Capítulo 9

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Capítulo 9

Mildred cerró los ojos porque el viento golpeaba fuertemente su rostro. Ocultó la cara en el pecho de quien la llevaba. Pero el olor era característico: una mezcla de tabaco y campo. Era Toro.

Se aferró a él por el temor y procuró no hablar. Toro tampoco hablaba. Sólo apresuraba el paso. Tenía la mente repleta de ideas cruzadas. No hubiera querido salir de ahí rápido, pero tampoco quería permanecer ahí. ¿Qué sucedería ahora? ¿A dónde la llevaría Toro? ¿Sería con los suyos? ¿Sería una trampa?

El paso de Scout fue disminuyendo poco a poco. La velocidad del caballo fue haciéndose cada vez menor, así como el latido de su corazón.

Una mirada leve a Toro y una sonrisa de parte de él le devolvieron la total tranquilidad.

- ¿En dónde estamos?

- Tú vas a ver...

Avanzó un rato hasta donde se encontraba un tipi. Dentro de él se encontraba el jefe comanche.

- Dentro estar Gran Jefe.

La ayudó a bajar y la llevó hasta donde estaba el jefe de los comanches.

Cuando éste vio a Mildred, se sorprendió enormemente:

- ¡Chenoa!- y preguntó a Toro en su dialecto cómo la había encontrado.

Mildred comenzó a llorar. Toro le indicó que ella no sabía nada, y que estaba en peligro.

El jefe los hizo sentar y comenzó a contar:

- Chenoa ser flor de estas tierras, y hombre blanco robarla. Ella sufrir porque hombre blanco ser casado y él sólo usarla. Después, Chenoa tener una hermosa niña. Mujer de hombre blanco adoptarla cuando Chenoa morir. Desde entonces no volver a verla...

Los ojos del jefe se cristalizaron. Toro miró que Mildred también lloraba.

- ¿Cómo era mi madre?- preguntó ella secando el llanto.

- Ser como el agua del río, pura y limpia...era fuerte como el rayo, alegre como el viento, su piel era tostada como la tierra y buena como el sol...-dijo el jefe.- Ser mi hermana...

- Entonces...yo soy...su sobrina- comentó Mildred.

Toro tradujo al jefe lo que Mildred dijo. El jefe sonrió y asintió.

- Sí...tú ser de familia comanche...tú poder quedarte para cuidarte...para que hombre blanco Calvin no hacerte daño.

Ella agradeció.

Más tarde, fue llevada con las mujeres de la tribu para arreglarla e introducirla en la familia del jefe.

Toro observaba a lo lejos.

Cuando por fin tuvo oportunidad de hablar con él, Toro le dijo.

- Ahora sí, tu parecerte totalmente a Chenoa.

- No...ella debió haber sido más bella que yo- aseguraba.

Toro acarició su mejilla.

- Ven, yo mostrarte dónde quedarte.

Mientras conversaban, ella le dio las gracias.

- Toro, eres muy bueno. No sé qué habría hecho si...

- No decir nada...-añadió Toro, acariciando la cabeza de Mildred- tú estar bien aquí...nosotros protegerte. Kemosabe ir a averiguar lo que hará Wendigo Candie.

- ¿Wendigo? ¿Qué significa?- preguntó Mildred.

- Significa en lengua comanche "mal espíritu", espíritu de mal...

- Tienes razón...es un mal espíritu...en cambio, tú eres un buen espíritu.

Toro se acercó y le dio un beso y luego se levantó.

- Tú descansar...yo vigilar.

Mildred agradeció y se sentó en aquel tipi, dejando que el sueño la dominara.

Mientras tanto, en casa de Calvin Candie todo era confusión.

- ¿Cómo dejaron que pasara?- preguntaba Calvin, mordisqueando el puro.

- No lo sé, señor, sólo pasó- dijo uno de ellos.

- Quiere decir que alguien puso a los comanches sobre aviso, o hay alguien nos está traicionando.

- No somos nosotros, señor.

- Deben ser los justicieros- dijo otro- el Llanero y el indio.

Calvin comprendió.

- Eso debe ser...pues me los encuentran a como dé lugar. No puedo dejar que esto esté sucediendo.

La mañana despertó a Mildred con el olor de un caldo caliente.

Toro ya estaba ahí.

- Buen día, hija de Chenoa...

- Buen día, Toro.

- Mira, tú comer...yo llevarte más arriba. Escondite no debe ser descubierto. Contigo comanches no poderse mover muy rápido.

- Tienes razón. Tal vez sea mejor de que me vaya...

Toro la detuvo.

- No...Calvin no tener compasión y nosotros no permitir que él hacerte daño a ti también. Kemosabe decir que Calvin está en comisaría. Amigo mío saber qué hacer...tú venir conmigo al cerro.

Mildred se dio cuenta que no tenía alternativa si quería regresar a defender lo suyo, si en verdad eso lo era.

Cuando iba a caballo, Mildred dijo:

- ¿Sabes dónde está Honey?

- Ella ya estar allá, Scout no perdonarme si no llevar yegüa.- aseveró Toro.- Esta vez no servirte cartas para salvarte.

- No volveré a jugar, Toro.

- Yo esperar que eso ser así, por tu propio bien.

Al fin, llegaron a una vieja casa que estaba en el cerro.

- Ser escondite de Kemosabe y de Toro...tú quedarte aquí...

- Sí, Toro, gracias.

Mientras dejaba que Scout comiera, Mildred agradeció de nuevo y pidió.

- Toro...quiero que me digas cómo puedo ayudarlos. Candie debe otras vidas, de indios también. Y yo soy...parte de ustedes.

- Mujer mestiza ser valiente...y hermosa...

- Sólo quiero hacer justicia. Y sólo quiero estar lejos de ellos...ser una Carter sólo me ha traído dolor y decepción- dijo con lágrimas en los ojos.

- No llorar...todo salir bien- añadió, besando de nuevo sus labios.

Luego, Toro subió al caballo.

- Tú quedarte aquí...yo traer caza para cenar...

Mildred asintió y lo despidió, así como Honey lo despedía con un relincho.

TORO Y LA REINA DE CORAZONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora