Acurrucarse.

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N/A: Este shot sigue la línea del anterior.














Saber que dentro de su vientre se estaba formando una pequeña vida, fue algo tan repentino. Por un instante sintió miedo, miedo al rechazo de su novio. Miedo a enfrentar esa etapa ella sola.

Por eso cuando Hyoga le abrazó y besó su frente, no supo cómo reaccionar. Él estaba feliz, igual de desconcertado que ella, pero feliz al fin y al cabo.

Tenía casi tres meses, en una semana los cumpliría. La ginecóloga le dio una explicación sobre la nueva etapa, los cambios por venir y le enumeró todos los cuidados que debía tener. Después, vino el momento emotivo. El primer ultrasonido, la primera ''fotografía'' de su bebé. Un frijolito, como ella le había llamado, que ahora crecía en su interior. Hyoga le había tomado la mano, con las emociones a flor de piel, sus ojos azules aguantaban las lágrimas y su sonrisa no podía ser más grande.

Todo fue felicidad en ese momento. Porque al volver a su hogar, ella decidió que debían hablar.

Puso las cartas sobre la mesa. Tenían que definir cuál sería el siguiente paso en su relación. No le temía al compromiso que representaba esa nueva etapa, pero no deseaba que ambos se ataran al dar un movimiento en falso. Ella quería seguir a su lado, estaba dispuesta a dar lo mejor de sí por su futuro y sobre todo por su frijolito.

Hyoga la escuchó hasta el final, sin interrupciones. Shun siempre había sido clara y directa en lo que quería. Desde el inicio de su relación, le dejo claro, que su deseo era tener una familia, y de tenerla a su lado, su felicidad estaría completa. No era tonto, en el fondo ella estaba tan asustada como él. Pero tampoco iba a dejarla sola. Había crecido con la ausencia de un padre, no haría lo mismo con su propio hijo.

Una vez aclarado todo, pudieron disfrutar de la ilusión que ahora sentían. El tiempo transcurrió con calma, su vientre empezó a abultarse conforme su pequeño frijolito crecía. Las cambios fueron más notorios, su ánimo cambiaba en ocasiones, los antojos no faltaron.

Y sobre todo, la hora de dormir se volvió un dilema conforme el tiempo avanzaba, su vientre le impedía acomodarse a su gusto, por lo que debía buscar las posiciones ventajosas para descansar. Hyoga se volvió la almohada predilecta, cuyo cuerpo resultaba de lo más cómodo para la peliverde. Era común que decidiera dormir envuelta en sus brazos, ahí parecía que descansaba mejor.

Las prioridades del ruso habían cambiado, la mayor parte de su atención se dirigía hacia su novia. Desde que tuvo que mudarse de su apartamento hasta la casa de ella, por cuestiones de espacio, la convivencia juntos mejoraba. Estaba totalmente encantado con ver crecer su vientre, la ilusión de su pronta paternidad era tan grande que empezaba a tomar las cosas muy en serio. Su cosa favorita, se volvió abrazar a su pareja en la cama, no lo molestaba haberse vuelto la nueva almohada de ella; era consciente de las dificultades que representaba un buen descanso conforme su estado avanzaba.

Como ahora, ambos se encon recostados. Hyoga boca abajo, permitiendo a Shun acomodarse con libertad en su espalda. Ella se acurrucaba, rodeándole suavemente con un brazo. Aunque al final, su deseo de recibir atenciones terminaba con un Hyoga acostado de espaldas y ella entre sus brazos.

El ruso la mimaba, mientras ella se acurrucaba gustosa, dejándose arrullar por el latir de su corazón.

— ¿Cómo crees que será? —preguntó ella luego de un rato.
— ¿El qué?
—Nuestro bebé, ¿a quién crees que se parezca.
—Será igual que tú.
— ¿Ah sí? —lo miró arqueando una ceja.
—Sí, tendrá tu belleza.
— ¿Qué crees que sea? —inquirió acurrucándose más.
—No lo sé, podría ser una niña, igual de hermosa que tú.

Shun se sonrojó ocultando su rostro en el pecho del mayor, una ligera sonrisa se asomó en sus labios. Acomodó la mejilla contra él, acurrucándose más entre sus brazos.
—A mí me gustaría un niño, un pequeño patito...
— ¿Ah sí?
—Sí, sería lindo, muy lindo.
Hyoga sonrió, dejando un beso sobre su sien.
—Bueno, sin importar que sea, estoy emocionado por su llegada —admitió mirando el techo.

Shun movió la cabeza para poder verle.
—También yo... y mi hermano, aunque no lo admita.
—Al menos ya no quiere golpearme —puso gesto fingido de temor, sacándole una risita a su novia.
—No lo haría nunca.
—Claro que no, o despertaría la furia de cierta conejita —pronunció en tono burlón.
La peliverde infló sus mejillas a la par que un ligero rubor las cubría.
—N-no es cierto...
La carcajada del ruso fue su respuesta.
—No sé quién tuvo más miedo, yo pensando que algo te iba a pasar, o tu hermano al verte tan enojada.

Shun le mostró la lengua tras hacer un pequeño mohín, escondiendo luego el rostro en su pecho. Busco acurrucarse más mientras se acomodaba de nuevo.
—Probablemente él... —murmuró su respuesta para sí misma.
Hyoga no dijo más, limitándose a rodearla con sus brazos, acariciando su espalda con tranquilidad mientras ella disfrutaba de oír sus latidos. Cerró sus ojos con una pequeña sonrisa en sus labios. Le gustaba estar así, acurrucada, imaginando como sería su bebé.

30 Días de OTP (HyogaxShun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora