Desde la primera vez en que tocó su cuerpo, había sido imposible no volverse un adicto.
Simple y sencillamente, su cuerpo le despertaba un sinfín de sensaciones a la hora de tomarlo, recorrer la suavidad de su piel, explorar aquellos lugares tan sensibles. Pero sobre todo, moría cuando oía su voz. Esa dulce voz llamándolo de todas las formas posibles, suplicando, pidiendo más de aquel momento, ¿y quién era él para negárselo?
Justo como ahora, donde podía hacerlo gemir con fuerza y disfrutar de esa expresión placentera en su rostro.
Se habían citado en el departamento del menor, la intención era organizar una salida para su próximo aniversario, que se encontraba pronto a celebrarse. Sin embargo, el peliverde estaba vestido con un short ajustado, que dejaba una buena vista de sus piernas y trasero tan irresistible. Fue inevitable no haberlo tomado casi al instante, sobre el sofá de la sala.
Sus gemidos pronto inundaron toda la habitación, sus cuerpos se encontraban cubiertos por una capa de sudor. Shun tenía sus piernas alrededor de la cadera del ruso, mientras se sostenía con una mano del respaldo del sofá y con la otra, del hombro del mayor.
Sus mejillas se encontraban ruborizadas por la excitación del momento, los ojos cristalizados y el iris oscurecido por la lujuria. Dando un sonoro gemido, terminó derramándose en medio de ambos. Un nuevo gemido le siguió cuando la esencia de su pareja le llenó por completo, sintiendo un cosquilleo de placer recorrerle la zona baja.
El rubio se incorporó con una sonrisa seductora, sonrisa que fue imitada por el peliverde. Shun sentía aún calor en todo el cuerpo, esa hambre de más. De sentir de nuevo al ruso en su interior.
Así que, aprovechando su posición, se sentó ligeramente, acercando la boca hacia la entrepierna del contrario. Hyoga lo miró con sorpresa, para después sonreír complacido. El peliverde comenzó a lamer sus testículos, alzando la mirada con expresión inocente. El ruso se dejó hacer, jadeando bajo ante las sensaciones que empezaban a inundarle.
De la boca pasó a usar sus manos, masajeando mientras su boca comenzaba a lamer el falo del rubio. Los gemidos de Hyoga no se hicieron esperar, disfrutaba de aquellas atenciones. La mirada de Shun pasó de inocente a traviesa, introdujo el miembro en su boca, realizando pequeñas presiones con ayuda de sus labios, la expresión de placer del ruso le produjo una gran satisfacción, iniciando un movimiento en vaivén.
Hyoga movió la cadera siguiéndole el ritmo, llevando su mano hacia las hebras verdes para sujetarlas con ligereza. Las manos de Shun se trasladaron a su trasero, amaseando los glúteos de su novio para el disfrute de este. El ruso aumentó su movimiento al sentir el placer y la excitación aumentar, llevando el control una vez el peliverde se lo cedió.
Su gemido ahogado fue el anuncio de que había terminado, Shun tragó aquél líquido, dejando un hilo de saliva uniendo su boca y la punta del miembro del mayor al separarse. Una vista demasiado provocativa. De inmediato, pasó a colocarse en cuatro, dándole la espalda al rubio, levantó la cadera y meneó el trasero incitándolo a tomarlo. Hyoga sonrió, dando una nalgada en sus glúteos que le sacó un gemido.
Pero lo que sintió en su entrada no fue el falo de su novio, sino su lengua. Iniciando un tortuoso juego del que sabía, no iba a librarse tan fácil. Hyoga lamió la entrada del peliverde con lentitud, usando sus pulgares para mantener separados sus glúteos.
Shun no podía más que retorcerse de placer, gimiendo bajo, después de unos minutos, la tortura era insoportable, él necesitaba más.
–H-Hyoga —gimió suplicante—. Y-ya... p-por favor —apoyó la frente sobre sus manos.
La respuesta que recibió fue una nueva nalgada, y la mano del ruso en su miembro, tocándola de una manera tan deliciosa que de nuevo volvió a gemir.Para su fortuna, pronto sintió la punta del falo presionarse sobre su entrada, restregándose en un ritual tortuoso como era costumbre en el rubio. Sin embargo, su deseo era más grande, las ansias de tenerlo en si interior se impusieron y antes de que Hyoga pudiera reaccionar, se empujó hacia atrás auto penetrándose de un movimiento. Su boca se abrió a la par que varios jadeos se escapaban.
—Oh~ que rico~
Hyoga gimió, complacido de haber logrado su cometido.De inmediato comenzó a moverse, haciendo estremecer el cuerpo del menor. Movimientos lentos y profundos, que buscaban despertar de nuevo el lado más oscuro de su pareja. Shun disfrutaba de sentir el miembro de su novio, separando otro poco las piernas para permitirle llegar más profundo. Su cadera se movía a su ritmo, pero su cuerpo deseaba más.
La mano del rubio seguía estimulando su entrepierna, nublandole más el juicio. Sus gemidos aumentaron en cuanto las embestidas se hicieron presentes, sacudiendo su cuerpo adelante y atrás.
— ¡H-Hyoga!~ ¡oh, sí!
Un hilo de saliva le escurría de la comisura del labio, su cabeza echada hacia atrás. El ruso le sostuvo de las caderas, subiendo el ritmo de las embestidas al deleitarse con los gemidos del peliverde.
— ¡Hyoga! —el grito de Shun fue el anuncio de su liberación, las piernas le temblaron y tuvo que sostenerse firmemente con las manos.Su cuerpo aún se estremecia por el reciente orgasmo. Hyoga salió de su interior, levantándolo para llevarlo a la cama. Shun se abrazó a su cuello, rodeándole las caderas con sus piernas para frotarse contra su cuerpo.
Una vez en la cama, se unieron en un apasionado beso, las manos de ambos toqueteaban el cuerpo del otro, frotándose con ansia.
Los miembros volvían a erguirse, conforme las sensaciones invadían. Shun había empezado a dejar chupetones y marcas rojizas alrededor del cuello y clavícula de su novio, sacándole jadeos y bajos gemidos. De un momento a otro, sus manos se posaron sobre los hombros del mayor, empujándole para poder girar y ser quién estuviera arriba. Le brindó una sonrisa sensual al ruso, al tiempo en que sus glúteos se presionaban sobre su entrepierna.
Hyoga sonrió complacido, relamiéndose los labios ante la vista tan provocativa que el otro le brindaba. Shun recorrió el pecho y abdomen de su novio, deteniéndose en los pezones para juguetar con ellos. Primero los masajeó con lentitud, disfrutando de la expresión del rubio al ser presa de un extraño placer.
Inició con movimientos circulares sobre su miembro, dando uno que otro tirón a ambos pezones, arrancando gemidos a su novio. Pronto la necesidad fue más grande, por lo que de un movimiento, se introdujo el miembro del mayor.
—Ah~
El rubio recorrió sus piernas con lentitud, disfrutando la deliciosa sensación de hundirse en él. De nuevo, comenzaron a moverse, primero lento, sacando y metiendo el miembro de su interior, despertando poco a poco nuevas sensaciones.Shun tomó el control, moviéndose de forma que el placer para ambos era equitativo y lo suficiente alto para que disfrutaran juntos. Sus acciones pasaron a ser saltitos que volvían loco al ruso. Él mismo gemía totalmente perdido en el placer, hundiéndose más profundo el falo de su novio. Sus gemidos se alternaron con grititos en cuanto tocó su punto sensible, saltando más rápido sujetado al pecho de su novio.
Hyoga trataba de seguirle el ritmo, pero su conejito se movía de forma tan sensual, que al cabo de varios minutos más, terminó llenándole el interior. Su pecho fue salpicado por el semen del peliverde, quién se había quedado quieto, con la espalda arqueada y un hilo de saliva cayéndole de la boca. Ese último orgasmo había sido demasiado fuerte.
Pegó un respingo cuando el rubio cambió su posición. La sonrisa sensual y traviesa que le dedicaba prometía un dolor de caderas y la incapacidad para caminar en varias semanas, pero valdrían la pena.
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No sé si cumple la idea del lemon hard sugerida por Deathnotechan2.0 pero hay algo xd
En cuanto a las posiciones, no me las sé todas y he escrito todo esto entre periodos de tiempo cortos. Sumado a que mi teléfono está por morir