El regreso de la vara brillante.

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Akko, se despertó al medio día, dos horas más temprano que el día anterior, se colocó su uniforme y fue por su desayuno junto con Lotte y Sucy quienes despertaron un par de minutos antes, sin embargo, justo al terminar con la última cucharada de comida, vio a Amanda acercándose de manera malhumorada, su única reacción fue salir corriendo, pero había bastante gente en el lugar, por lo que su velocidad se vio disminuida, de todas formas, logró huir con éxito y mientras caminaba rápidamente por los pasillos repletos de estudiantes, se encontró con Diana, pero al ir acompañada por Hannah y Bárbara, decidió pasar de largo sin dirigir ninguna palabra, pero para su buena o mala fortuna, Diana notó la apresurada manera en la que caminaba y por el sudor en su rostro era más que obvio que había corrido, lo más lógico fue pensar que la pelinaranja la había perseguido nuevamente...

– Si me disculpan, recordé que tengo que hacer un par de bibliotecas, por favor, desayunen sin mí, ahora las alcanzo. –Comentó Diana a sus escoltas, quienes no dudaron dos veces en obedecer a Diana.

La rubia se retiró y procedió a seguir a Akko, quien estaba bastante alejada, pero después de un par de minutos, cedió.

Ambas se habían alejado bastante del edificio principal de la academia, inclusive estaban más alejadas de la torre, rozando el bosque, una vez ahí ambas pudieron conversar sin miedo a que alguien las siguiera o las espiara.

– Creí que no eras capaz de escapar de Amanda. –Exhaló Diana en un tono soberbio.

– que graciosa Diana, creo que llamaré al circo porque se les escapó uno de sus payasos. –Dijo Akko en un tono sarcástico.

Akko siempre encontraba un comentario para refutar la actitud soberbia de Diana, y eso, la atraía un poco, pues la castaña era una de las pocas personas que la refutaba sin pensárselo dos veces.

– Como sea...–Exclamó la rubia. –Ahora tenemos que inventar una historia para poder calmar las aguas.

– ¿No te molesta seguir ocultando nuestra relación?

Diana, posó su mano sobre su frente, suspiró y dijo orgullosa:

– Solo llevamos un par de días saliendo, además, dijimos que vamos a ir poco a poco, ¿recuerdas?, no hay necesidad de revelar nada aún, espera un par de semanas y tal vez podamos.

Cavendish tomó suavemente la mano de la chica que tenía frente a ella, la levantó un poco y le dio un tierno y pequeño ósculo, obvio sin dejar su mirada penetrante.

Mientras tanto, al otro lado de la academia Constanze, estaba espiando la conversación de las chicas con una especie de nano robot con un micrófono cuyo mecanismo funcionaba con magia, en ese punto se preguntaba si lo que estaba haciendo era correcto, pues había escuchado claramente que aún no querían revelar nada aún, pero que, si su relación prosperaba, de seguro lo hacían.

Al final, decidió no contarle nada a Amanda, ni con quien había estado Akko, ni porque razón había huido en dos ocasiones.

Akko fue con Chariot a pedir que redactara algún documento falso avisando de algún problema o evento para cubrir los motivos de la rubia para visitar la habitación de Lotte, Akko y Sucy; Diana a desayunar y Amanda se perdía en la duda de saber que rayos estaba haciendo Akko con la que posiblemente era Diana.

Después de mucho insistir, la pelirroja aceptó y redactó una carta diciendo que Akko estaba citada en la oficina de la directora por dañar una flor bastante importante mientras hacía ejercicio, el citatorio se lo iba a dar a Diana y cuando Amanda volviera a acorralar a Akko, ella llegaría y explicaría las cosas de la manera más soberbia y orgullosa posible, poniendo alguna excusa como que Akko ni siquiera intentó abrir los ojos y por eso Diana no insistió.

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