Forma #32: "La vibración del teléfono puede ser utilizada para muchas cosas y no precisamente para tus notificaciones de redes sociales"
Alexia
Vas hacer criticada por tus acciones. La gente no entenderá la emoción y el placer que corre por tus venas cuando haces algo que te gusta demasiado — Las palabras de mi madre se hacen presente. Nadie entenderá mi locura por hacer lo que hago.
Salgo de la casa sin voltear a mirar atrás, tiro mi bolso al asiento de copiloto y enciendo el carro. Manejo por las calles transitadas de Los Ángeles, sintiendo una adrenalina que me hace enloquecer. Estaciono mi carro y bajo al frente de una de las mejores discotecas que hay en esta cuidad.
El color rojo parpadeante hace que el lugar de un aire de erotismo y que las ganas pecar y follar sean palpables. Las pequeñas camas que están por todo el lugar siendo iluminados por un tenue color blanco, cubiertos por cortinas rojas, dan un gran espectáculo de como follan a todas las personas que se encuentran en el lugar. Subo las escaleras hacia llegar al segundo piso, veo a lo lejos la cabellera castaña de mi mejor amiga, que esta siendo, literalmente, cogida por una de las chicas de la discoteca.
— Lárgate, después sigues con tu trabajo — Digo y me siento al frente de Sofía. La chica enojada se va.
— Es casi un milagro verte de nuevo por acá. ¿Tu "prometido" te dio permiso para venir? — Dice y sonríe de manera burlesca mientras toma de manera tranquila de su copa.
— Una pequeña discusión, ocupaba despejar mi mente, ¿acaso tengo prohibido de venir acá? — Digo y ella se siente en mis piernas.
— Tienes la misma mirada que hace siete años, cuando mamá Rose estaba apunto de morir — Dice y toca mi mejilla. Escondo mi cabeza en su cuello y me permito llorar — Tranquila Lexi, estoy contigo en todo lo que necesites.
— ¿Soy una maldita asesina? Matar a la mujer que me vendió como carne a esos viejos, ¿es acaso malo? — Saco mi cabeza de su cuello y miro sus ojos — ¿Crees que soy una maldita perra que mata por placer?
— No, si lo que hiciste te trae paz, entonces es bueno para ti sin importar que digan los demás — Acaricia mis mejillas y cierro mis ojos a su tacto — Eres la gran Alexia Smith, nadie te tiene que reprochar nada. Nadie es digno de decirte esas palabras sin conocer tu pasado.
Asiento a sus palabras. Desde cuando las palabras de una persona que no conoce mi pasado mi afectan.
— Te afectan por que amas a esa persona — La voz de mi conciencia responde mi pregunta y las ignoro, distrayéndome con las personas que se encuentran en el piso — Cógete a Sofía.
Tomo la cara de Sofía y me subo encima de ella para besarla de manera fogosa, ella pone sus delgados brazos en mi cintura.
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— Vamos muchachas, envuelvan bien esos paquetitos que van para un viaje largo — Hablo y me pongo detrás de una de las muchachas nuevas — Si los envuelves así, el paquete se abrirá. Envuélvelo mas de cinco veces en el centro y después diez veces a los lados, después los sellas con un poco de Masking blanco y listo, si lo haces de esta manera te ganaras cien dolares por cada paquete listo — Le guiño un ojo y ella asiente ahora haciéndolo de una manera mas rápida.
— ¡Huele a dinero! — El grito de Natasha me hace verla y sonrió. Mis amigas sonríen mientras niegan — Uff Lexi, tienes un poco de polvito en tus hermosos pechos, no hay que desperdiciar — Dice y pasa su lengua por el centro de mis pechos desnudos, hasta que no hay rastro de polvo.
— ¡Eres una atrevida! El pobre de Maximiliano te cree una santa, pero si te mirara ya no quisiera nada contigo — Dice Emily y me aparto de Natasha. Para saludar a la rubia que miraba los cargamentos con admiración.
— No cambiare por un hombre. Diversión nada mas — Dice ella mientras manosea el trasero de una de las nuevas empacadoras de éxtasis — Ya fui utilizada varias veces por ellos, ahora me toca a mi disfrutar — Ataca el cuello de la chica, haciendo que la menor suelte un gran gemido, poniendo algo nerviosa a las demás.
— Tengo que ir a la empresa, quedan pendientes de la entrega de este cargamento. Quiero que llegue sano y salvo a las manos de mi hermosa Árabe, cualquier cosa me llaman— Tomo mi bolso y me subo a uno de mis carros, Ethan se sienta en la parte de conductor y un silencio gobierna en el auto.
Miro por la ventana como las personas caminan de manera tranquila, hasta que mi mirada se posa en una familia que camina tranquilamente con su pequeño hijo caminando de la mano de su padres.
— Quisiera cambiar el tiempo, uno donde por lo menos fueras alguien normal, a veces pienso que lo mejor es no a verte conocido... —
Las palabras de Alek desde esa noche han estado presente, pasaron dos semanas desde la ultima vez que me quede en la villa. Voy por la mañanas a la empresa o a la bodega y toda la tarde hasta el anochecer la paso con mis hijos. Actualmente estoy viviendo en un Penthouse, que esta a unos minutos de mi empresa. Claro que me hace falta la presencia de mis hijos por la mañana o despertar mirando a mi hermoso italiano, pero sus palabras me dolieron.
Hace menos de una semana todos decidieron volver a sus países por cuestiones de trabajo. Se enteraron de mi pequeño separa-miento de Alek y yo, pero aun así nadie dijo nada. Mi teléfono suena y lo tomo de manera rápida al ver quien es el que me llama.
— Richard, ¿dime que pasa? — sigo mirando por la ventanilla, tratando de alejar las palabras de Alek de mi mente.
— Señora... — Escucho como suspira pesadamente, como si fuera corrido demasiado — Alguien se quiso infiltrar a la casa para un atentado contra el señor Alek. Sus hijos menores están bien, tuvimos que actuar e ir a traer a su hija Daniela antes de lo establecido. El señor entro en un estado de pánico y Samantha le dio un té de hierbas para bajar sus nervios y dormirle.
— ¿Que paso con el tipo? — Miro fijamente mi arma, sintiendo el enojo correr por mis venas.
— Lo atrapamos señora. Nos confeso todo, trabaja para Alessandro. Aunque lo que nos comento es mas perturbado y asqueroso —
— Pronto llegare — Corto la llamada y le doy instrucciones a Ethan de ir hacia la villa.
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Editado
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Alexia Smith |+18|
De TodoAlexia Smith, joven empresaria de veintiséis años de edad, que para su corta edad es una de las mujeres más envidiada y codiciada en el mundo empresarial, no solo por el género femenino si no por el masculino también. Mujer dominante, fría, que no...