Capítulo 7

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A Caleb no le apetecía ir a una fiesta, pero Isaac insistió tanto, que decidió no protestar para no desencadenar una larga guerra.

Esperaron a Zoe en el coche y veinte minutos más tarde, la joven llegó vestida con un vestido que marcaba su casi perfecta figura.

—¿Te das cuenta de que vas a llamar la atención con eso?

—Tú calla, Isaac. Me gusta este vestido y he querido llevarlo, no es para llamar la atención ni tener un ligue de una noche. Anda, arranca el coche o haremos tarde.

—Ya hacemos tarde y todo gracias a la señorita Zoe.

El coche arrancó de una vez por todas y Isaac y Zoe estuvieron peleándose durante todo el camino. Caleb aumentó el volumen de la música de la radio y sin éxito, tuvo que resignarse a escuchar a sus dos amigos escupir palabrotas y lanzarse dardos con la mirada.

—Esta noche saldrás con el maquillaje corrido —murmuró Isaac.

Zoe, sin poder soportarlo más, le respondió:

—Lo mismo te pasará, Isabella.

«Oh, Zoe... Has metido la pata hasta el fondo.»

Isaac no dijo nada, simplemente permaneció en silencio. De hecho, todos estuvieron en silencio después de aquel comentario.

Cuando llegaron a la gran casa, o debería decir mansión en la que la fiesta tendría lugar, Isaac fue el primero en salir del coche y cerró la puerta de golpe. Ni siquiera esperó a Caleb.

—Oh, Dios... Me he pasado un poco, ¿no?

—Yo diría que bastante. ¿Sabes lo mucho que ha sufrido por este tema? Zoe, estoy seguro de que ahora empezará a emborracharse y tendremos que llevarlo a casa en brazos. No puedes hacer estas cosas.

Caleb se giró para ver a su amiga y se fijó en una lágrima que rodaba por sus mejillas.

—Ya lo sé, ya lo sé... No sé cómo arreglarlo.

—Habla con él lo antes posible. Ya verás como todo se soluciona.

Zoe asintió, una parte de ella decidida y la otra llena de temor.

Los dos salieron del coche de Isaac y Zoe se tapó los oídos con rapidez al salir del coche.

«Supongo que ya estoy acostumbrado...»

—Voy a buscar a Isaac. Tú quédate aquí y no tomes nada que te ofrezca un extraño. Ni un conocido, ya que estamos.

Zoe asintió y Caleb observó cómo se acercaba para hablar con una de sus amigas. Aprovechó para pensar donde podría estar Isaac y decidió que aún era demasiado pronto para estar en una de las habitaciones.

Enseguida lo vio sentado en un gran sofá, besando como si le fuera la vida la boca de un compañero de clase llamado Ethan.

«Perfecto... Simplemente perfecto.»

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