Solos

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Las manecillas del reloj parecían avanzar con demasiada lentitud. Su pie izquierdo se movía impaciente contra el suelo, haciendo un ruido que se coordinaba con el movimiento de las manecillas.

Su hermano deambulaba por la sala acomodando las cosas en su mochila, mientras el fingía estudiar, aunque su mirada no perdía de vista a las manecillas del reloj.

Su móvil había estado callado desde el medio día, con excepción de los mensaje de su grupo de amigos a los que había decidido pasar por alto para evitar comprometerse.
Cuando finalmente las manecillas marcaron las cinco en punto, su atención pasó a centrarse en el libro frente a él, fingiendo leer con atención las palabras impresas en el papel. El tiempo se le hacia eterno, hasta que el timbre resonó sacándole una gran sonrisa.

Mordió su labio inferior mientras leía, esperando impaciente a que le llamaran. Las palabras "y por" era lo única que releía, tal vez con tanto ahínco, que cuando su hermano tocó brevemente y abrió su puerta, pegó un respingo contribuyendo a su fachada de estar concentrado, pues al instante recibió una disculpa de parte del mayor.
—Ya me voy, tu pato está abajo.
—Está bien hermano, ten buen viaje —sonrió dejando el libro de lado.

Ikki se acercó revolviéndole el cabello en un gesto cariñoso. Soltó una risita incorporándose para abrazarle cálidamente por unos momentos.
—Nos veremos después.
—Cuídate Ikki.
El mayor alzó el pulgar como respuesta afirmativa antes de salir con su hermano tras él.
Hyoga aguardaba sentado en el sofá individual, en cuanto vio a los hermanos se incorporó. El tinte casi desaparecía, más de la mitad de su cabello había recuperado el color rubio habitual, el resto, parecía tener un ombré color negro que le sentaba bien a su aspecto.

Shun despidió a su hermano, deseándole bien de nuevo y recordándole cuidarse hasta que se alejó. Entonces cerró la puerta y se lanzó a los brazos de su novio. Hyoga lo recibió con cariño, estrechándolo un poco mientras repartía besos en su cabeza y frente.

No habían podido verse desde hace una semana, cuando las clases del peliverde iniciaron y toda su atención se vio volcaba en ellas al ser exámenes finales. El ruso atravesó una situación similar, sumado a su trabajo de medio tiempo, impidieron que pudieran pasar tiempo juntos. Cuando lo tenían, Seiya surgiría reunirse todos y no lograban estar solos lo suficiente.
Hyoga se quedaría a dormir aprovechando para compartir tiempo juntos.
—Te extrañé, patito —pronunció tras besarle.
—Y yo a ti, conejito.

Tomaron asiento en el sofá más grande, abrazados en silencio, disfrutando de la compañía mutua y la calma. Hasta los móviles de ambos empezaron a vibrar.
—Seiya —dijo el ruso tras revisar su móvil—. Quiere una nueva reunión, aquí.
—P-pero estuvo ayer aquí...
—Podríamos no responder.
—Vendrá de todas formas.
—A menos... —el rubio comenzó a pensar.
— ¿A menos? —Shun alzó una ceja esperando su respuesta. Hyoga le besó la frente esbozando una sonrisa traviesa.
—Ve por una muda de ropa y tu neceser —le urgió.

Intrigado y curioso, Shun se apresuró a buscar sus cosas, guardando todo en una mochila. Al bajar, Hyoga le tomó de la mano para salir de la vivienda, montándose en su moto momentos después para alejarse lo más rápido posible. Shun observaba a través del cristal del casco, como las luces y objetos pasaban a toda velocidad a su lado. Se apretó más contra el cuerpo de su novio, permitiendo que la sensación de libertad se instalara en su ser.

Cuando se detuvieron, se sintió ligeramente desorientado, pero momentos después reconoció el lugar. Era un hotel bastante agradable y cómodo. Lo que lo hacia atractivo, era que las habitaciones eran pequeñas cabañas acondicionadas según los servicios que ofertaban y el impecable estado de sus instalaciones, pues eran de los pocos que cuidaban la limpieza de la ropa de cama y demás artículos. Habían estado ahí en su primer aniversario.

Hyoga rentó una habitación/cabaña por toda la noche. La cabaña era acogedora, tenía una pequeña sala y cocina, un baño con tina y regadera. La habitación era amplía, poseía un ventanal que deba una vista preciosa hacia el exterior. Shun sonrió cuando los brazos de Hyoga le rodearon por detrás, y comenzaba a dejar un camino de besos desde su oreja hasta su cuello. Ahí nadie podía interrumpirlos.

Decidieron darse una ducha relajante, limitándose al final, a quedarse bajo el agua caliente, con el peliverde recargado contra el pecho del ruso. Con calma, el rubio empezó a masajear sus hombros, obteniendo un suspiro agradecido de parte del menor. Se relajó tanto que comenzó a caer dormido. Luego se trasladaron a la cama, que tras sacudirla, se metieron desnudos bajo las suaves sábanas y se quedaron dormidos.

Shun despertó horas después, gracias a los besos del ruso en su espalda. La mano traviesa del mayor recorrió su cuerpo, masajeando de forma experta las zonas erógenas de su pareja hasta conseguir que la excitación se hiciera presente. Los gemidos de Shun lo volvían loco, sumado a su toque y a la dulzura de sus labios, aquél momento se volvía el perfecto para amarse.

Enredados en las mantas, se entregaron disfrutando de su soledad, amándose con todo ese amor que habían guardado en el tiempo que permanecieron lejos. Ahí nada importó. Nada interrumpió. Sólo eran ellos dos.

A la mañana siguiente, ambos llevaban la felicidad plasmada en el rostro. Dejaron el hotel entre risas tontas y miradas amorosas. Estaban tranquilos y relajados. Aunque en sus móviles, se encontraban miles de mensajes y llamadas pérdidas de Seiya, reclamando por no haberle contestado.

Pero a ellos poco les importó, habían pasado ese tiempo solos que tanto necesitaban.



















❄❄❄

Bueno, al final sí pude subirlos, después de pelear y reiniciar mi teléfono varias veces. Ya vamos por el décimo día, espero publicar su shot correspondiente por la tarde o noche.

Una disculpa de nuevo por el atraso y lo pequeño de este shot xd
Aún así creo que funciona para el tema ahre xd

30 Días de OTP (HyogaxShun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora