Hyoga parecía disfrutar de su nueva apariencia. Con el cabello pintado, la atención de Shun en él era mayor que antes, sobre todo en cuanto sus encuentros íntimos.
El peliverde parecía encantado con lo imponente que lucía así, por lo que era común ver a la pareja pasar más tiempo juntos.
El plan del día consistía en pasear por el parque y hacer un pequeño picnic en las mesas del lugar. Hyoga paso por su novio, quién se encargó de preparar la mayoría de la comida para el deleite del ruso. Adoraba el sazón del peliverde, aunque claro, eso no podía aceptarlo frente a su madre.
Tras acomodar las cosas en el auto, partieron hacia el parque, con música amenizando el viaje.
— ¿Trajiste la bocina? —preguntó el peliverde de repente.
—Viene en mi mochila, conejito.
—Genial~ —sonrió, estirando una mano para capturar un mechón negro del mayor y enrollarlo en su dedo.
— ¿Has hablado con tu madre? —inquirió jugueteando con el mechón.
—Le hice una videollamada —sonrió divertido.
— ¿Y qué te dijo? —le miró curioso.
—Me dio un sermón sobre el tinte para el cabello y lo importante que es quererme a mí mismo —puso los ojos en blanco.Shun río imaginándose la escena.
—Luego me dejó hablar, y me pidió que le enviará las fotos de la Cómic Con.
—Espero que le hayan gustado.
—Dijo que te quedaba mejor el rubio a ti —rodó los ojos—. Al final se puso a hacerme bromas sobre mi cabello y me dio consejos para cuidarlo mientras regresa a su color natural —negó.
Una nueva risita se escapó del peliverde.
—Sabe lo especial que eres con tu cabello.
Hyoga se limitó a mostrarle la lengua.Minutos después, aparcaron en un buen lugar, bajaron la cesta y la mochila del ruso. Tomados de las manos, caminaron hacia la zona de picnic establecida, encontrando un buen lugar bajo la sombra de un árbol. Hyoga acomodó la manta, mientras Shun sacaba los recipientes de la comida. Una vez listo, se sentaron juntos a disfrutar de la música elegida del menor.
Al finalizar la comida, Shun sacó de una pequeña hielera, dos botes de helado y le entregó uno al ruso.
—Ya decía que faltaba el postre —sonrió al destapar el bote.
—Traje suficiente, últimamente estás muy glotón, patito.
—No es mi culpa que hayas decidido consentirme con postres.
—Eh... eso no es verdad —hizo un puchero—. Te has estado comiendo mis postres.
—Es mi venganza por mi reserva de helado, precioso —le guiñó un ojo llevando la cuchara con helado de vainilla a su boca. Shun bufó, concentrándose en devorar su helado de chocolate y galleta.Un poco le goteó en la barbilla al comer, cosa que no fue desaprovechada por el ruso, quien se acercó a limpiarle con la boca antes fe que Shun pudiera reaccionar. Su rostro se sonrojó ante su acción tan atrevida.
El ruso sonrió de forma traviesa, embarrando los labios de su novio con helado, para después besarle con voracidad. El peliverde ahogó un gemido, sintiendo un cosquilleo ante tan satisfactoria experiencia. Cuando se separaron, fue él quien colocó de su helado en los labios del mayor, besándole poco después de la misma forma. Terminó recostado sobre la manta, con su pareja a su lado, turnándose para ponerse helado en los labios o las zonas sensibles de ambos del cuello.
Así, ambos se besaron con hambre, intercambiando algunas caricias entre los besos que parecían despertar otra hambre interior y más fuerte.
Cuando el helado se terminó, estaban pegajosos del rostro y cuello. Shun tomó un poco de agua de una botella, mojando una servilleta para poder limpiarse un poco. Después ayudó al ruso a limpiarse e iniciaron una nueva ronda de besos, acompañados de más helado.
La situación comenzó a irse de sus manos, forzándolos a separarse antes de cometer algo al aire libre. El helado sirvió para bajarles el deseo, un par de botes más y se encontraban mejor. Decidieron compartir el último.
Hyoga se sentó con la espalda apoyada en el tronco, mientras Shun lo hacia contra su pecho. Los brazos del ruso le rodearon con cariño, recibiendo un beso en la mejilla.
La primera cucharada fue para el ahora pelinegro, quien había decidido apoyar el mentón en uno de los hombros de su pareja. Shun comió la siguiente.
—Deberíamos hacer esto más seguido —comentó mientras comía.
— ¿El qué?, ¿comer helado?
—No, glotón. Venir aquí y hacer picnics.
—Me parece bien, siempre y cuando me des helado —respondió recibiendo otra porción.—Lo haré, lo haré —replicó con diversión comiendo un poco.
—Pero casero, helado casero conejito.
— ¿Ehh?, sólo lo hice una vez...
—Pues hazlo de nuevo, sabía delicioso —hizo un gesto enfatizando lo último.
Shun río conmovido.
—Está bien, patito —cedió dándole otro poco—. Te haré helado casero, sólo para ti, glotonsito~ —le beso la mejilla con ternura—. Sólo para ti...