The beast and HoSeok [Vhope Omegaverse]

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HoSeok se sentía un poco confundido y sorprendido.

Era la tercera taza de café que compartía junto a su amigo Alfa. Y éste aún no le revelaba el verdadero motivo de su rápida y repentina visita.

La frase antes mencionada por el Alfa lo incomodaba aún más.

Él sabía que era feliz. Él se sentía feliz. Era feliz junto a TaeHyung; su Alfa; era feliz junto a sus pequeños y sobre todo era feliz con la vida que tenía.
No comprendía el porque su amigo le había realizado tal pregunta.

- HoSeok Hyung - la voz del Alfa lo devolvió a la realidad.

- ¿Sí? - respondió cayendo en cuenta de que se había quedado inmerso en sus pensamientos.

- Lamento si lo hice sentir incómodo - la mirada del menor se guió hacía las pequeñas tazas de café - no era esa mí intención - agregó levantando su vista hasta los ojos del Omega frente a él.

- Oh, no te preocupes Kookie - habló con dulzura HoSeok comprendiendo la mirada del Alfa - no me has incomodado, solo pensaba en mí Alfa y en cómo se siente - añadió con una sonrisa de esas que alegraban a más de uno.

Aquellas palabras por parte de HoSeok provocaron un cierto dolor en el corazón de JungKook. Él sabía que el Alfa, TaeHyung, era el destinado de su amigo, pero eso no evitaba que él continuara sintiéndose de aquella manera. Le molestaba y lo incomodaba, que frente a él lo llamara "mí Alfa".
HoSeok jamás había sido tan confiado a dirigirse hacía un Alfa de aquella manera y verlo comportarse de aquella manera lo incomodaba en demasía, a pesar de saber que su amigo estaba casado con aquel Alfa.

- Kookie - lo llamó el contrario al notar el disgusto en su rostro - por teléfono me dijiste que me contarías algo importante - le recordó enseñando sus hoyuelos - ¿Qué era? - preguntó con interés.

- Ah, eso - analizó el Alfa, admirando el rostro de su amigo - no era algo tan importante, solo lo dije para saber qué tan curioso estabas para que viniera a verte - mintió el menor sonriendole.

HoSeok lo observó un poco dudoso, aunque prefirió no molestarlo con preguntas que quizás su amigo Alfa no quisiera responder. Se levantó de su lugar y acomodando mejor las tazas sobre la bandeja las llevó hasta la cocina para lavarlas, mientras pensaba en su Alfa. Extrañaba la presencia de TaeHyung en la casa y se sentía mal por haberlo golpeado en la mañana.
No le importaría cómo, debía de obtener el perdón de su esposo. No podía permitir que una pequeña e insignificante discusión arruinaran lo más hermoso que tenían.

JungKook continuaba sentado en su lugar debatiendose mentalmente entre contarle a su amigo sobre su pareja destinada u ocultarselo aún más tiempo.
Sin importar los años que habían pasado el sentimiento por aquel Omega no habían cambiado ni desaparecido, como se había intentado convencer durante todo aquel tiempo que permanecieron separados.
HoSeok había sido el primer Omega que conoció y también el primer Omega con el que había compartido sus más profundos anhelos, secretos, sonrisas, llantos y mucho más importante sus primeros sentimientos de amor. Aunque no había sido correspondido por el mismo.

Su madre había sido la primera en intentar convencerlo en que aquello que él sentía por el Omega no era más que un apego y que con el pasar del tiempo se le pasaría y luego quedaría en el olvido una vez que conociera a su pareja destinada. Pero eso no era cierto; a pesar de todos aquellos años en los que HoSeok había permanecido cautivo en el castillo de la familia Kim, sus sentimientos no habían cambiado para nada, al contrario se habían vuelto más fuertes y convincentes. Con el pasar de cada año y al verse cada vez más separado de aquel Omega su sentimiento hacia éste, se volvía aún más grande.
Y es que para JungKook no existía en aquel pueblo alguien similar a HoSeok o siquiera mejor que él.

Aunque al verlo regresar al pueblo luego de tanto tiempo y acompañado de dos pequeños cachorros y un marido, que era nada más y nada menos el mismísimo hijo de la Reina Kim, su corazón debía de haberse roto, pero no fue así. Su corazón latía acelerado por la noticia y sus ojos habían tomado el brillo que parecían haber perdido el día en el que aquel Omega creyó que sacrificarse por su libertad era una buena idea.
Y quizás tal vez por aquella noticia también fue que decidió que era tiempo de encontrar su pareja destinada, aunque sus esperanzas y anhelos siempre recaian en el mismo Omega.

Jung HoSeok.

HoSeok se acercó a la sala con su delantal de cocina, el cual se colocaba antes de lavar los trastes que se ensuciaban en su hogar. Lentamente iba desatando el nudo mientras observaba con una sonrisa el semblante del Alfa sentado en su sala. Aquel menor era realmente un misterio para él.

- ¿Quieres ir a recorrer el pueblo conmigo? - preguntó esbozando una sonrisa - como cuando éramos pequeños - añadió iluminando sus ojos con aquel brillo especial de felicidad por los viejos recuerdos.

- ¿Está seguro Hyung? - preguntó levantándose de su lugar de un salto, como si le hubiesen dicho que había ganado un premio.

- Claro que sí - afirmó el Omega con alegría - de esa manera también compraré algunos insumos para el hogar y le compraré a TaeHyung su ramo de flores favorito - añadió sin medir lo que sus palabras ocasionaban en el menor.

- Oh, ya veo - habló casi inaudible para que su mayor no notará su tristeza - ¿No le preocupa que la gente del pueblo malinterprete el vernos recorrer el pueblo? - preguntó un poco dudoso de escuchar la respuesta del Omega.

HoSeok pensó un momento antes de responder la pregunta del Alfa; quizás la gente del pueblo si podrían sacar conclusiones acerca de porque la pareja de TaeHyung paseaba por el pueblo con otro Alfa, pero también era sabido que a él no le importaba ni le afectaba ya que sabía a quién amaba y con quién estaba casado.

- Claro que no - aseguró colocándose su tapado y tomando las llaves de la casa - además no tendrían de que hablar, ya todos en el pueblo saben que tú y yo somos amigos, Kookie - afirmó luego, para abrir la puerta e invitarlo a salir de la casa junto a él.

Aquellas palabras resonaron en la mente del Alfa como si fueran una daga clavándose en su corazón.

“Tú y yo somos amigos”