Cap 6: ¿Celos?

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-Si ella murió cuando tenía dos
años- hablo mientras sus ojos se tornaban vidriosos, apunto de llorar.

-No Ilores, no quiero tener que cambiar las sábanas de nuevo.

Ella seco sus lágrimas rápidamente y se levantó. Dejándome verla con mi camisa,
es verdad ella no está usando ropa
interior, no suficientes duchas por hoy.

-Si vamos a comprar- no quiero tener que
banarme en todo momento.

-¿Enserio? Muchas gracias, ¿Pero con que
saldré?

-Creo que tengo algo..

Saque del armario un hermoso vestido
gris de algodón, que conforme a su altura
le llegaría hasta la parte superior de las
rodillas.

-Ten colocatelo, es algo ajustado, creo que
es tu talla.

-No soy tan alta como esas chicas...

-No son de ellas es de...mi madre- Ella me
miro algo confundida, se giró y quito
su camisa, dejando al descubierto su
hermoso trasero, ¡Joder! Me caliento como si nunca hubiera visto uno. Se colocó el vestido cubriendo su cuerpo.

-Listo-dijo dándose la vuelta.

Por dios está vez necesitaré 5 o más
duchas. Le quedaba demasiado ajustado
remarcando todo su cuerpo, sus pechos,
aun sin sostén, se mantenían erguidos y
deliciosos.

-Bien, no te queda mal.

-Gracias...

-Ten pontelos, combinan con el vestido,
son la misma talla que tus zapatos-le entregue unos tacones negros que se encontraban dentro de una caja, esos eran
los tacones de mi secretaria, que un día
debido a que estaba lloviendo, se los quitó y le ofrecí unos zapatos cómodos para que se fuera, pues era lo menos que podia hacer después de a verla llamado para realizar algunas estadísticas de último momento.

-Ahora me toca cambiarme a mi, si
quieres puedes presenciar el espectáculo.

-No, gracias- se dirigió a paso rápido hacia el baño.

Me puse unos jeans, acompañados de una
camiseta blanca y una chaqueta de cuero,
y finalmente mis vans, algo de perfume,
joyería y listo.

-TERMINE- salió y bajamos por las
escaleras, le tome de la mano antes que se
le ocurriera salir corriendo.

-Tranquilo no me voy a ir.

-Nadie me lo garantiza- Salimos de la
casa y nos dirigimos a mi carro, le abri la
puerta y acto seguido me subí yo.

Ella miraba por la ventana, y una leve
sonrisa se marcó en su rostro, mientras
que yo intentaba pensar en otra cosa
que no fuera ella, pues no llevaba ropa
interior, la fantasía de todo hombre y yo
no era la excepción.

Segunda división

-Llegamos- Ella sólo asintió.
Salió del auto y empezó a buscar un cajero
automatico con su mirada.

-Lo encontré- dijo con entusiasmo- ahora
vuelvo.

Te acompaño- Nos dirigimos al cajero.

Y mire como los hombres pasaban y era
como si la quisieran desnudar con la
miraba y no faltaban las mujeres que la
miraban con envidia.

En que momento se me ocurrió ponerle
ese vestido, me hierve la sangre ver como
los otros hombres la miran.

-Creo que tendre que buscar otro cajero
este esta averiado.

Eres mía [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora