The beast and HoSeok [Vhope Omegaverse]

13🌞

TaeHyung observaba espectante los ojos de su pareja buscando algo que le brindara tranquilidad.
Pero por algún motivo no lograba tranquilizarse, ni tampoco su lobo lo conseguía.

HoSeok continuaba sentado en la cama observando como su esposo se había levantado del lugar donde había estado recostado minutos antes.
Las tazas de café humeante aún estaban en la mesa de noche.

- TaeHyungie ¿Podrías sentarte? - preguntó el joven de cabellos negros con mirada suplicante.

- No me siento bien HoSeokie - respondió casi con dolor realizando una mueca con su rostro - hay algo que está molestando a mí lobo - acotó demostrando dolor y separándose un poco más.

- Lo sé - la voz del Omega sonaba apagada y con tristeza - mí lobo también se encuentra inquieto y es por la llamada de hoy - añadió parándose para acercarse a su esposo y observarlo directamente a los ojos.

- ¿Llamada? - indagó el Alfa confundido - ¿Cuál llamada? - volvió a preguntar sin apartarse de la mirada de su esposo.

- Sí, está mañana recibí una llamada de Kookie - habló el joven con tranquilidad recordando la llamada con su amigo - nuestro Alfa amigo - continuó esbozando una sonrisa.

TaeHyung apartó la mirada casi al instante al notar la sonrisa llena de alegría que esbozaba su Omega.
Su lobo estaba repleto de ira y solo buscaba el salir del lugar y ya no continuar aquella conversación.
Odiaba ser un Alfa posesivo y celoso; era algo que detestaba desde que conoció por primera vez al Omega de cabellos negros, pero no podía evitarlo, era su instinto.

No le agradaba para nada el echo de que su pareja sonriera por otro Alfa, pero su lado humano sabía que eso común en su bello esposo, ya que era una persona súper alegre y muy amistosa con sus conocidos.
Tampoco le agradaba el echo de que otro Alfa tuviese amistad con su Omega. Principalmente “ese” Alfa.

Había conocido a aquel Alfa un tiempo después de haberse enamorado perdidamente de aquel bello y dulce Omega de ojos negros.
Debido a que ellos eran amigos cercanos desde hacía mucho tiempo atrás.
Pero a su lobo no le cayó nada en gracia el enterarse que aquel Alfa también sentía una gran atracción por aquel Omega, a pesar de saber que éste no le correspondería.

- Es tú amigo Alfa - respondió con desdén - no el mío - añadió secamente.

- TaeHyungie, sabes bien que él no es una amenaza para ti - contestó el de ojos negros analizando las palabras de su esposo - nunca lo fue ni lo será, siempre te ha respetado a ti y a mí - le recordó con una dulce voz.

- No puedo evitarlo - murmuró agachando su cabeza e intentado controlar su impulso animal - sabes cómo me siento acerca de la cercanía de ese Alfa contigo - soltó con pesar.

- ¿No confías en mí? - preguntó el joven apartándose rápidamente de enfrente de su esposo.

- Confío en ti Hobi - repuso el Alfa observando sorprendido el actuar de su pareja - es en él en quien no confío - afirmó con seguridad.

El joven sintió su pecho doler, era la primera vez que su esposo le demostraba ser tan celoso y posesivo en su relación.
Y aquello lo aterraba porque jamás lo había visto actuar de aquella manera, ya que siempre lo observaba sonreír al compartir junto a él, tiempo con el otro Alfa.

- Pero ¿Por qué no confías amor? - preguntó con tristeza.

- ¿Y lo preguntas? - contraatacó sin levantar la voz para no asustar a su pareja.

- ¿Esto es enserio? - repuso a la defensiva observando los cristalinos ojos de su esposo.

- Claro que es en serio Hobi - habló el Alfa acercándose un poco a su pareja - olvidas que ese Alfa estaba enamorado de ti - le recordó con cierta melancolía en su voz que provocó un escalofrío en el Omega - ¿Quién te asegura que el dejó de amarte? - preguntó con intención de acercarse.

Su intento de abrazar a su Omega y brindarle calidez y hallar paz en sus brazos fue frustrada por un sonoro ruido en la habitación.
Su mejilla ardía de una manera poco conocida y entonces de sus ojos escaparon unas lágrimas que resbalaron por sus mejillas.

Su Omega lo había golpeado.

Su lobo se sintió herido, no solo por el golpe proporcionado por su Omega sino por el echo de sentirse alejado del corazón de su pareja.
Podía sentir en su corazón y en su piel el dolor experimentado por ambos lobos; porque no solo sentía su propio dolor, si no que también sentía el dolor que invadía al lobo del Omega.

Ahnelaba sentir la calidez del abrazo de su pareja, pero en vez de eso limpió las lágrimas de sus mejillas y volteó hacia la puerta de la habitación.

Lo último que escuchó en la habitación fue la puerta cerrarse.
El sollozo se incrementó en su garganta y sus ojos se dirigieron a la palma de su mano, la cual momentos antes había impactado el rostro de su hermoso Alfa.

Recordó los ojos cristalinos de su esposo e inmediatamente se dirigió hacia la cama y se sentó en ella.
Las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos mientras recordaba la dolorosa escena anterior.
Jamás, durante los años que había conocido a su Alfa, había demostrado violencia hacia él y viceversa.

Los únicos golpes que había recibido de su Alfa era cuando ambos jugaban a realizarse cosquillas sobre el sillón de su hermoso hogar y el llegaba al punto de sentir que lloraría de tantas risas.

Abrió la puerta de su habitación y bajó las escaleras corriendo con desesperación buscando con la mirada a su esposo, para intentar  disculparse con el por haberlo lastimado, pero se encontró con el sentimiento de vacío en la sala.
En la cocina, dos cabelleras bellas lo recibieron con una gran y bella sonrisa.

Sus dos pequeños se encontraban tranquilamente comiendo sus respectivos tazones cargados con cereal y leche.

- Buenos días papá - la voz del pálido lo recibió con suavidad y cariño.

- Buenos días papi - el niño de tez morena lo saludaba guiando una cuchara repleta de cereal a su pequeña boca.

- Buenos días niños - saludó intentando disimular la tristeza que antes invadía su corazón - ¿Cómo subieron a los banquillos? - preguntó con curiosidad.

- Papá nos ayudó a subir - respondió el de cabello menta comiendo cereal - aunque estaba llorando y se sentía muy triste - añadió observando a su hermanito menor.

- ¿Papá se cayó de la cama? - preguntó el pequeño Namjoon observando a su padre.

- Caerse de la cama - susurró observando el suelo con timidez y tristeza - sí, mis niños, pero él no se lastimó mucho - les aseguró para que se quedarán más tranquilos.

Se acercó hasta los niños y depositó un suave beso en la frente de ambos pequeños.
Estar junto a ellos aplacaria el dolor que hasta ese momento había sentido su corazón.
Debía conseguir ahora más que nunca el perdón de su esposo.

Y acabar con aquel dolor de una vez por todas.