Enseñándole A Tú Corazón (#3 Trilogía De Corazones Infelices)

Capitulo 18- Mini Maraton 2/2

—¿Por qué viniste hasta aquí? ¿Ya terminaste tu servicio militar?

—Ariel, mejor tuviera diarrea antes de escucharte en este momento. ¿Quieres cerrar la puta trompa y dejarlo hablar? —y de esa manera Chloe había callado a mi querido primo, pero no duró mucho tiempo.

—Vocabulario, niña.

Escuché la risa de Jayden al lado mío.

Aún no podía creer que después de casi cinco años esté de nuevo en casa.

Estábamos en mi habitación, como ya era de costumbre. Mis padres y mis tíos estaban en la sala mientras que la tía Jessica explicaba la situación, ya que por lo que supe, aquel oficial de policía no se había contactado con mis padres para contarles que me habían encontrado.

—Pues llegué hoy por la mañana. Tomé el primer vuelo que estaba disponible apenas me enteré que había desaparecido Alexa.

—Llegaste en el momento indicado. —comentó Chloe.

—Creo que si.

—¿Te vas a quedar? —pregunté con cierto temor.

No había pasado ni dos horas desde que supe que estaba aquí, y no pensaba dejarlo ir, al menos no tan pronto. Habían muchas cosas que quería contarle, sobre todo lo de Alicia. Ese tema parecía asfixiarme, y quería desahogarme con alguien que guardaría el secreto. Jayden era el indicado.

—Aún no lo sé. —asentí, decepcionada.

Me sentí triste por su respuesta. Debía admitir que ahora él ya era un hombre, y que había pasado parte de su adolescencia lejos de su familia, por lo que de seguro era muy independiente. Tener que dejar su vida para volver aquí era una decisión muy difícil.

—¿Irás a la guerra?

—En serio, Ariel, cierra la boca.

—Cállame con un beso.

La verdad, no necesitaba la vista para saber qué tan mal le iba a ir a Ariel. Mi prima se encargaría de que yo escuchara la bendición que le iba a dar a mi pobre primo, y no hablo de las bendiciones que caminan.

***

Una noche más sin poder dormir. Se estaba haciendo costumbre el pensar un sin fin de cosas y que se pasara toda la noche.

Aunque esta vez tenía tres cosas en las que pensaba más que nada: 1. ¿Encontrarán el cuerpo del señor y encontrarán mis huellas? 2. ¿Jayden se quedará definitivamente o se irá de vuelta?...

3. ¿Vendría Alicia esta noche?

Había sido un día muy largo, mi cuerpo estaba exhausto, pero mi mente no dejaba de trabajar.

Me levanté de la cama, y me apoyé en la pared para poder encontrar la puerta. Al salir, el pasillo estaba frío, y no había ni un sonido andando.

Bajé las gradas, una por una. Cada vez lo hacía más rápido, pues ya empezaba a memorizar qué tan altas estaban y así poner mi pie en el puesto correcto. Seguía apoyando la palma de mi mano en la pared.

De repente, hubo un área en la pared que parecía moverse, como si fuera un temblor. Seguía caminando, y cada vez me acercaba, podía escuchar que eran golpes. Se me hizo raro, no sabía de dónde venían. A este punto, estaba tan enfocada en distinguir qué tipo de sonido era que perdí la cuenta de mis pasos, y no sabía hacia donde iba. Solo seguía aquel ruido.