Capítulo 13

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Cap. 13

Mildred había sido bien recibida por la tribu, aunque todavía algunos dudaban.

El jefe comanche le dijo:

- Tú tener que ser bautizada bajo nombre comanche.

- Sí, tío- añadió ella.- Me has hablado tanto de mi madre me hubiera gustado tanto conocerla.

Toro le explicó al jefe. Éste le refirió a Toro que ella tenía mucho de su madre.

- Mujer de fuego, como llamarte Toro, ser tan parecida a Chenoa, tú tener fuerza, ternura y ganas de luchar por los tuyos. Tú ser digna hija de comanches.

La joven dejó rodar algunas lágrimas de emoción. Toro habló con el jefe.

- Ella tener que volver para hacer justicia.

- Pero primero ser admitida oficialmente como hija de comanches.

Así que se dispuso una celebración para admitir oficialmente a Mildred como comanche.

Toro, a la luz de la fogata, veía relumbrar la figura de la joven y se encendía más de amor.

- Tu nombre ser: Kuuna Nami (Mujer de fuego).

Los comanches la pintaron y le dieron una pulsera de cuero.

Toro se acercó a la fogata e hizo señal al jefe de que pedía a Mildred como mujer.

- Suvate- dijo el jefe- tómala.

Toro colocó otra pulsera a Mildred y la llevó a su tipi.

Estando dentro, Mildred se quedó de espaldas a él. Toro le dijo palabras dulces al oído en comanche:

- Kuuna...sarii be- (fuego...dame un beso).

Ella se volvió hacia él y le dijo:

- ¿Se supone que ya estamos casados?

Toro tragó saliva.

- Ante comanches, ya.

- Con eso me basta...

Pero el comanche volvió a mirarla y apenas la dejó hablar. Su mano en el muslo de la joven la hizo gemir. Mildred le permitió seducirla. Cuando se dio cuenta se estaba sintiendo tan deseada y amada que olvidó de momento lo que sucedía dentro de ella. Toro se adentró un poco más y se dejó llevar por el éxtasis, derramándose con fuerza y vigor.

Cuando se recompuso, ella trataba de cubrirse, pero Toro le decía.

- No hacerlo...dejarme verte así, al natural...ser muy hermosa...marido disfrutar de belleza de mujer de fuego.

- Es que...aun me da algo de pena.

Toro preparó algo de una bebida.

- Onaa...es dulce y fermentado. Pica y alegra.

- No...no puedo, Toro.

El indio justiciero se incorporó.

- Mil...¿desde cuándo no sangrar?

- Toro...¿por qué me preguntas eso?- dijo algo apenada.

- Entonces, tú...¿darle hijo a comanche justiciero?- preguntó anhelante.

Mildred asintió y lo abrazó.

- Espero que eso no te moleste...

- Claro que no- añadió el comanche- eso ser lindo...hija de Chenoa dar hijo a Toro...

Y los besos los unieron un rato más.

Cuando amanecía, Toro la llevó al escondite.

Sin embargo, no muy lejos escucharon disparos.

- Toro...¿qué es eso?

- Tranquila, Kuuna Nami- añadió Toro- yo dejarte en lugar seguro.

Tras dejarla en una cueva segura, Toro se convirtió en ave y voló hasta lo escarpado de una montaña. Allí divisó a un grupo de cuatreros que disparaban a algunos hermanos comanches.

Entonces llamó a Scout y se reunió con John Reid.

- Tardaste un poco. – dijo el Llanero.

- Yo dejar en lugar seguro a Kuuna Nami.

- ¿A quién?

- A Mil- sonrió- por cierto...yo impregnarla con hijo.

- ¿En verdad? ¿Tan rápido?- preguntó John Reid.

- Yo no tener la culpa de que Kemosabe no tener misma puntería de indio comanche- dijo con leve sonrisa.

El Llanero movió la cabeza aceptando la broma.

- Ya, Toro, anda, vamos a deshacernos de esos tipos. En cuanto terminemos con ellos, no le va a dar tiempo a Calvin Candie de amedrentar a Mildred ni seguir haciendo de las suyas.

Entonces el combate comenzó.

John Reid apareció con su grito y su caballo Silver en escena. Toro estaba en el otro extremo de la montaña.

Los secuaces de Calvin disparaban pero John Reid los derribaba de su caballo. Toro alcanzó a dos de ellos y peleó cuerpo a cuerpo con esos hombres, llevándolos al río y tratando de ahogarlos.

- A ver, animales...¿cuántas vidas de comanches deber?

Los hombres se ahogaban y quedaron desmayados junto al río.

El Llanero dejó marcado a otro que volvió al pueblo con la pierna lastimada sobre el lomo de su caballo.

- ¿Qué suceder con ése?

- Nos servirá de señuelo. Va a atraer la atención del pueblo. Tú y yo debemos volver. Hay que preparar el plan para que vuelva Mildred a hacer justicia.

- Aquí estoy- dijo una voz femenina- estoy lista.

Mildred se había vestido como hombre y montado a Honey.

- Tú no deber salir...

- Claro que sí, además...Honey es necia y quería estar al lado de su garañón- sonrió.- Bueno, ¿cuándo comenzamos el plan?

El Llanero y Toro se miraron uno al otro algo sorprendidos.

TORO Y LA REINA DE CORAZONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora