Capítulo 12

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Capítulo XII

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—¡Hola, Los Ángeles!

Saludé al público durante una pausa en medio de la presentación, Notando ese calor generoso que parecían entregarnos los fans y que tanta falta y bien me hace.

—La siguiente canción ya la conocen —los gritos, la energía, los rostros que podía definir y los que no veía claramente. Todos parecían eufóricos— espero que me acompañen

Pedí,y de ese modo Gustav dio la marcha al siguiente tema.

"Odio mi vida, no puedo quedarme quieto un solo día más, he estado esperando algo, para vivir y morir..."

Esta era una canción que había permanecido en la lista que elaboramos, juntos con las del nuevo álbum, en parte por la buena recepción que había tenido en la gira anterior, y en parte, por la forma increíble en que había tomado un significado completamente diferente para mí, y a la vez mantenido el suyo, como si la hubiese escrito, adelantándome a lo que sucedería.

No podía evitar pensar en Arien, cada vez que la cantaba. Y por alguna razón, hoy la sentía más que nunca.

"Vamos a correr y escondernos, fuera de contacto, fuera de tiempo, sólo se pierden sin un signo, mientras tú estás parada a mi lado..."

Los ensayos habían sido una porquería, cada vez que llegábamos a esta canción, algo me atenazaba la garganta y Tom sabía muy bien cuál era la razón, pero no preguntaba nada, y yo tampoco lo decía. Georg y Gustav, se mantenían en aquel silencio hermético por el que optaban cuando se trataba de asuntos entre mi hermano y yo.

"...en tu sombra puedo brillar, en tu sombra puedo brillar, en tu sombra puedo brillar... Brillar..."

Y ese estribillo, se lo cantaba a Arien, desde lo más profundo de mi alma, esperando que en algún momento lo pudiese escuchar. Ya que no quiso volver a oírme luego de la escena que montó Tom en el hotel. Necesitaba que entendiera que mis palabras no se las llevaría el viento, que yo le pertenecía.

"Ves mi alma, estoy en una pesadilla, fuera de control, estoy estrellándome en la oscuridad, en la luna, en el mundo de nuestro capullo. Eres el sol y yo soy la luna..."

Pero aunque intenté hablar, incluso, con su amiga Léana, la única respuesta que recibí fue un 'ella no quiere volver a verte'.

—Por favor, dile que necesito hablar con ella —le había suplicado al teléfono.

—Los siento Bill, sé que para ti es difícil comprenderlo, pero Arien es una chica frágil —me había explicado, con un afecto que me fue imposible ignorar— déjala tranquila —casi me suplicó.

"...en tu sombra puedo brillar, en tu sombra puedo brillar, en tu sombra puedo brillar... Brillar..."

Los primeros días fueron horribles, Tom no llegó a encontrar la forma de explicarme lo que había sucedido esa mañana. Sólo repetía una y otra vez, que Arien lo mataría. Llegué a pensar que sería necesario acompañarlo a ver a un médico que pudiera ayudarlo con aquellos sueños que lo atormentaban a tal punto, que se mantuvo despierto más de treinta horas, después de aquella mañana, porque no quería volver a soñar.

—Descansa Tom —le dije, cuando me había levantado, de madrugada, luego de nuestro regreso de Nueva Orleans y mi hermano estaba frente al televisor, a punto de subir un nivel más en su video juego.

—No quiero dormir —había sido su respuesta categórica.

Me acerqué para mirarlo y en sus ojos el cansancio era evidente.

Sonidos de mi menteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora