『My Hell』៸៸【SKZ】

『O1』



JiSung se encontraba caminando por aquellos monocromáticos y claros pasillos con su usual bata blanca, cargando bajo el brazo los archivos con la información necesaria de su nuevo paciente además de un cuaderno y un bolígrafo, ambos fieles compañeros del rubio con los que anotaba cualquier cosa que le pareciese importante.

Estaba por comenzar su trabajo con el paciente 417, lo cual le emocionaba y asustaba a partes iguales, pues al parecer era un caso bastante más complicado que otros, quizás un poco fuera de lo común si se le veía desde cierto ángulo.

Iba a seguir el protocolo de inicio ese primer día: sólo observar comportamientos recurrentes del paciente, para así tener una mejor idea de cómo hablarle y qué tipo de estrategias debería emplear con él.

Llegó a la puerta indicada y entró sin pensarlo, cerrando esta al estar ya dentro de la, igualmente, blanca habitación, y no es que le disgustase, pero que básicamente todo el hospital fuera del mismo color alimentaba su estado de ánimo ligeramente desesperado al entrar a la institución y perderse en un abismo blanco y grisáceo.

Necesitaba un poco de variedad, pero aunque normalmente pintaría sus uñas de algún tono extravagante o tendría las manos con manchas de colores (como era siempre en sus años escolares en situaciones parecidas), el reglamento del Hospital no lo permitía, y un psiquiatra ansioso no era algo con lo que le gustaría ser catalogado.

Además, había una razón bastante inteligente por la cual era el color que predominaba: el blanco genera un sentimiento de paz y protección, además de limpieza y orden, lo que ayuda a ciertos pacientes con TOC o trastorno de ansiedad relacionado con la simetría.

Salió de sus pensamientos sentándose detrás del "escritorio" posicionado en medio del cuarto, y que le daba una mejor vista del ventanal que lo separaba de su paciente.

Hasta cierto punto le agradaba tener ese espacio relativamente privado, pues el cristal simulaba un espejo por dentro, mientras que dejaba una completa visibilidad hacia fuera, para así no incomodar a quien estuviera en el cuarto de observación. Debido a eso, se sentía con más libertad de analizar la rutina de cada paciente descarada y atentamente.

Paciente 417.

Fue lo que escribió en la parte posterior izquierda de su cuaderno, y en la derecha la fecha de ese día para tener documentados los avances o cualquier retraso en la mejoría de su nuevo paciente, con la finalidad de encontrar motivos y/o patrones específicos, un arduo trabajo que realizaba todos los días.

Para su sorpresa, el chico no se comportaba como le dijeron, sino básicamente todo lo contrario, cosa que lo sacó de la expectativa inicial que tenía.

Se levantó con su libreta en mano dándose cuenta de que el aparentemente peligris tenía una actitud en efecto opuesta a la información previa que se describía en sus documentos.

Algo extrañado por ello, se dispuso a escribir lo que sus ojos le mostraban mientras se quedaba parado a escasos dos pasos del ventanal.

─ No hay ruidos de su parte.. Ni signos de hiperactividad.. Tampoco habla solo ─ su pluma se movía velozmente, mostrando una letra considerablemente legible teniendo en cuenta el estereotipo de la mala letra de un médico ─ se encuentra sentado en su cama sin producir ruido alguno, escribiendo algo en una libreta.. Copión ─ soltó una risita y siguió escribiendo ─ no hay señales de respiración acelerada.. Todo en orden.