━━𝐒𝐄𝐌𝐏𝐈𝐓𝐄𝐑𝐍𝐎 ┊ ❝Malia Murphy no sabía lo que era una verdadera y eterna amistad hasta que conoció al club de perdedores.❞
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(𝟏) Sempiterno. It chapter one /✓
(𝟐) Serendipia. It /✓
(𝟑) Saudade. It chapter two / en proces...
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Malia no sabía cuanto tiempo había transcurrido desde lo sucedido.
Tal vez si se fijaba en que su garganta ardía como si hubiera estado gritando por horas, se daría cuenta de que llevaba mucho. Tal vez e incluso si eran horas pero ella no lo contaría o le daría importancia a eso, no dejaría de gritar hasta que la soltaran y pudiera ayudar a su mejor amigo que seguía siendo golpeado por Víctor y Henry mientras que Belch la sostenía para que no se metiera.
Casi podía sentir un Déjà vu con toda la escena que pasaba en frente suyo. Era tal y como el día que conoció a Ben y había decidido que de una vez por todas se alejaría del grupo de Bowers.
Que ingenua había sido al creer que podía alejarse de ellos como si nada.
Que ingenua había sido al creer en que por fin podría tener a personas que la quisieran de verdad y el mundo no se las arrebataria.
Que ingenua había sido al creer que por fin podría ser feliz.
Es sorprende lo impredecible que puede resultar la vida. Puedes estar completamente feliz y creer que tal vez esa felicidad podría mantenerse, que en realidad la vida no es tan mala como crees pero de un momento a otro, todo puede irse a la mierda.
Y la verdad es que si Malia pudiera elegir entre estar en el lugar de su mejor amigo o estar siendo obligada a ver todo, escogería sin dudar tomar el lugar de Richie. De hecho, les había rogado que la golpearan ella y no a él pero no le hicieron caso.
No fue hasta que al parecer, Víctor y Henry se cansaron y dejaron de golpear a Richie dejándole ver a Malia como habían dejado a su amigo.
En cuanto lo vio, ella volvió a gritar y a llorar con más fuerza, si es que eso era posible.
— ¡No, no, no, no! — Gritó desesperada haciendo su mayor esfuerzo para soltarse de Belch y ayudar a Richie.
Era como si la vida se burlara de ella y con momentos como estos, le dijera que jamás podría ser feliz.
— Escuchame bien, Malia — Mascullo Víctor entre dientes mientras se acercaba a ella y la miraba sin expresión alguna. — ¡Que me escuches, maldita perra! — Gritó lleno de furia cuando la rubia seguía llorando e intentando escapar de los brazos de Belch.
Y por fin, Malia lo vio.
¿Dónde había quedado aquel rubio de las sonrisas encantadoras? Porque le parecía imposible que el que tenia frente a sus ojos fuera el mismo que le había gustado tanto hace unos pocos meses.
