Capítulo 2

120 11 13
                                    

Al llegar mi padre me ayuda a bajar, afuera del auto no puedo evitar sentir un poco raro el ambiente. Me aferro al brazo de mi padre y empezamos a caminar hacía adentro. Se me pone la piel de gallina al sentir el frío al entrar al supermercado.

-¿Tienes frío?- asiento, sus brazos me envuelven mi cuerpo haciendo qué entre en calor.

-Gracias papá.

-¿Quieres qué nos escondamos de tú madre?- asiento con una sonrisa.

Las pocas veces qué salgo con mis padres me aburro rápido pero trato de no mostrarlo. No le puedo ocultar nada a mi padre y siempre nota si algo anda mal en mí. El suele hacerme reír jugando o contando algún chiste sin gracia.

Me toma de la mano y me encamina por un largo camino. Siento que la pulsera que me dio mi hermano se ha caído.

-Espera papá.- digo deteniendome.

-¿Pasa algo? ¿Estás bien?

-Sí, sólo que creo que no está mi pulsera.- levanto la muñeca para qué en cualquier dirección en que él esté mire si me falta la pulsera.

-No te preocupes, no te muevas. Yo la busco.- asiento y no me muevo de mi lugar.

Luego de un rato mi padre no viene ni me dice nada. Con miedo empiezo a caminar sin rumbo buscando alguna pared para sostenerme, pero sólo termino chocandome contra las cosas del supermercado.

-¿Papá? ¿Dónde estás?- al no encontrar alguna pared opto con gatear cómo bebé.

Mi padre sigue sin aparecer y el miedo empieza a aumentar en mi interior. El sentimiento de abandono vuelve a mí, como cada vez que estoy sola, ¿Dónde está mi padre?

-Papá ya no quiero jugar.- digo con la esperanza de escuchar su voz pero nunca llega -Papá, y-ya no es divertido.

《Algún día te van a abandonar.》

No dejo de gatear, siento cómo mis ojos empiezan a picar. Conozco esa sensación, la misma sensación de todas las noches. Esa sensación del querer llorar pero no hacerlo porque quiero ser fuerte, aunque la cobardía siempre me gana, y termino llorando todas las noches.

-Papá por favor...- siento una pierna y sonrío -¿Papá?

-¿Estás bien?- me levanto de golpe al no reconocer esa voz masculina, retrocedo unos pasos y fue una mala idea porqué caigo de trasero al piso. -Disculpa, ¿Te puedo ayudar?- su mano hace contacto con mi brazo, y como instinto evito a que él haga contacto conmigo retrocediendo. Mis manos empiezan a temblar del miedo y muerdo mis labios para no soltar algún sollozo.

-¿Yo... papá?- mi respiración agitada no me deja hablar en oraciones completas.

-Calmate, no te haré daño. Dime a quién buscas, yo te ayudaré. No tengas miedo.- su voz profunda y ronca sigue resonando en mi cabeza.

Dudo unos momentos en hablar, tardé minutos gateando y nadie me ayudó. Será que ¿No hay nadie aquí? ¿Porqué ahora él viene y me ayuda?

-Papá... fue por... pulsera.- trato de explicarle pero creo que es inútil que pueda entenderme.

-¿Buscas a tus padres?- asiento -¿Cómo es?

Las lágrimas qué estaba conteniendo empiezan a salir. Bajo la cabeza para que él no me pueda ver. Un dolor punzante llega a mi pecho, un dolor inexplicable que me quema por dentro.

Odio no poder ver, ni siquiera sé cómo lucen mis padres porque nunca los he visto en mi vida.

-No.- siento su mano en mi mentón obligándome a levantar la cabeza.

Enseñándole A Tú Corazón (#3 Trilogía De Corazones Infelices)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora