Era un día demasiado caluroso. Pleno julio. Robert y Al estaban estirados cada uno en una tumbona a la sombra en bañador. A su lado había dos vasos de limonada con hielos que iban tomándose poco a poco. Cuando Al se cansó de leer "El mercader de Venecia" durante un rato, decidió ponerse crema solar para meterse en la piscina.
—¿Me puedes poner en la espalda, cariño?—le preguntó a Robert.
Robert abrió los ojos despertando de una pequeña siesta que ni él mismo se había dado cuenta que se estaba echando.
—Sí, sí, claro—dijo incorporándose un poco.
Robert se untó las manos con la crema y las pasó por la espalda y cuello de Al, haciéndole a su vez un pequeño masaje.
—Gracias, cariño—Al le dio un beso en los labios a Robert y se metió en la piscina.
Robert se quitó la crema que le quedaba en las manos con una toalla. Después miró hacia la piscina y vio a Al nadando de un lado a otro con lentitud, sacando de vez en cuando la cabeza para respirar. Robert se levantó, se quitó las gafas de sol y se sentó en el borde de la piscina. Al buceó hasta él y al sacar la cabeza se apoyó en el borde con las manos.
—¿Vienes?—Al le agarró de la mano.
Robert rio y se dejó arrastrar al agua. Los dos nadaron juntos y se besaban de vez en cuando.
El ambiente se fue calentando, y aunque el agua estuviera fría, parecía que hervía cada vez más. Al agarró a Robert por los hombros y lo arrastró a las escaleras. Robert se sentó en el cuarto peldaño. Al le quitó el bañador con urgencia. La cintura de Robert aún quedaba bajo el agua, por lo que Al tuvo que aguantar la respiración cuando se metió el pene de Robert en la boca. Eran lamidas cortas, para no quedarse sin aire. Robert intentó no echar la cabeza hacia atrás para disfrutar de la vista que le brindaba su pareja mientras le hacía una mamada. Sus gemidos eran roncos, cosa que volvía loco a Al. Robert notaba que no iba a aguantar mucho más, así que agarró a Al de las mejillas y empezó a besarle a la vez que le quitaba el bañador. Le rodeó la cintura con los brazos y lo atrajo hacía él. Al enredó las piernas en la espalda de Robert. Gracias al agua el pene de Robert entró sin problema en Al y él lo recibió con un sonoro gemido y después una sonrisa llena de lujuria. Robert empezó a moverse mientras con una mano masturbaba a Al.
—Me vuelves loco...—gruñó Robert en el oído de Al.
Este siguió gimiendo mientras repartía besos cortos por el cuello de Robert y se agarraba a su espalda.
Intentaban no hacer demasiado ruido porque al encontrarse en el exterior podían escucharles los vecinos. Así que aquellos gemidos de placer susurrados solo para ellos hacía que eso fuera más íntimo.
Con la llegada del clímax no pudieron evitar alzar algo la voz. Se agarraron con fuerza a los hombros del otro y después soltaron un sonoro suspiro. Robert salió de Al, aunque él se quedó aún sentado sobre su regazo. El agua de la piscina tenía un par de manchas blancas que poco a poco se fueron diluyendo en el agua.
Robert y Al se quedaron abrazados hasta que una ráfaga de aire frío los caló y salieron de la piscina para envolverse en una toalla y seguir abrazados.
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Al Pacino X Robert De Niro
FanfictionHistorias cortas a modo de fanfic de nuestros queridos Al Pacino y Robert De Niro