Alexia Smith |+18|

| Capítulo 2 | 🍓

Forma #2: Aunque no lo creas, el talón de tu pie, también alivia un poco tu necesidad.

Alexia, Flashback.

Estoy en la barra de un club Night, bebiendo.Llegue a Italia, para encontrarme con el amor de mi vida. Pero lo que me encontré fue una sorpresa. Mi "novio" estaba haciendo un maldito trío.

Siempre me hice de la vista gorda, cuando veía las infidelidades en mi propia cara. Pensé que era algo normal. Pero que podía esperar de alguien, que solo me ve como su billetera personal.

Mi mirada se centró en las bailarinas que estaban bailando "sensualmente". Me giré dándole la espalda a todos. Escuche que la música paró, y se escucharon un montón de aplausos de viejos desesperados.

Esas idiotas verán quien baila mejor

Me levanté y seguí a una de las bailarinas, que se dirigía a los camerinos, supongo. La chica se adentró a una habitación donde provenían muchas voces de mujeres. Toque la puerta, y las voces comenzaron a cesar. Una chica abrió la puerta, no es la misma que seguí.

— ¿Que se le ofrece, señora? — dijo lo último en tono burlón. Aparte la la chica a un lado y me adentre a la habitación.

— Ya terminaron, su "baile sensual"—  Una sonrisa burlona se poso en mis labios.

— No, falta uno — La tipa que me abrió me miro con asco.

— Ese lo quiero hacer yo — dije mirando a todas esas ineptas. Todas las chicas estallaron en carcajadas.

— No zorra, tu no eres nadie, para ordenar eso — dijo otra de las bailarinas.

¿Me molesta que me llame Zorra? Obvio no.

— De rodillas — ordene. La mire de una forma tan intimidante y frívola que ella bajo su mirada y sus piernas flaquearon.

— ¡De rodillas, he dicho, Zorra! — La chica se asustó, cuando mi voz salió tan demandante, se arrodillo. Sonrió de manera arrogante, mientras miro como su cuerpo esta postrado de miedo en mis pies. 

— Buena chica — Acaricie su cabeza como si de un perro se tratase — Yo voy hacer el baile, entendido —

— Pero...señora...— balbuceo.

— Mi señora — Solté de repente.

— ¿Que? — Me miro de una manera rara y rodé mis ojos.

— Que digas, Mi señora, cuando te dirijas a mi — La chica asintió varias veces, parecía tonta.