Capítulo 22

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Capitulo XXII

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—Me reencontré con alguien.

Miré a Arien fijamente cuando dijo aquello ¿Significaba que yo la hacía feliz? Tuve deseos de abrazarla y no soltarla más, pero me mantuve en silencio, quieto y atento. Noté incluso la mirada fugaz que me había dado el psiquiatra. Quizás como un modo de confirmar que se trataba de mí.

—¿Con quién te reencontraste? —continuó preguntándole. Yo quería gritar que se trataba de mí, no podía ser otra persona. Habíamos pasado casi toda la semana juntos.

Su respuesta fue concisa.

—Con el chico de hace unos meses

—¿El que te asustaba? —preguntó el terapeuta, y pude notar el modo casi imperceptible en que Arien se encogió alrededor de su propio pecho.

—No, ese es el hermano —aclaró.

Recordé los gritos que Tom le había dado en Nueva Orleans, el modo en que mi hermano se defendía del miedo que sentía de ella. Un miedo, al parecer, compartido.

¿Por qué sentía esta presión en el pecho? Como si hubiese algo oculto entre Arien y Tom que yo no sabía.

—Y ¿Eso te ha hecho feliz? —volvió a sus preguntas el psiquiatra.

—Sí —aceptó Arien. Sabía que hablaba de mí, pero ahora mismo la felicidad que yo sentía por ese hecho se había esfumado.

—Y ¿Has tenido deseos de alejarte de él como la vez anterior? —miré al médico atentamente cuando hizo esa pregunta.

Arien había tenido deseos de alejarse de mí.

—Todo el tiempo.

Su respuesta me dejó helado. Seguía deseando alejarse de mí. Y yo lo único que quería era estar a su lado siempre.

¿Qué era todo esto? ¿Para qué me había traído aquí? Escuchar una declaración tan fulminante de su boca no era algo que anhelara. Dolía.

—Pero no lo has hecho —aseguró el médico.

Y otra respuesta categórica de Arien.

—No

—¿Y por qué esta vez no lo has hecho?—insistió.

Yo había bajado la mirada al suelo, mientras esperaba por la respuesta que ella estaba tardando en dar.

—No lo sé

Me encogí ante sus palabras

—No lo sabes —afirmó el psiquiatra, redundando en la respuesta que se había instalado en mi pecho, como un pequeño agujero que se iba abriendo poco a poco. Arien no dijo más.

Quizás por eso, el hombre asestó otra pregunta.

—¿Tienes algo más que quieras contarme?

Y entonces Arien soltó la respuesta, la que me aceleró el corazón.

—He vuelto a tener sueños —sentenció.

—Ya veo —expresó el médico, una relación que quedó en el aire, flotando a la deriva.

—¿Qué significa eso? —preguntó Arien ansiosa. Justo la misma pregunta que se estaba gestando en mi mente.

Recordé entonces la pesadilla y las palabras algo confusas de Arien en mi memoria.

"Te ibas a la guerra"

Sí, en mi sueño, en el único más concreto que había tenido, me iba a la guerra, tal como ahora lo decía Arien.

Sonidos de mi menteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora