Dioses

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Mi abuelo contaba aquella antigua historia que fue pasada por su padre, viviendo en cada generación desde hace siglos.

Cuando todo comenzó, como el principio de la existencia nació, dos dualidades, lo oscuro y lo claro, la noche y el día.

Rakyer el dios de la noche, el nacido de la nada, el vigía de la oscuridad.

Sakle el dios del día, nacido del primer relámpago, el cuidador de la existencia.

Juntos han formado el equilibro perfecto, logrando paz durante eones.

Pero no siempre fue así.

Cuenta la leyenda que el primero en la existencia fue la oscuridad, Rakyer habitaba sólo en ella, perdido en la nada, perdido en la oscuridad que el mismo provocaba.

Durante su reinado criaturas de enormes dimensiones crecieron, de más de un universo, en más de miles de ellos.

Criaturas de diferentes tamaños, de diferentes rasgos, jamás visto por ningún ser humano hoy en día, ya que ni nuestra imaginación puede alcanzar tales dimensiones.

Rakyer no le molestaba aquella oscuridad puesto ya había vivido así desde su nacer, no le importaba si criaturas seguían y seguían creciendo e incluso no le importaba si ellos mismos destruían uno de sus universos.

Él era el rey, podía hacer lo que sea menos destruir su propia existencia.

Aburrido de ello decidió acabar con las primeras generación infinita y quedó solo de nuevo.

Hasta que un día, el choque de pequeñas partículas de alguna extraña sustancia causó un destello, dejando a Rakyer anonado y confundido, ese relámpago dio el nacimiento de la nueva generación.

Jamás había visto algo como eso, ni siquiera algo proveniente de sus criaturas que habían vivido en los otros universos.

El destello cubrió la oscuridad, ganando terreno, partiendo la existencia y separados por una pequeña brecha.

Rakyer confundido y curioso miro el nacer de un nuevo dios, Sakle.

Cubrió cada terreno dado y Rakyer sintió celos de él, pues ya había reinado desde entonces cada centímetro de la existencia y el compartirla no le agrado del todo.

Criaturas crecieron, seres hermosos, con sabiduría e inteligencia y capaz de hacer cosas que las criaturas de Rakyer no podían.

Su ira creció aún más, cegado de los celos y la avaricia decidió cruzar la pequeña línea que los dividía.

Fue la peor decisión de la existencia, los universos se mezclaron, las criaturas de la oscuridad fueron renacidas una vez más, las criaturas del día fueron borradas dejando a Sakle sin fuerzas y de nuevo la oscuridad reinaba.

Rakyer, miró como sus criaturas y vivió la decepción, estaba tan acostumbrado mirar las hermosas criaturas creadas por Sakle y ahora el mismo había causado su destrucción.

Rakyer regresó a su lado de existencia y Sakle fue recuperando su ser.

Se cuenta que desde ese entonces se ha creado la dualidad, Rakyer no puede vivir si aquella porción de luz, por lo tanto, las noches no son tan oscuras.

El contrato de un tiempo para cada Dios, un equilibrio perfecto para cada criatura.

Una existencia para dos Dioses.

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