Al entrar al coche mis padres estaban muy nerviosos.
Papá empezó a conducir hasta llegar a casa. Mi madre se bajó corriendo del coche y llamó al timbre del vecino. El corrió tras ella.
Yo seguia en el coche porque mi padre me obligó. Me encantaria estar delante de ese imbecil y...
-¡CABRÓN! DEVUELVEME A MI HIJA O LO LAMENTARAS! Gritó mi padre.
-¿Su hija? ¿Ha pasado algo? Dijo muy tranquilo.
-Ha desaparecido. ¿No sabes nada? Preguntó mi madre.
-No, no tenia ni idea, lo siento mucho. Estoy aquí para lo que quieran.
-Muchas gracias. Dijo mi madre.
Mis padres se giraron y vinieron hacia mi.
Saimon pudo ver que estaba dentro del coche. Me miró siniestramente y cerró la puerta de un portazo.
Bueno, cuando mañana vaya el policia a su casa, encontrarán a mi hermana y encerraran a ese cabrón en la carcel, como se merece. O eso espero...
Entramos los tres a casa y cerramos bien la puerta.
Subí las escaleras de dos en dos y me fijé en las ventanas de la casa de enfrente. Seguian tapadas, como la última vez que miré.
Es obvio que tenia algo que ocultar, y por eso tapaba las ventanas con algo oscuro. Bajé las escaleras corriendo y me fuí con mis padres.
Fueron pasando las horas, y lo único que haciamos los tres era dar vueltas de un lado a otro por el salón.
Todos nos acostamos sin cenar ya que ninguno tenia apetito.
Me lavé los dientes, me puse el pijama y me metí en la cama. Las sábanas estaban congeladas, como de costumbre.
Dicen que se tarda unos 25 minutos en dormirse. Bien, pues pasaron tres puñeteras horas y nada. Lo único que hacia era dar vueltas a la cama y pensar en Ana. La casa estaba muy vacia sin esa pequeñaja.
Se que este capítulo es muy corto, pero no me quedaba imaginación :c
El siguiente será mejor.
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