Capitulo 14

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-Aún no puedo creer cómo fue que nuestros padres nos dejaron venir a... esto.

-Ay Ariel. No es como si nunca hubieras visto tanta vegetación a tu alrededor, incluso, no se por qué te sorprende, si tú vivías en la selva.- mi primo finge reír.

-Que graciosa.- dice sarcástico.

-¿Tan malo es?- preguntó curiosa.

-Pues si tu llamas bueno a un montón de cabañas abandonadas, y a un guardabosque más viejo que una monarca...

-No le creas, Lexi.- mi prima toma de mi mano para empezar a caminar -Ariel es muy raro. Este lugar es hermoso, hay hasta un lago cerca.

-¿En serio?- recibo un sonido de afirmación por parte de ella.

Recuerdo una vez que fui con mis padres a un lago, todo se sintió precioso. Desde la libertad que los árboles nos brindaban, hasta el más mínimo sonido que emitían los animales e insectos. Este lugar no debe ser tan diferente, porque se siente una fresca brisa hacer un fugaz contacto con mi piel.

Chloe me ayuda a instalarme en la que será nuestra cabaña, compartida con otras tres chicas a las cuales desconozco su voz o identidad. Al terminar, salimos hacía la cabaña superior, donde los maestros ya están listos para darnos indicaciones sobre lo que haremos aquí. Nos separan en grupos, cada uno se diferencia por un color en particular. Me pregunto cómo se mirará el color azul, ¿tendrá algún sabor o cualidad que lo hace distinto a los demás colores?

Al parecer, mis primos y yo estaremos en el mismo grupo; sin embargo, no he escuchado la voz o el nombre de Harry en todo el día. ¿Será que no vino? ¿O estará en otro grupo? Es una lástima no poder ser parte del mismo equipo, pero me conformaría con saber que está aquí, disfrutando del hermoso paisaje al igual que nosotros.

Teniendo la compañía perfecta, cualquier lugar se siente cómodo para estar.

Al caer la tarde, el profesor encargado de nuestro grupo organiza una fogata no muy lejos de las cabañas. Una vez ahí, me siento al lado de mi primo en un tronco, y escuchamos atentamente ante las historias que los demás cuentan, mientras comemos salchichas.

Cómo olvidar la primera vez que probé un hot dog. Al igual que la primera vez, me hace levantar el ánimo comer algo tan delicioso.

-Hola.- siento a Chloe sentarse al lado mío.

-¿Dónde estabas? Te estábamos esperando.

-Es que estaba investigando unas cositas por ahí.

-¿Qué cosas?

-Tú no te preocupes, te prometí que este viaje sería el mejor y así será, tenlo por seguro.- sonrío al escuchar su esfuerzo por hacerme feliz, no podría pedir a una mejor persona como prima.

-Gracias.- la abrazo, y ella no tarda en corresponder.

La tos falsa de mi primo nos hace separar, y en cuestión de segundos nos encontramos en un abrazo entre los tres. Me gusta, me gusta estar con mis personas favoritas, pero no me gusta estar en medio de los abrazos. Me asfixia.

Me remuevo en medio del abrazo, dando a entender que ya es suficiente, por lo que ellos ríen, y no tardan en dejarme espacio para respirar.

Luego de recibir un regaño por parte del profesor, debido a la falta de respeto que le teníamos a la persona hablando en ese instante. Los tres nos callamos, y nos disponemos a escuchar historias que nuestro grupo estaba contando.

-Se dice que no muy lejos de aquí, hay una casa abandonada. Sé que dirán que eso es muy cliché y todo eso. Lo que nadie se atreve a decir es que en aquella casa, donde en algún tiempo atrás ardió en llamas, dejando a más de treinta personas dentro, es que los dueños eran unos maniáticos...- usaba aquel tono de voz misteriosa, lo que hacía que el suspenso entre nosotros creciera -Llevaban con mentiras a personas humildes y necesitadas de dinero a trabajar con ellos aquella casa. Una vez ahí nadie podía salir vivo. Aquellas personas eran esclavos de los deseos de los dueños de la casa.

Enseñándole A Tú Corazón (#3 Trilogía De Corazones Infelices)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora