Capítulo XVI.

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(Narra Babi)

Dos días para mi regreso a Sevilla.

En los anteriores dos días no comía, no dormía, lo único que hacía era pensar en la imagen de Jesús con otra. Esa imagen me acechaba día y noche.

¿Por qué hizo eso? ¿No le bastaba con tenerme a su disposición? ¿Necesitaba a otra? ¿Acaso no sabía lo mucho que le amaba? Joder, y encima jugó conmigo, quería que le pillase.

No tener a Jesús conmigo era como si tuviste clavada una estaca en el corazón.

Una parte de mi me gritaba que perdonase a Jesús, que tal vez era verdad lo que dijo sobre David. Pero otra pequeña parte decía que debía mantener mi orgullo, que si Jesús arregló mi corazón después de tanto idiota que lo había roto poco a poco, fue para estamparlo contra el suelo y que quedase en tantos trozos dimitos que nadie sería capaz de arreglarlo.

¿Cómo confiar en alguien tras este golpe?

En mi cabeza no había otro tema que no fuese Jesús. Le veía incluso cuando cerraba los ojos.

Eran las 5 de la mañana y ni siquiera Sandra pasó por la habitación para saber qué tal estaba. No apareció en toda la noche y debido a mi insomnio me puse a escribir un poco.

Le escribí una carta, algo para desahogarme pudiendo decirle todo lo que sentía en forma de poesía, ya que para mi era difícil expresarme hablando.

A las 8 de la mañana la acabé, sí, 3 horas escribiendo. Para mi era normal, era muy lenta escribiendo, y más sabiendo que alguien lo iba a leer.

Una vez acabé, me di un buen baño. Me acompañó la música mi iPad en reproducción aleatoria a todo volumen. Dos horas estube en agua.

Cogí mi móvil y miré mis mensajes. Grupos. David. Jesús. David quería verme y Jesús también. A David le dije que no podía, que ya había quedado.

*Conversación de WhatsApp con Jesús *

-Babi, necesito verte, por favor contesta me.

-¿No has tenido suficiente con lo que hablamos ayer?

-No seas cabezona por favor, voy a tu camarote, abreme.

-Ahora no, tal vez luego Jesús.

*Fin de la conversación *

(Narra Jesús)

Esa mañana, a las 8, Sandra y Dani vinieron a mi habitación.

-Jesús, hay una cosa que no te conté... Babi compró dos entradas de primera fila para ver a Justin Bieber en Grecia, una de ellas era para ti, pero me ha dicho que vaya yo con ella, para despedirme ya que cuando acabe el concierto volverá a Sevilla.

-¿Enserio? No puede ser... Joder soy un estúpido.

-He pensado una cosa... ¿Qué te parecería ir tú en mi lugar? Le diré a Babi que yo llego un poco tarde, y en lugar de que vaya yo, te presentas tú.

-No... mejor no, seguro que se enfada, más aún...

-Ten esperanza, ella te quiere, necesita tiempo.

-No me quiere, yo tampoco me querría después de todo lo que ha pasado, todo por culpa del socorrista ese, joder, ¿por qué quiere separarnos? Se me viene a la cabeza la imagen de él y Babi y no lo soporto.

-No sé que decir... Jesús tienes que ser fuerte, sé cuando Babi quiere a alguien, se le dilatan las pupilas cuando te mira, también se le acelera la respiración cuando te ve aparecer, y cuando la tocas se le eriza la piel. Te quiere, mucho, pero comprende que le has dado un palo muy gordo.

Miré a Sandra con tristeza en los ojos, con pena y sobre todo con arrepentimiento.

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