TORO Y LA REINA DE CORAZONES

Capítulo 7

Capítulo 7

Durante toda la noche, Mildred no pudo dormir. Sólo pensaba en lo sucedido. Si iban a quemar su finca, ¿cómo era que la que estaba ardiendo era la de Calvin Candie? Tenía miedo. ¿Y si ese tal Candie había intentado quemar sus terrenos para amedrentarla y obligarla a cederle los documentos? Sí, seguramente era eso. Estaba molesto porque había ganado la partida de cartas y la carrera. ¿Y si ahora Candie trataba de vengarse de ella?

Mientras tanto, Toro y el Llanero vigilaban.

- Fue un gran trabajo, amigo- dijo John Reid.

- Pero yo pensar que esto estar mal- aseguró.

- Sí que lo está- advirtió John Reid- ahora no sabemos cómo vaya a reaccionar este tal Candie. Sin embargo, ya estamos investigando. Tendremos que separarnos mañana en la noche. Vas a tener que vigilar a la señorita Carter mientras yo averiguo más respecto a Calvin Candie.

- Yo esperar que mujer mestiza no molestarse conmigo.

- ¿Estás tan seguro de que esa mujer es la hija de la india Chenoa?- preguntó John Reid.

- Si tú haber conocido a Chenoa, estar seguro. Gran Jefe estaría seguro si él poder verla.

- No se te ocurra- observó el Llanero.

- No, por ahora, kemosabe.

El Llanero sonrió. Su amigo estaba loco pero no tanto.

- Ahora duerme.

Durante la noche, Calvin Candie estuvo reuniéndose con un grupo de secuaces a los que les daba indicaciones.

- Quiero poner contra las cuerdas a esa señorita. Pero ustedes solamente tienen que aguardar mi orden. Voy a tratar de actuar en consecuencia.

- ¿Quiere que le demos algún sustito a la señorita?- preguntó uno de ellos.

- No...-agregó Candie- si lo hacen, sospechará. Quiero que las sospechas recaigan sobre los comanches.

- No será difícil, señor Candie- alegó otro- tenemos hombres de confianza que pueden hacer bien el trabajo.

- Por el momento, voy a quedarme tranquilo. Mientras tanto, averígüenme lo que puedan sobre este asunto.

- Sí, señor- dijeron aquellos hombres.

Más tarde, Toro notó la presencia de gente extraña rondando a los comanches.

Así que hizo una señal para que ellos se dispersaran. Alguien estaba intentando hacerles daño.

Como no pudiera dormir, estuvo tratando de conciliar el sueño en la madrugada, pero el relincho de Honey la despertó.

Se asomó por la ventanilla que daba al establo.

- Debí suponerlo- dijo ella, acercándose.

Toro trataba de convencer a Scout.

- Yo decirte mil veces que yegua no convenirte...

- ¿Y se puede saber por qué no le conviene mi yegua a tu garañón?- preguntó Mildred algo sorprendida.

- Porque ella darle problemas a Scout. Él tener que ir y venir por llanuras, no estar pegado a yegua coqueta.

- Ah, vaya, poco delicado de tu parte. Eso es poco caballeroso de parte tuya y del caballo, aunque viniendo de ti...