Veinte cartas antes del suicidio ✓Tododeku

Carta 7

9 Septiembre del año 2016

Midoriya Izuku

Estamos en busca de una nueva historia porque nos cansamos de la misma rutina, estamos exhaustos de escuchar el mismo triste y aburrido final. ¿Qué podemos hacer para cambiarlo? A donde sea que mi mirada vaya, encuentra el mismo panorama. ¿No estas harto? Quiero tener algo nuevo que contar, no quiero estancarme más. El tiempo se va, no se esta deteniendo por nada o nadie, así que frénalo.

Tratando de parar algo imparable.

Esto hace que me cuestione. ¿El tiempo pasa rápido o nosotros somos demasiado lentos? ¿El tiempo avanza velozmente o nosotros nos estancamos? Nos quedamos con los recuerdos menos dolorosos, enfocando toda nuestra atención en esos momentos para evitar afrontar los nuevos sucesos que la vida nos pone enfrente, como una prueba del sucio y cruel destino.

¿Estas huyendo de tu destino o lo afrontas en el cruel presente? ¿Qué es lo que elegiste? No veo una respuesta clara en tu mente.

Mis ojos se abren de par en par, las imágenes que pasan por estos son veloces. Un sol y una luna, una estación detrás de otra. Las personas pasando, se estan yendo. ¿Si lo puedes ver? Nadie se queda, estan ahí siendo temporales unos para los otros, dándose calor a sí mismos para poder enfrentar cada uno su propia batalla pero, ¿qué hay de aquellos que estan en la oscuridad? ¿Por qué nadie los abraza? ¿Quién le teme a quién?
Doy un paso seguido del otro. El suelo pintado de blanco en mi mente comienza a resonar. Regresan sus miradas hacia atrás. Son miradas perdidas, ¿buscan algo? ¿buscan un motivo para quedarse? ¿indagan en su mente para encontrar un motivo para vivir? Porque no veo nada, no veo a nadie. El primer sujeto da un paso más y decide caer; desplomándose de una forma patéticamente ridícula. Una alma más atrapada. Gritos y sollozos son lo único que puedo escuchar. ¿Así que aquí es el lugar de las almas? ¿Este es el lugar de las almas perdidas? El lugar de los <<quise y no pude>>.

Una línea. Un mundo divido entre los vivos y los muertos. Estoy a la mitad, los muertos me llaman, dicen que debería ir con ellos. Mi mirada se dirige al mundo de los vivos y me pregunto. ¿Qué estoy dejando? ¿Hay alguna razón por la cuál deba irme por esta opción? Familia, amigos y conocidos. ¿No es eso más que suficiente? Quito la mano del muerto aferrándose a mi bota roja. Me disculpo por no poder acompañarlos pero yo aún tengo tantas cosas que hacer, tanto que demostrar y por lo cual quedarme. No me daré por vencido ahora. Recién estoy en la línea de partida, la carrera todavía no comienza para mí.

Abrí la nueva caja de pastillas; sin color alguno. ¿Tan triste debe ser el empaque para poder enterarme de mi situación? Fue aún más patético que a pesar de los años que pasaron, siguiera buscándote y leyendo esas cartas que todavía no arman el perfecto escenario del dudable crímen. Izuku, ¿cómo es que moriste? Necesitaba saberlo. Tus motivos, tus tristezas, tus dolores; yo quería saber cómo fui tan idiota como para no verlo. ¿Y es que yo decía amarte? Que estúpidamente irónico, fue un sentimiento tan superficial que al igual que todos los demás, ni yo pude ver. Te perdí sin siquiera haber estado dentro de tu cálido y pequeño corazón. ¿Así es el sentimiento de la soledad? ¿O es que estuve pensando demasiado en ti? Espero poder cerrar los ojos nuevamente con esas pastillas tan costosas que compré, porque ni siquiera el té puede hacerme dormir como el hipnotizante olor a canela de tus suaves rulos en mi barbilla.

Mi cabeza dejó de ser mía, para ser tuya y ser completamente gobernada por tus encantadores recuerdos y pensamientos. Izuku; en todo momento te extrañé, y anhelaré.