Capítulo XVII.

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(Narra Babi)

Toda la mañana sola. Pensando. A mediodía fui a comer un poco.

Me senté sola en la mesa en la que solíamos sentarmos Jesús y yo. De repente una voz se acercó a mi oreja preguntándo: "¿Está libre ese sitio?". Era David, el socorrista,

-C-claro.-Contesté insegura. No quería que nadie me relaciona se con David, no quería malentendidos.

Él se sentó.

-Llevo días sin saber de ti, ¿qué has estado haciendo? -Preguntó risueño.

-Nada.-Sonreí.-Desconectar un poco.-No le dije que había estado mal por Jesús, no quería sacar ese tema, y menos delante de él.

-Ya veo.-Rió.

Yo le respondí con una sonrisa y me levanté de la mesa. Se me quitó el hambre.

-¿Te vas? -Preguntó alterado.

-Sí.-Sonreí.-Ya he acabado.

-¿Y no te apetece hacer algo esta tarde conmigo?

-Me voy mañana, tengo que preparar algunas cosas.

-Yo te ayudo.-Dijo seguro de si mismo.-Si quieres, claro.

-No, no es por nada David,prefiero hacerlo sola.

-Claro, no importa, luego te llamo, ¿vale? -Propuso sonriendo.

-Claro.-Obviamente no quería que me llamase.

Antes de que llegase a la puerta, Jesús se asomó al comedor, vio que nuestra mesa estaba ocupada y mientras se volvía, me vio.

Se acercó deprisa a mi.

-Babi...-Dijo cortado, tímido, sin saber que decir.

-¿Qué quieres? ¿Que si he visto a la rubita? No, parece que aun no ha venido a comer.-No sé por qué le dije eso, me arrepentí al instante.

-Babi te quiero, esto es todo un mal entendido, creeme por favor.

-Jesús hemos tenido esta conversación mil veces, ¿y qué te crees? ¿Que no me gustaría callarte con un beso? ¿Acabar con todo este dolor de una vez? ¿Abrazarte y confesarte que te echo tanto de menos, que hasta el aire me recuerda a ti?

Jesús me besó en ese instante.

Joder, cuánto añoraba sus besos, que se caracterizaban por alguna que otra sonrisa entre beso y beso. Pero en cambio, en este en lugar de sonrisas, se escaparon lágrimas.

Su lágrima cayó en mi labio, aún unido al suyo por el beso.

-Barbara, te prometo que te quiero, por encima de todo y todos, no te vayas de mi lado.

-Jesús...

Una vez más me dejó sin palabras. Le limpie las lágrimas que mojaban su resto con el dedo pulgar.

-Jesús.-Continué.-No.

Me marché corriendo del comedor y con lágrimas en los ojos.

¿Por qué a mi joder?

Ya se repetía escena varias veces, moría por perdonar a Jesús, pero no pude.

Me senté en mi cama y no pude evitar tocarme los labios, intentando volver a sentir a Jesús.

Estába muy mal, joder, desde pequeñitos nos hablan del amor, pero, ¿y si el amor es tan jodido?

De esta historia nunca ha hecho Disney una película, ¿no?

Nos enseñan que el amor es querer y punto, no nos enseñan a afrontar los golpes, nadie nos enseña a eso.

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