𝑹𝒆𝒊𝒏𝒐𝒔 𝒆𝒏 𝑮𝒖𝒆𝒓𝒓𝒂 /𝑻𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒅𝒂/

~𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥~

Podrick cortaba las piernas de los yetis haciéndolos tambalearse, Matías los empujaba con su escudo, haciendo que cayeran al suelo y se volvieran nieve otra vez, trataban de llegar a la puerta, pero cada vez aparecían más yetis, eran demasiados.

—¡Sam! ¡Sal de aquí y ayuda a Elsa! Nosotros los distraeremos— le dijo Greg a la chica que era la que estaba más cerca de la puerta. Asintió, justo antes de tomar la puerta un yeti la tomó con su mano derecha. —¡No!— empezó a caminar hacia otra puerta, la abrió y la arrojó a la habitación, cerró la puerta, dejándola encerrada. —¡Sam!— volvió a gritar Greg, corrió hasta la puerta intentando abrirla, pero no podía, las puertas de Arendelle eran más fuertes. Sam se levantó e intentó abrir la puerta del otro lado, pero era imposible, la ventana se rompió. Los vidrios salieron volando por toda la habitación, uno se clavó en la pierna de Sam, haciéndola gritar y dejar de intentar abrir la puerta.

—¡Mi pierna! ¡Estoy herida!— gritó la chica, pequeñas risas provenientes de la ventana se hicieron presentes. —¿Qué?—

—¿Qué está pasando? ¿Sam, estás bien? ¡Sam!— Greg no tenía respuesta, la chica veía fijamente la ventana, aquellas risas se duplicaban, hasta que un pequeño muñeco de nieve de tan solo un metro de altura entró a la habitación, parecido a los yetis, pero sin los picos negros.

—¿Qué es esto?— preguntó la chica, al verla el muñeco se volvió nieve, dejando una pequeña montaña de nieve frente a ella. Otro entró, y otro y otro y otro, cada uno repitiendo la misma acción, la montaña de nieve se empezaba a expandir por toda la habitación. —Oh, no…— se levantó rápidamente y empezó a golpear la puerta. —¡Quieren enterrarme bajo la nieve!— le gritó la chica sin dejar de golpear la puerta, la nieve se expandía rápidamente ya tapaba sus pies hasta los talones.

—¡Resiste Sam! ¡Te sacaré de ahí!— gritó Greg del otro lado de la puerta, un yeti lo tomó del pie y como si de un muñeco de trapo se tratara, lo arrojó a las escaleras. Podrick y Matías seguían peleando sin detenerse, ayudándose mutuamente.

—Son demasiados, no creo que podamos…— dijo Podrick al ver como más bolas de nieve entraban por las ventanas.

—Moriré con honor, protegiendo a mi reino. Por Arendelle.— dijo Matías mirando como las bolas de nieve se transformaban en yetis.

—Por Arendelle.— correspondió Podrick.

[…]

—Sara…— suplicó Elsa nuevamente, la chica solo elevó el hacha dispuesta a matar a su hermana.

—No es justo… Nada de esto lo es. No quería hacer esto, pero me has obligado…— justo antes de matar a Elsa, un mueble le cayó encima, Anna lo había empujado haciendo que Sara quedará en el piso con el mueble encima.

—¡Corre!— le gritó Anna a su hermana, la cual con un gran salto salió de la habitación, juntas corrieron. —¡No servirá de nada correr! ¿Qué haremos?— preguntó Anna sin dejar de correr.

—No quiere hablar, pero tiene que escucharme, tengo que hablar con ella.— una gran explosión de hielo hizo caer a las chicas al suelo, giraron a ver aquella explosión era fuego azul el que rodeaba el área de la casa abandonada, Sara salió corriendo de esa explosión, dirigiéndose a las chicas.

—Está loca…— dijo Anna al ver tal acto.

—No, no lo está, solo está molesta, triste. Tenemos que ayudarla.— le dijo su hermana.

—Pero… Quiere matarnos, mira todo lo que está haciendo.— dijo Anna señalando como cada casa y establecimiento estaba siendo cubierto por una capa de hielo.