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Frío, mandón, altanero, orgulloso y calculador. Así se describía a Do Kyungsoo en el mundo empresarial. Vanidoso y hermoso. Algunos decían que el chico poseía dos caras por el simple hecho de observar su comportamiento en los negocios y como cambiaba con la familia. Las cosas salían bien, la vida era buena. Tenía todo lo que quería. Do Kyungsoo era uno de los omegas más envidiados de todo Corea pero ¿De qué servía? Estaba tan frustrado. Pensó en llamar a Baek para que le deje los niños y llevarlos a jugar, sus sobrinos siempre le sacan una sonrisa. No era justo, había construido un imperio y no iba a permitir que cualquier sentimiento imbécil lo controle. Él era el rey, señor de su reino. Alzó la vista orgulloso, imponente, demandante. Sonrió ampliamente y reviso sus acciones en la bolsa, subiendo como siempre.

-Joven Do, lo buscan al teléfono - comunico una voz sería y plana, su nuevo secretario. Su voz le pone los pelos de punta. El chico se asomó por la puerta de su oficina.

Kim Jongin, un alma pura sangre, hermano de su mejor amigo y el tipo más transparente que habla conocido jamás. Cabello castaño y piel morena, le recordaba a Taehyung. Hace pocos días había puesto a trabajar al tipo, nunca se habian cruzado antes fuera del trabajo porque jamás se dio la ocasión hasta el fin de semana. Se iba a celebrar el cumpleaños número tres de los mellizos, sus hermosos sobrinos

-¿Quién es?-preguntó con cansancio, sentía el cuerpo tenso. Tal vez necesitaba un buen masaje en el spa.

-Proveedor.

-Pasa todo para mañana-dijo sin mirarlo,-Necesito un respiro,

-Debería tomarse el día -opina el moreno.

-No puedo hacer tal cosa, seguiré desde casa -lo cortó. -Ahora ve a trabajar que para eso te contraté. Dile a WooYoung que se ocupe del resto -kin asintió y salió de su oficina dejándolo solo. Jongin lo alteraba y le daba paz al mismo tiempo, el tipo era atemorizante pero sentía que mientras lo tuviera revoloteando al rededor estaría bien. Tomo su cabeza en manos y cerró los ojos, tal vez debería contratar a alguien pero no podía permitir que alguien más tomara las decisiones importantes. Tal vez debería hacerle caso al alfa, había estado revisando contratos e inversiones toda la mañana.

-Kim - le habló por el comunicador. --Pide un turno para el estilista.

-Muy bien, joven Do -contestó neutral.

¿Cómo alguien podría ser tan inexpresivo? Digo, él tenía dos extremos, o era un sol con su familia y amigos o borde en el mundo laboral, porque !Vamos! Uno no llega a la cima siendo amable y simpático con la competencia, no le ofreces ayuda a los que compiten contigo. En fin, Kim era demasiado neutral, lo había visto. Siempre se mantenía al margen aunque lo tratara para la mierda.
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Jongin no se consideraba un alfa hormonal pero ahí estaba él, deleitándose con la vista. El precioso Omega estaba de pie hablando por su celular a unos metros. Su cabello negro enmarca su rostro, sus hombros son anchos a comparación de su pequeña cintura que se enmarca con la ajustada camisa blanca y para empeorar la situación, el pantalón de vestir se enmarca a su respingado culo y musculosas piernas. Jongin mordió su labio inferior. La camisa que llevaba aquel Omega tenía dos botones desprendidos dejando a la vista su clavícula, ansiaba tanto besar y morder esa zona. Deseaba tanto esconder su cara en el cuello del chico, cuando lo había entrevistado se había percatado de su olor. Vainilla. Delicioso. Su alfa gruñía necesitado que lo empotrara sobre el maldito escritorio

-Apestas a excitación -se burló Wooyoung, su compañero. -Lo notara - dijo mirando al Omega a la distancia. -Deberías invitarlo a salir.

-¿invitar a salir a mi jefe? ¿Estás loco? ¿Las neuronas no te conectan bien o qué?

Mi jefe omega  🐺  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora