Encontrando Sentimientos.

Tercer hechizo liberado/La calma después de la tormenta.

Se encontraba en una esquina de su habitación, llorando. Intentó, con sus dientes, arrancar sus tatuajes de runas, pero fue inútil, pues estos se regeneraban casi al instante, trataba de contener su llanto, pero las lágrimas no dejaban de fluir a borbotones de sus ojos, también tenía sangre entre sus manos, pues que se regenerara casi al instante no quería decir que un poco de sangre no fluyera por sus manos.

Simplemente quería arrancarse aquellos tatuajes que tanto dolor causaban, simplemente quería regresar a como lo era hacía un par de meses atrás, cuando la vara aún no regresaba, cuando no tenía su relación con Diana, cuando aún no sabía utilizar armas blancas, ella solo rogaba por retroceder el tiempo y regresar su sonrisa y tranquilidad.

En un arranque de ira e impotencia, tomó la vara brillante y la estrelló contra el suelo una y otra vez tratando de romperla, pero no dio resultado, luego trató de quemar sus tatuajes con su propia magia, pero una capa protectora surgió evitando que se quemasen, trató de aplastar su mano y muñeca con magia de tierra, pero también le fue imposible, quemarlas con luz igual, agua a presión dio el mismo resultado; simplemente no podía borrar las runas, era imposible.

– ¿Aborreces el poder? –Preguntó una mística voz femenina.

– Con toda mi alma. –Respondió Akko. – Simplemente quiero deshacerme de él y no tenerlo jamás, na saber nada más de ese poder que tanto anhelan muchas personas.

– ¿Pero no te parece que es genial tener ese poder? –Avispó la voz.

– ¿De qué me sirve "tanto poder", si ni siquiera puedo salvar a las personas que son importantes para mí? –Refutó la castaña.

– Si ese es el problema...–Respondió la voz. – Ve al cuarto de tu querida Diana y recita lo siguiente: Mediante esta voz y esta autoridad, te pido a ti, vida misma, me obedezcas y cures está, una herida maldita que me es imposible auxiliar, devuelve el daño a mi enemigo y otorga su fuerza a mi aliado. "Ritus Vitae"

Otra runa surgió, esta vez en su pecho, justo en el medio, lo supo porque sintió un pequeño ardor y luego un brillo morado apareció siendo cubierto por su ropa, luego abrió un poco su escote y pudo ver otra de esas runas, brillando en morado intenso, rápidamente tomo la vara brillante, la cual también se iluminó, luego secándose las lágrimas, salió corriendo de su cuarto hasta llegar a la enfermería, en donde estaban varias maestras y brujas de la familia Cavendish manteniendo a Diana con vida, pues todas esas brujas eran necesarias para que no muriera. Akko pidió un poco de tiempo para estar con ella; las especialistas no se lo negaron y salieron de la habitación, Akko de inmediato utilizó su magia curativa para mantener estable a Diana, quien tenía una gran herida por todo el torso. Luego acarició suavemente su mentón y mientras mantenía la magia curativa, alzó su vara frente a ella y dijo exactamente lo que la voz le había indicado, de pronto, su pecho se iluminó con fuerza y un circulo verde rodeó el cuerpo de Diana. Del circulo comenzaron a salir raíces de un verde fantasmal con espinas rojas, y comenzaron a rodear a Diana, hasta rodearla por completo, luego emitieron un brillo cegador que desapareció casi al instante y luego, Diana estaba sanada por completo, como si nada hubiese sucedido, la sangre y el corte en la ropa también habían desaparecido por completo. También despertó de la misma manera, completamente serena, preguntando qué era lo que había sucedido, pues solo recordaba un gran dolor punzante en todo el cuerpo de ahí en más, no recordaba nada.

Akko ni siquiera espero a que Diana hablara y ya estaba encima de ella, abrasándola con ganas, llorando en su hombro, temblando de angustia, emoción y miedo. Diana, se vio tan vorazmente atrapada en un torbellino de emociones, que correspondió el abrazo con la misma fuerza mientras lloraba y pedía perdón una y otra vez sin descanso, hasta que después, se unieron en un cálido beso de reconciliación. Akko no soportaría volver a ser traicionada con Diana, pero ahora estoy seguro de que Diana, jamás de los jamases, se atrevería a lastimarla nuevamente.