Carta 9

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19 Noviembre del año 2016

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19 Noviembre del año 2016

Midoriya Izuku

Mis manos estan temblando. El frío que hay en ellas no es el motivo aparente del temblor; soy yo.

Cristalinos como el iris de tus ojos.

¿Por qué mi boca tiene un sabor extraño? Un amargor esta en ella. Mi corazón se acelera, un ruido peculiar retumba hasta mi cabeza y oídos. <<Tutum Tutum>> Es la dulce melodía del corazón, de ser así, ¿por qué duele, hiere, quema y lo estrecha?

Me estoy volviendo débil, debí haberme hecho fuerte. ¿Estoy mal yo o las personas lo toman mal? ¿Qué clase de respuesta debería buscar mi mente para poder tranquilizar mis temblorosos pies? Pasos en falso, estoy cayendo. Ya no hay nadie, no puedo aferrarme.

—Un ideal.

—Ya no lo hay...

¿Quién soy verdaderamente yo? ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué estoy siguiendo? ¿Estoy esperando a que suceda algo interesante? ¿Estoy esperando a que algo me ate? Otra vez, mi pecho se estruja. El líquido caliente que se resbala por mis pálidas mejillas, no puedo pararlo.

¡Pero quiero que pare!

Aquella pastilla del sueño.

—No quiero tomarla, entiéndelo.

—Esto te hará sentir mejor.

—No quiero, por favor. -el forzoso agarre de los médicos deja marcas y duele; estoy herido.

—Buena noche, chico.

Antes era una obligación, ¿y ahora? ¿qué estoy diciendo? ¿realmente puedo hacerlo? ¿verdaderamente es lo correcto? No hay nada de valor ahora, nos volveremos a reencontrar en el mundo de los muertos.

Por última vez, me doy el privilegio de salir al balcón. Que lindo es el cielo de noche. Las estrellas estan reluciendo, estan brillando ¿esa es mi señal? ¿Significa que debo ir? Lo haré. Las tomaré forzosamente, esperando atarme y esfumarme con ellas.

<<La llave hacia la libertad>> abro el frasco y saco tantas pastillas como puedo, aún tengo el agua que había servido en aquel vaso azul. Echo un vistazo a la foto quebrada en la repisa, sí. Ya no hay nada por lo que deba estar ahí. Mi mano con las pastillas impactan en mi boca, el agua que había en el vaso ahora esta en mi cavidad bocal, estoy bebiendo. Estoy un paso más de la libertad. Me recuesto en la cama con la funda negra y miro el techo. Las estrellas fluorescentes que había pegado en el techo con mamá y papá, siguen ahí. Están brillando más que nunca a pesar del tiempo, yo también me despido de ellas y con el último soplo que me queda sonrío a la vida. Sonrío a la vida que acabo de concluir.

Midoriya Izuku































Las teclas del piano comenzaron a resonar no solo en el grande y lleno escenario; sino también en la profundidad de mi triste y desolado corazón

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Las teclas del piano comenzaron a resonar no solo en el grande y lleno escenario; sino también en la profundidad de mi triste y desolado corazón.

No leí tu novena carta minutos antes, tampoco horas. Había leído tu novena carta dos días antes de aquel recital. Mi rostro demacrado decía la verdad, y ni siquiera las notas que tocaba con tal fuerza espantaban las criminales lágrimas que se fugaban de mis débiles ojos. Me estaba consumiendo ahí mismo, frente a mi mejor amigo y frente a tanta gente que se tomaba el pecho como si quisiera arrancar un dolor. ¿Estaba transmitiendo tu dolor con el mío? Quería ser yo mismo y quería parar de sentir culpa por no haberlo visto.
El traje blanco que llevaba; comenzaba a odiarlo. Las gotas que se deslizaron por mis suaves mejillas cayeron hasta mi pantalón, haciéndolo notable. Mi familia, ¿debo pensar en ellos ahora? En los que persisten, y en los no existen.

Izuku, estuviste viviendo incluso ya muerto; siendo un cascarón vacío. ¿Qué le sucedió a tu bella y resplandeciente esencia? La anhelaba de vuelta.

Veinte cartas antes del suicidio ✓Tododeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora