Capítulo 5

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Hoy es el día que más he anhelado en mi vida entera. Por fin podré estar con varias personas en un mismo lugar, estoy tan emocionada que siento que el corazón se me va a salir del pecho de los nervios.

-Si algún chico quiere algo contigo, o se te acerca ¿Qué tienes qué decir?- apreto los labios para no reírme.

-Mi padre tiene una escopeta.- repito cansada, me lo ha venido recordando todos estos días.

-¡Esa es mi hija!

-Estás loco, Jay.

-Shh, es el primer día de escuela de nuestra hija. No me arruines el momento. ¡Hora de salir!

-¿Qué vas a...? Debí haberle hecho caso a Alejandra.- dice mi madre suspirando cansada.

Mi padre me ayuda a bajar del auto y toma mi mano caminando hacía el interior de la escuela. Bajo la mirada para reírme, parezco una niña pequeña que va al jardín de infantes de la mano de su madre sin querer soltarla. Aunque en mi caso es diferente, mi padre toma mi mano y no creo que tenga intenciones de soltarla.

-Papá, estoy bien, ya me puedes soltar.- susurro.

-¿Porqué? Eres mi hija no dejaré qué otro idiota venga y... ¡Ah! ¡Ok, la suelto!- él suelta mi mano rápidamente -Amor, ¿Te han dicho qué eres muy agresiva?

-Cállate ¿O quieres pasar la noche en el hospital?

-También te amo, querida.- suelto una risilla por lo bajo.

-Cómo sea.- siento las pequeñas y cálidas manos de mi madre posarse en mis mejillas -Diviértete, si necesitas ayuda recuerda que nunca estarás sola.- asiento sintiendo una sonrisa en mi rostro.

Una de las cosas que amo de mis padres es que sé qué ellos nunca me dejarían morir sola. Creo que no merezco el inmenso amor que ellos me dan a mi, porqué yo no les devuelvo nada más que estrés y preocupaciones.

-Te amamos hija.- dice por último mi padre y ambos me dan un beso en cada mejilla.

Me dejan en la entrada dónde me dicen que espere por Alejandra, que por lo que sé, ella está retrasada. Aunque eso todo mundo lo sabe. Según ella, la apariencia es lo que más importa, y eso se lo toma muy en serio.

Escucho los pasos de muchas personas a mi alrededor, conversaciones al azar, y risas por doquier. Casi puedo imaginar el lugar lleno con estudiantes vistiendo uniformes como yo mientras se quejan de que el tiempo que van a la escuela es demasiado y que deberían cortarlo para venir dos días a la semana solo por tres horas. Eso es lo que repite mi primo, y no me sorprendería que más de otra persona  piense lo mismo que él.

-Oye niña- levanto la cara ante ese llamado que se ha escuchado muy cerca de mí -¿Todavía te dan leche? Aw, ¡Qué lindo! ¡Toda una bebé!- bajo la cabeza y trato de imaginar que no me hablan a mí -¡¿Quieres qué te lleve de la mano al baño?!

Carcajadas es lo único que escucho a mi alrededor haciéndome sentir pequeña e inútil. Así no es cómo yo había imaginado mi primer día de clases. No quiero pensar que ellos se estan burlando de mí, ¿Porqué lo harían?

-Cuándo yo hable quiero que me veas a los ojos.- asiento -¡Mirame!- con temor levanto la vista -No estoy a tu izquierda, idiota.- apreto mis manos y volteo mi cara al otro lado haciendo que ella suspire cansada -Eres una inútil de mier...

-Ya basta, Yuri.- dice una conocida voz masculina detrás de mí -¿No te cansas de molestar?

-¿A ti qué te importa?, metete en tus asuntos.

-Me importa, y es mejor que pares antes de que vaya con el director.- ¿Porqué nadie dice nada? Y ¿Porqué está parece ser una guerra mundial?  Todo se queda en silencio luego que ese chico habló -¿Estás bien?- aparto mi brazo al sentir su mano hacer contacto con este -¿Te acuerdas de mí?- niego.

Enseñándole A Tú Corazón (#3 Trilogía De Corazones Infelices)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora