𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝟏𝟐

62 8 0
                                    

Elsa Pov.
Abrí los ojos, vi el cielo azul, con algunas nubes, sentía como el césped tocaba mis manos, brazos y mis piernas, traía puesto un vestido azul, rápidamente me di cuenta que estaba acostada en un gran prado. Me levanté lentamente, pude ver a lo lejos el castillo de Arendelle, caminé lentamente hacia el.

—¡Rápido mamá!— escuché a un pequeño niño gritar, giré sobre mis talones y lo vi, cabello blanco y ojos azules, corría hacia mi. Y detrás de el a lo lejos una enorme nube negra, parecía una tormenta, caían rayos. —¡Corre mamá! ¡Corre!— gritó el niño, tomó mi mano y empezó a jalarme, hacia el castillo, ambos corrimos al ver como la nube gigantesca se acercaba. Intenté crear un camino de hielo para deslizarnos y avanzar más rápido pero no podía, no tenía mis poderes. Habían desaparecido.

—¿Por qué está pasando esto?— pregunté mientras corría. Sin dejar de intentar crear el camino de hielo. El niño empezó a elevarse, como si una fuerza tirara de él. —¡No!— lo tomé de los brazos con fuerza, la nube lo estaba jalando.

—¡No dejes que me lleve! ¡Mamá no dejes que me lleve!— gritaba el pequeño con miedo y con lágrimas en los ojos.

—¡Sujétate! ¡No te sueltes!— grité sujetándolo.

—¡Me resbalo! ¡Mamá, no!— sentía como se resbalaba de mis manos. Tenía miedo.

—¡No te sueltes!— volví a gritar, intentando agarrar con más fuerza al pequeño. No fue suficiente, se resbaló y la nube lo elevó más.

—¡Mamá! ¡No!— gritó el niño para después ser seccionado por la nube negra. Se empezó a formar un rostro en ella. Era Sara.

—No merecemos lo que tenemos, Elsa. Se llevó al niño. Ella merecía felicidad y tú se la quitaste. Nuestros padres, todos se la quitaron. Merecía ser feliz.— giré a ver a Anna que era la que me decía aquellas palabras. Estaba más pálida de lo normal y sus ojos eran completamente negros.

—¿Anna?— me acerqué a ella con temor. —¿Anna qué te pasa?— le pregunté alarmada.

—Ella no merecía dolor… Tenemos que pagar, tenemos que pagar por el dolor causado. Es lo correcto.— me dijo, para después empezar a ser succionada a la nube, la tomé de los brazos igual que al niño, pero ésta vez Anna no ponía resistencia, como si le diera igual.

—¡Anna, sujétate!— le grité con lágrimas en los ojos.

—Todo esto debe pasar, Elsa. Nos merecemos esto.— al escuchar eso, más personas empezaron a ser succionadas por la nube, Podrick, Kristoff, Olaf, todos pálidos y con los ojos blancos completamente. Habitantes de Arendelle, Gregory, Jack, Sam. Todos, yo seguía sujetando a Anna, intentando no soltarla.

—¡Anna, sujétate maldición!— le grité empezando a llorar. Anna hizo caso omiso a mi petición, se resbaló y fue succionada. —¡No! ¡Anna!— me dejé caer sobre mis rodillas tapando mi cara con mis manos, rompiendo en llanto. El ruido del viento y los árboles a lo lejos que eran arrancados del suelo me hacían entrar en pánico.

—¡Sufrí tanto! ¡Merecía ser feliz, Elsa! ¡Tú me arrebataste eso! ¡Yo soy mucho mejor que tú! ¡Yo debo ser reina de Arendelle! ¡No eres nada sin tus poderes! ¡Arendelle será consumida por la oscuridad! ¿Eso es lo que quieres, no? — gritaba aquella nube entre llantos. Esas voz, ese llanto no dejaba de escucharlo en mi cabeza.

—¡Basta!— grité frustrada con los ojos cerrados. Todo ruido y viento cesó. Abrí los ojos lentamente y miré todo a mi alrededor, la nube negra ya no estaba, los árboles estaban en su lugar. Todo estába bien. Me levanté y vi el castillo de Arendelle a lo lejos. Podía ver a las personas y habitantes del reino. Siguiendo su vida tranquilamente. Empecé a controlar mi respiración, sonreí. Pero un enorme trueno se hizo presente en el cielo. Y justo después una enorme explotación blanca que me dejó cegada y sorda por unos segundos, parpadee un par de veces para poder ver como la cara de Sara en la nube negra estaba apuntó de comerse a Arendelle. Del cielo hasta el suelo. La nube se comió a Arendelle, causando gritos de terror y horror por parte de los habitantes.
Desperté con un grito y lágrimas en los ojos, me di cuenta al poco tiempo que estaba atada a una silla. Intenté zafarme, no podía, los amarres eran fuertes. Intenté lanzar hielo, no podía, era como si no tuviera poderes. Me encontraba debajo de un foco de luz azul que apenas iluminaba la habitación oscura en la que me encontraba. Pude ver del otro lado de la habitación a Sara, sentada frente a mi en una silla. Tocó el interruptor y la luz cambió a blanco.

—Guau… Vaya ilusión. ¿De verdad eso piensas de mi, Elsa?— la escuché preguntar.

—¿Qué estás haciendo? ¿Qué me hiciste? ¿Dónde estoy?— pregunté confundida y alarmada.

—¿De verdad soy la nube negra sobre tu paraíso?— preguntó seria. —¿Piensas que soy una nube negra y que me comeré a Arendelle?— soltó una risa.

—No, claro que no, nunca sería capaz de creer eso, Sara…—

—Las ilusiones representan de una manera muy gráfica tus más grandes miedos. ¿Por qué yo soy uno?— se acercó a mi. Se puso de cuclillas frente a mi, tocando mis piernas con sus manos. —¿Por qué?— me volvió a preguntar.

—Tengo miedo de que seas lo que los demás dicen que eres… Anna, Jack, Greg, piensan que tú eres mala y yo no quiero creerlo… No tienes por que hacer esto.— le dije mirándola.

—Lo siento de verdad, Elsa. Pero yo he sufrido más que tú y Anna juntas. Me merezco felicidad. Y la voy a conseguir a cualquier costo.— me dijo con seriedad. Empecé a tener miedo, no sabía de lo que era capaz.

—Sara… No hagas esto, por favor…— le supliqué, esperando que me soltara.

—No es justo… Nada lo es, sé que Anna no querrá que sea la reina de Arendelle. Mientras ella te busca… Yo estaré reinando, creo que ya es hora de que sufran un poco.— dijo para después levantarse y empezar a caminar a la puerta.

—No, no, no. Sara, no me dejes aquí, por favor. ¡Estoy embarazada!— grité, ella se detuvo antes de salir, me miró.

—Lo sé.— dijo para después Tocar el interruptor, la luz se volvió azul otra vez, vi como salió de la habitación y escuché como le puso seguro. A los pocos segundos, sentí como mi respiración se agitaba y mis ojos se nublaban. Solté un par de gritos de pánico. Hasta que vi todo blanco. Segundos después abrí los ojos y estaba en Ahtohallan. Cuando vi todos los recuerdos de mi madre y padre, desde niños. En vez de aparecer mi madre en los cristales apareció papá. Y en lugar de ser yo la que cantaba era Sara. Todo lo que yo hice y vi hasta quedarme congelada. Ella justo antes de congelarse, logró salir de ahí. Sin ayuda de nadie. Dándome a entender. Que…

—Sara es mejor que yo. Siempre fue mejor que yo. No merezco mis poderes… nada de esto tiene sentido.— suspire pesadamente para después dejarme caer sobre mis rodillas. —Nada tiene sentido…—

•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•
Malas noticias, solo será éste por hoy, me cortaron el internet :"v

𝑹𝒆𝒊𝒏𝒐𝒔 𝒆𝒏 𝑮𝒖𝒆𝒓𝒓𝒂 /𝑻𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒅𝒂/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora