Capítulo 23 ~ Yo quiero que se quede

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Capítulo 23 ~ Yo quiero que se quede

Entonces se apartó ligeramente de mí, para poder mirarnos mejor a los ojos.

El silencio nos consumía, y la emoción nos puso bastante tensos.

Aquello... aquel beso... verdaderamente me había gustado, no podía negarlo... pero eso me preocupaba... ¿qué había pasado? ¿qué demonios había pasado? Yo odiaba a ese chico. Llegué a Canadá odiándole, y pensé que si algún me iba, lo haría odiándole aún más, pero ahora... las cosas habían cambiado...

Le observé atentamente. Durante aquel lapso de tiempo en el que nos separamos, él solo esbozó una sonrisa nerviosa, mientras se mordía el labio. Estaba igual que yo, o quizás aún más nervioso.

- Jus... - Quise responder aquello. Me iba a costar, pero había que hacerlo. Supongo que por suerte, mi padre nos interrumpió.

De pronto comenzó a lanzar de sus típicos gruñidos antes de despertarse y al oirlo, Justin se bajó de la cama y se escabulló de la habitación como si fuera un delincuente que acababa de robar algo.

- Eh, princesa. - Despertó finalmente.

Entonces se levantó, se estiró, y se acercó a mí.

- Ya has despertado.

- Veo que tu también. - Sonreí.

- ¿Yo? - Miró el sofá - Esto... estaba cansado.

- Ya, ya.

- Bueno, ¿qué tal te encuentras? ¿te duele algo?

- Ahora no... - Sonreí como una estúpida. No sé que me ocurrió en ese momento, que recordé aquel beso y, el leve mareo que tenía se agravó un poco, y el dolor de mi cabeza a la vez, se pasó.

- ¿Ahora no? ¿cuánto llevas despierta?

- Ehm... esto... nada, me acabo de despertar hace nada.

- Ah. Bien, eso está bien. Los médicos dijeron que en cuanto te despertaras, si estabas bien te darían el alta.

- Vale.

A los pocos minutos un médico entró en la habitación, y comenzó a toquetear en todo lo que había a mi alrededor.

- Por cierto Jess, tengo que hablar contigo.

- Dime papá.

- Siento esto... - Suspiró.

- ¿El qué?

- Esto ha sido por mi culpa. Nunca debí traerte aquí.

De pronto, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Siempre, desde que llegamos allí, quise oír esas palabras de arrepentimiento... siempre supe que me alegraría que mi padre estuviese mal de estar ahí, pero ahora que llegó la ocasión... no me sentía así... si no todo lo contrario, me preocupé.

- ¿Qué quieres decir?

- Que nunca, jamás, nunca, debí anteponerte a ti a mi trabajo. Estuve apunto de perderte, todo por mi maldita obsesión de ampliar la empresa...

- Bueno...

- Así que toma. - Me interrumpió.

De pronto, de su chaqueta, extrajo una especie de cartilla que dejó sobre la cama.

- ¿Qué es?

- El pasaje de avión. Ya reservé dos asientos. Volveremos a España en tres días.

- ¿Qué? - Solté, desesperada, sin entender el por qué.

- Sí, podrás volver con tus amigos, con los tuyos.

Una nueva vida ~ Historia de Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora