Bree observó durante unos segundos el precioso paisaje que se podía divisar desde su ventana. Vivir en una ciudad junto a la costa tenía sus privilegios y podía disfrutar siempre que quisiera del sonido de las olas romperse contra las olas. Las gaviotas de vez en cuando hacían sus curiosos sonidos que de pequeña, arrancaban carcajadas de Bree.
Con lentitud, se lleva la taza de café a sus labios y los moja con suavidad, notando el sabor de la bebida.
Desearía poder pasar todo el día de aquella forma, observando el exterior, sin preocuparse de nada más y concentrada en el mar que se extendía a lo lejos.
Adoraba el silencio y la ayudaba a concentrarse, pero tal cosa era imposible teniendo al molesto de su hermano en la habitación de al lado.
Caleb aprovechaba cualquier ocasión para subir el volumen de su música y así estorbar las horas de estudio de Bree.
La joven empezó a olvidar cuántas veces intentó quejarse sin conseguir nada en absoluto. Por mucho que no le gustara admitirlo, Caleb era el favorito de sus padres quizás por ser el primer hijo.
Nunca lo sabría con certeza.
Dejó el café sin apenas hacer ruido y se levantó de su silla, dirigiéndose a la habitación de su hermano.
—¿Podrías bajar la voz? Se acercan los exámenes y tengo que estudiar.
—No —se limitó a responderle.
Bree sintió que su sangre empezaba a hervirle. Su hermano tenía la sorprendente capacidad de irritarla cada vez que abría la boca.
Intentó calmarse, respirando varias veces.
—Tan solo te pido eso, por favor. Necesito concentrarme.
—¿Qué más da? Vas a suspenderlo todo...
«Nunca he suspendido un examen en mi vida.»
Bree quiso gritarle a su hermano, decirle lo mucho que lo odiaba y deseaba que se marchara de casa de una vez, pero no hizo nada parecido.
En cambio, abrió su móvil y le envió un mensaje a Charlie, su novio.
—¿Y ahora qué haces? —quiso saber Caleb, incorporándose de repente.
—No es de tu incumbencia.
-Eres mi hermana. Todo lo que hagas me importa y debo saberlo.
Caleb siempre utilizaba excusas parecidas que tan solo servían para aumentar aún más la frustración de Bree.
Decidió ignorarlo y salió de aquella sofocante habitación, llena de ropa tirada por todas partes y de posters de bandas de rock pegados en todos los espacios libres de las paredes.
Tantas horas de estudio quizás la habían hecho más sensible al cerdo de su hermano y llegó a la conclusión de que debía de tomar un poco el aire.
ESTÁS LEYENDO
Dime que me quieres ✓
Teen FictionBree tiene un plan. Debe hacerse amiga de una bonita chica de su clase llamada Paige y llevarla a su casa para que su hermano pueda conocerla al estar enamorado de ella. Se suponía que era un favor para ayudar a su hermano Caleb, aunque todo empie...