y castaños, esos ojos que solo a él lo miraban con amor, sus gruesos y hábiles labios, su piel morena y cautivadora, su torso bien marcado.

-puedes mirar el tiempo que quieras, de cualquier manera, esto es solo tuyo.-el Omega enrojeció satisfecho.

Con su mano sujeto el miembro ajeno, el cual ya estaba nuevamente despierto, lo alineó directo en su entrada y, gracias al semen que se escurría de adentró, por la ronda anterior, no hizo falta prepararse.

El pelinegro se sentó con suavidad, por un momento llegó a pensar que jamás podría acostumbrarse a ese tamaño, para ser beta tenía un tamaño considerable ahí abajo.

Al sentir las manos ajenas sobre su cadera, su cuerpo comenzó a sentir una corriente recorrer toda su piel. Puso sus manos en el pecho marcado del beta, dónde se impulso y comenzó a mover sus caderas en círculos.

Blanka gruñó por lo bajo, ese cuerpo era muy sexy y erótico, levantó su parte superior, quedando sentado sobre la cama con el Omega aún montandolo.

Comenzó a morderle los pezones y a marcar su pecho, ese Omega podía ser su perdición.

Llevó sus manos a los glúteos del pelinegro, los golpeó con suavidad y lo ayudo a moverse con más facilidad.

Esa noche ambos se amaron y entregaron como nunca antes lo habían hecho, no fueron ni cuatro o cinco rondas, fueron muchas más.

♦♦♦

El pelinegro estaba a gatas sobre la cama, sus manos luchaban fuertemente para sostenerse, después de un rato, solo dejo su cadera levantada y pegó su pecho al colchón.

Blanka lo embestia con fuerza, sus cuerpos estaban completamente empapados por el sudor, ya llevaban más de ocho rondas y su cuerpo estaba por caer desfallecido, el beta parecía no querer acabar.

-agh.-

El beta cayó sobre el cuerpo del Omega, le beso la nuca y los hombros, después se acostó a su lado.-hay que descansar un poco... Aún no terminamos.-

-¡No!-sentenció el Omega rendido.-ya no puedo, necesito descansar.-

El beta soltó una risa.-muy bien, solo está vez.-le beso los labios con ternura.

-sabes, tienes una energía terrible.-habló al alejarse.

-aún aguanto mucho más.-

-me refiero a que parece que no te cansas.-corrigió antes de que el kazajo le saltará encima de nuevo.-no quiero imaginarme si hubieras sido alfa.-

-seguramente te habría dejado preñado de más de un hijo.-el beta se quedó callado por su error, el Omega parecía distante al escuchar aquello.-lo lamento.-

-¿Por qué?-

Blanka le acaricio sus largos cabellos, se los acomodo en su espalda sudorosa y le beso la frente.-tu padre me contó sobre la operación que te realizaron.-

-ah.-

-¿Quieres hablarlo?-

-lo que quiero es dormir.-

-entiendo. Una ronda más y ya descansas.-bromeó.

-¡Por supuesto que no! Si no me vas a dejar dormir lárgate de aqui-

-pero está es mi habitación.-

-aún así puedo sacarte.-

El beta sonrió encantado, amaba a aquel Omega con locura, lo sabía desde que lo conoció.

Se inclino y le beso la coronilla con dulzura.-descansa cariño.-

Yut enrojeció y trato de ocultarse entre las sábanas, ese beta era la pasión y lujuria encarnada.

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