Capítulo 3

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Capítulo 3

Todos se preparaban para la fiesta de caridad.

Mientras la gente se organizaba para la reunión, Toro y Scout vigilaban en la llanura hasta el momento de interceptar la diligencia que llevaba a Calvin Candie.

- Yo decírtelo antes, Scout- dijo a su caballo- esa yegua darte muchos problemas. Tú seguir mi consejo. Tú obedecer a Gran Espíritu y no fijarte en ella.

Scout relinchó.

- Yo no poder opinar. Pero tal tener razón. Yegua ser linda. Al igual que su dueña...no, no hacerme pensar en eso. Atento, amigo. Cuando Wendigo Candie salir tú advertirlo.

La diligencia llegaba al pueblo justo al caer la tarde. Scout relinchó. Los comanches salieron de su escondite.

El hombre se asustó. Los que iban con él trataron de escapar que los comanches dieron cuenta de algunos de ellos.

- ¿Qué sucede en este pueblo?- preguntó molesto.

- Señor, los comanches no han sido erradicados.

- ¿Y se puede saber por qué?

- Es largo de contar, venga con nosotros.

Cuando escapó, Toro dijo a los comanches.

- Tenahpï miitïtsi escapa.

- Kemah- dijo el jefe y se despidió de Toro.

Ahora aquel hombre sabría que no sería fácil adentrarse en el pueblo y hacer de las suyas.

En tanto, la fiesta comenzaba en aquella casa.

Mildred llegó y varios señores la saludaron.

John Reid también estaba entre ellos, aunque pocos sabían que se trataba de él.

El baile comenzó.

El abogado bailó con algunas damas y luego indagó quién era la joven que se encontraba ahí y a quien llamaba La Reina de Corazones.

- Es la hija de Thomas Carter, se quedó huérfana y dicen que está tratando de recuperar las posesiones de su padre. Pero también tiene fama de que es buena jugando a los naipes.

- Ya veo.

De repente, llegó Calvin Candie y saludó a varios de los presentes.

- ¿Cómo fue su llegada, señor?

- Algo accidentado- señaló- los comanches nos rodean. ¿No se han podido deshacer de ellos?

- No aún, pero olvide el mal rato. Quizás sólo sea temporalmente.

Mildred lo vio y le extrañó su forma de ser.

- Bienvenido, señor Candie- dijo ella.

- Gracias, señorita. ¿Quién es tan bella dama?

- Soy Mildred Carter.

Al escuchar el apellido, Calvin sonrió. Era la persona a quien pensaba despojar de una buena vez.

- Señorita, a sus pies. Conocí a su padre hace tiempo y no pensé que un día podría conocer a su bella hija.

John Reid intervino.

- Buenas noches, señor. Lamento la interrupción.

La pieza comenzó a sonar.

- ¿Me concede este baile?- preguntó John Reid.

Mildred aceptó para no contrariarlo pero le pareció extraño.

Mientras bailaba, John le dijo.

- Señorita Carter...no es necesario que haga comentarios. Sólo quiero advertirle que ese hombre es peligroso.

- No sé quién sea usted pero yo también pienso igual. Ese hombre es responsable de la muerte de mi padre.

- Mi amigo y yo lo buscamos por diversos delitos- dijo John.

- ¿Su amigo?- preguntó.

Le mostró ligeramente su placa de Ranger.

- ¿Le dice algo esto?- indicó.

- No mucho...

- Tal vez haya algo que le diga algo más- comentó.- Ahora, no se preocupe, bailemos.

Mildred bailó con John para luego bailar con Candie.

Sin embargo, fuera, la yegua estaba inquieta porque Scout no andaba lejos.

- Tranquilo, amigo- dijo Toro- no molestar a la dama. Esperar a kemosabe. Ya tener tiempo después para acercarte...


TORO Y LA REINA DE CORAZONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora